Haz click aquí para copiar la URL
Chile Chile · Santiago
Críticas de wambo
<< 1 2 3 4 5 >>
Críticas 23
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
El Mundial olvidado
Documental
Italia2011
--
Documental
6
7 de julio de 2015
Sé el primero en valorar esta crítica
1942, plena guerra mundial. Correspondía a disputarse el torneo de la Copa Mundial de fútbol. Por motivos obvios de una guerra, los ánimos no eran los mejores en Europa. Llevar a cabo la tradición futbolística era un imposible.

Al otro lado del atlántico, en las entrañas mismas de la Patagonia argentina, un excéntrico filántropo conocido como el conde Otz quiso patrocinar el torneo; su anhelo era importarlo a esas recónditas latitudes libres de enfrentamientos bélicos. Olvidada de Dios y ajena al mundo. Estaba dicho: el mundial se realizaría en la Patagonia. Y sería histórico. El problema ahora sería conseguir equipos que quisieran participar. El conde envió invitaciones a diversas federaciones deportivas. Finalmente los concursantes fueron: España, Escocia, Inglaterra, Italia, Polonia, Brasil, el equipo de la Patagonia, el de la Alemania nazi y el equipo mapuche.

Y como si a semejante excentricidad de rivales fuera poco, uno de los árbitros era nada menos que un descendiente directo del forajido gringo Butch Cassidy, colega de pillerías de Sundance Kid, quienes efectivamente llegaron a la Argentina escapando de la justicia del Lejano Oeste.

La película busca dilucidar quién fue el ganador de dicho mitológico torneo en donde nazis y mapuches se vieron las caras en la final. Final que quedó hundida en el enigma luego de que fuertes lluvias provocaran un aluvión de magnitudes.

Tras excavaciones en la Patagonia por motivos paleontológicos se da por casualidad con el cuerpo del único camarógrafo del torneo, y lo que es aún más impresionante: entre la tierra y los blancos huesos del difunto se halla su cámara, única testigo fidedigna que podría de una vez por todas dilucidar el misterio y coronar al equipo ganador que ya no existe.

Esta ucronía llena de aliños tanto exquisitos como absurdos y bizarros, está inspirada en el cuento “El hijo de Butch Cassidy” del escritor argentino Osvaldo Soriano. Demás está decir que se trata de ficción. Pero de la ficción más delicada y bien pensada que a veces -y solo a veces- te hace creer que es totalmente cierto lo que se cuenta.

Lo loable de este falso documental es la magia impregnada en el relato. Realismo mágico proyectado, con personificaciones interesantes y en donde las mentiras se hacen verdaderas.

*Extraído de Wambollywood.com
wambo
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
General Idi Amin Dada
Documental
Francia1974
6,8
405
Documental, Intervenciones de: Idi Amin
8
20 de junio de 2015
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
La vida de Idi Amin Dada está llena de contradicciones. A simple vista pareciera ser un simpático, acogedor y entusiasta ugandés de tórax ancho, risa fácil y lleno de ternura que muestra su país en una lancha mientras saluda con la mano -casi como un niño- a los elefantes que van apareciendo. O como un líder humilde y cercano a su gente; que baila danzas tradicionales o que toca el acordeón en los eventos sociales. Pero pasando un poco de tiempo con él, se va revelando casi de manera automática quién es de realidad.

Este genial documental pretende exponer la demencia del dictador africano y lo hace de una manera brillante: bajo el amparo y aprobación del propio Amin, el film va registrando sus quehaceres y declaraciones. Porque no hay nada más seductor para un egolatra que ser el protagonista indiscutido de su propia historia; y es de esto precisamente que se aferra Barbet Schroeder al momento de buscar una forma que le permita ahondar sin inconvenientes en la mentalidad enfermiza de Idi Amin. El resultado es un autorretrato demoledor que deja en evidencia su desequilibrio emocional y megalomanía exacerbada, sin que éste se percate -al estar cegado por su vanidad- de las verdaderas intenciones del realizador francés.

Una cosa pintoresca digna de comentarse es que fue Amin quien musicaliza la película. Así puede verse, escucharse y leerse en los créditos iniciales. Sencillamente notable.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
wambo
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
8
19 de junio de 2015
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Manila, capital de Filipinas. País que obtuvo dos veces su independencia. Primero de la Corona española y luego de los gringos, es en donde se desarrolla la historia. Un lugar interesante, sin duda, no solo por lo lejano que nos resulta este archipiélago asiático, si no además por todos los vestigios de la ocupación española: desde palabras en español, nombres completamente hispanos, el fervor religioso por el cual son mundialmente conocidos en Semana Santa y una que otra referencia a la cultura española tal como si se tratara de un eco que aún hoy retumba en Filipinas. Es por eso que no es de extrañarse que el protagonista de esta historia lleve como nombre Óscar Ramírez.

La historia es la siguiente: Óscar Ramírez, un campesino pobre junto junto a su familia emprenden un viaje a Manila. ¿El objetivo? Una nueva vida en donde tengan una situación digna para vivir. Un futuro mejor. La oportunidad de salir adelante. Pero Manila no era la maravilla que esperaban. Porque a la capital de Filipinas la honestidad no le viene. El aire que se respira está impregnado de corrupción y desconfianza permanente. En donde el más fuerte sobrevive. Un aire pesimista. Porque eso es Manila: un lugar lúgubre y hostil.

Tras una serie de intentos y engaños, Óscar conseguirá trabajo como guardia en una empresa de transporte de valores. Sin sospecharlo, se adentrará en una historia ajena, que no le pertenece ni quiere ser parte de ella. Y es precisamente desde aquí el punto de inflexión de la película. Porque desde aquí Metro Manila adopta otro aire. Deja la denuncia en segundo plano para adentrarse en un thriller de joyería. Estamos frente a un drama en su máximo estado de pureza. Porque Metro Manila es drama. Drama y una historia esterotípica de la explotación que viven miles de filipinos.

Al principio la película se impone como una denuncia social pero que con el transcurso de los acontecimientos va decantando en un thriller de aquellos. Infatigable y tenso como una cuerda de acero. Metro Manila toma un elemento de por sí brillante de la tragedia griega para construir esta hitoria: la fatalidad del destino. Propongo verlo así. Como una tragedia de la que difícilmente el héroe podrá salir airoso. Manila lo recibe con cierta predestinación y malicia. El problema es que él, en su ingenuidad e inocencia, no lo sospecha. Y de aquí se desprende otro elemento genial que viene a equilibrar la balanza: la resiliencia del protagonista a no aceptar su destino. A lograr imponerse ante la adversidad más sentenciada. Esta loable capacidad de sobreponerse ante esta Manila podrida una y otra vez.

Pero basta de hablar. Se trata de ese tipo de obras escasas hoy en día en donde la narración muta de un momento a otro de manera muy original, con una fotografía bellísima en donde consigue exponer una historia como si se tratase de dos películas en una. Y aún más de destacar: el final es sencillamente perfecto. De esos que consigue erizar hasta el último de los vellos del cuerpo. Lo conseguido por Sean Ellis es brillante y es por eso que aturde un poco que Metro Manila haya pasado tan desapercibida luego de su exitoso paso por el Festival de Cine Independiente Sundance (donde ganó el premio público). Queda muy recomendada.

Extraído de Wambollywood.com
wambo
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
7
31 de mayo de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
No es sorpresa para nadie que dentro del cine coreano destaquen las películas de suspenso. Porque ejemplos de buenas realizaciones hay muchos: ya sea The yellow sea, I saw the devil, Oldboy, The chaser, A bittersweet life, Memorias de un asesino, o El hombre sin pasado; los thrillers made in korea parecieran ser hoy prácticamente infalibles. Y la verdad es que hasta el momento no me he llevado ninguna decepción. Cada película que veo me convence más de cuando afirmo que la industria de este país asiático es de las más prometedoras hoy por hoy.

Tenía pendiente Poongsan que por motivos de tiempo no la había podido ver. Nuevamente me encuentro con una historia genial y novedosa, con un ritmo infatigable, con intriga que no se desmorona al poco andar; y ese tratamiento de la venganza muy a la asiática: fría, sanguinaria, silenciosa. Infatigable. Sin tregua. En donde no existe el perdón.


La historia cuenta lo permeable que son las dos Coreas. Un enigmático sujeto que jamás habla y del que nada se sabe (solo que fuma cigarrillos “Poongsan”) puede entrar y salir sin mayores inconvenientes de ambas Coreas. Sus servicios: entrar y sacar cosas. Pero cuando a éste le encomiendan la extracción de una mujer de Corea del Norte hacia Seúl, su vida cambiará para siempre.


Esta película brillantemente escrita y producida por el gran Kim Ki-Duk, posee un trabajo psicológico notable: un thriller que utiliza ciertos conceptos afectivos para consolidar una catástrofe de proporciones. Vamos por parte: tenemos a nuestro protagonista Poongsan quien secuestra a la joven norcoreana In-Oak por petición de su marido. Aquí la primera dinamita: la joven no tarda en enamorarse de su secuestrador. Se establece entre ambos lo que se conoce como el Síndrome de Estocolmo. Es decir, un fuerte vínculo afectivo enfermizo entre secuestrador y secuestrado. Luego tenemos la celopatía del marido al enterarse de que Poongsan tuvo que cruzar junto a su mujer desnudos por un río y prácticarle respiración boca a boca para que no muriera. Si a ello le sumamos que el marido es un desertor de Corea del Norte que vive en la más absoluta paranoia, ya tenemos tres elementos cada uno de por sí intensos como para hacer estallar una buena película hasta el final. Pero hay más: Los servicios de inteligencia de ambas Coreas entran a jugar un rol muy importante y que en definitiva enredan todo bajo una atmósfera de desconfianza y superioridad. ¿Eres del Norte o eres del Sur? Una pregunta que se formula constantemente. Dos realidades que fingen ser distintas pero que en lo más profundo de sus instintos, terminan a la larga por ser igual de sanguinarias.


Y bajo esa gran duda, de si Poongsan es un agente, un desertor; del Norte o del Sur, la trama va adoptando matices interesantes principalmente en cómo se muestran ambas partes. Llama la atención -y ahí lo interesante- el cómo la historia de Kim Ki-Duk, trabaja la mentalidad de norcorea sin caer en lo fácil y propagandístico (que sería tratarlos como esclavos del Amado Líder), si no que los trata con cierto respeto. Como un rival a la par y al que hay que vigilar. Tanto así que en un momento, uno de los personajes plantea que se vive mejor en la región del Norte. Muy recomendada.

Extraída de wambollywood.com
wambo
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
10
26 de febrero de 2015
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Así es: Lee Marvin junto al gran Toshiro Mifune protagonizan este thriller psicológico ambientado en una isla desierta en el océano Pacífico durante el ocaso de la Segunda Guerra Mundial. La película de John Boorman funciona muy bien a lo largo de prácticamente toda la historia; con una tensión que no afloja. Las actuaciones de Marvin y Mifune convencen, además de contar con una locación paradisíaca -la isla de Palau- que emula ser el mismo infierno con toda la belleza natural que por las circunstancias pasa desapercibida.

El gringo y el japonés, una exquisita dualidad

Por un lado tenemos a Lee Marvin quien encarna a un gringo de lo más canalla, poco habilidoso, bastante inútil pero muy astuto. Y por el otro, a Toshiro Mifune que es la perfecta caricatura del virtuosismo japonés: meticulosidad, perfeccionísmo, ingenio y técnica. Tanto el gringo como el japonés encuentran en una isla completamente desierta -si no fuera por el otro- en las entrañas mismas del océano Pacífico. Si bien no se explica cómo terminaron allí, poco importa. Allí están e inmediatamente surge la pregunta: ¿podrán convivir o estarán destinados a continuar la guerra que los dejó en esa situación?

Lee Marvin lo hace genial. No hay mucho que decir. Y respecto a Mifune debo destacar que estamos frente a un actor de categoría. Completamente a la par con Lee Marvin. No estamos en lo absoluto frente a un Mifune diferente del que estamos acostumbrados a ver en las películas de Kurosawa. Sigue siendo el mismo engreído, taciturno y posero de siempre pero esta vez no luciendo katanas ni personificando samurais. Se trata de una nueva faceta de Mifune como actor de Hollywood (en concreto su segunda película en la industria) que no flaquea precisamente porque se le abordó con tacto; el acierto aquí está en que no se le impone hablar en inglés por lo que no pierde su impronta. Así que Mifune sigue siendo el mismo gritón descompensado de siempre y eso se agradece.

Una historia de límites y lenguaje

Un concepto interesante y que se mancilla durante toda la historia es el espacial. Limites y barreras. Límites como la posesión de ciertas partes de la isla; barreras, como la incomunicación propia de lenguajes ajenos que no se entienden. Limites que provocan conflicto. Conflictos que se traducen en hurtos y persecuciones. Barreras que impiden conocerse. Límites que contienen soledad y desesperación.

De alguna manera tanto el gringo como el japonés lo único que verdaderamente anhelan es combatir la soledad con un poco de humanidad. Por más guerra que se curse en el mundo, ambos se necesitan. Se buscan para evitar la demencia. Y lo hacen más que como militares como niños que juegan a ser militares. Cada uno con su refugio, con sus trampas y armamento hecho con una que otra ramita del lugar. Cada combatiente con su respectiva casa club. Con tácticas llenas de astucia y precariedad.

Lo que hace brillante a esta película es el tratamiento que se le da al lenguaje. Dos actores. nada más. Y cada uno con su idioma. Surgen por lo mismo monólogos que aspiran a ser diálogos. No hay entendimiento. De nada sirve hablar. Y aquí lo genial: crea una doble complicidad con el espectador. El espectador pasa constantemente a situarse en la desesperación de cada uno. La frustración se manifiesta por la falta de entendimiento entre ellos, y el espectador todo lo entiende. Y lo disfruta desde la distancia. Omnisciencia en su máximo estado de pureza.

La temporalidad también es tratada con genialidad. ¿Qué tanto avanza el tiempo en situaciones como esa? La noción se pierde, sin duda. Ya no se trata de segundos, minutos y horas. Tienes todo el tiempo del mundo pero retrocediendo en una mortal cuenta regresiva: El agua escasea, los alimentos también. ¿Y qué hace John Boorman para reflejar esa idea y a la vez darnos temporalidad a nosotros, los espectadores? ¿Cómo sabremos cuánto tiempo llevan? Simple: por sus barbas. Así, con este elemento tan natural no solo nos indica el paso de los meses sino además refleja la fatiga y en definitiva los estragos de encontrarse en una situación así. Más claro imposible: los personajes van madurando con la historia.

Lo único malo de Infierno en el Pacífico es el final porque da la impresión de que se quedaron sin plata o que una irremediable lucha de egos fue la causante de tal atrocidad. Pero nada de eso. Nuevamente los productores -como en tantas otras ocasiones- fueron los culpables. El final no les gustó y optaron por poner una escena sin actores de la película cómica The party, protagonizada por Peter Sellers. Así de burdo. ¿Cómo lo ven? En todo caso en internet se puede encontrar el final alternativo, pero que termina por ser un remedio peor que la enfermedad ya que la enfermedad en este caso resulta hilarante únicamente como consecuencia de dejar una evidente sensación de estupefacción que te deja incapaz de reaccionar. Pese a que lo anterior podría parecer sentencioso, no es así: estamos frente a un tremendo peliculón digno de ser visto, re-visto y recomendado.
wambo
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
<< 1 2 3 4 5 >>
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow