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Críticas de REXMUNDI
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Críticas 58
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
7
21 de julio de 2010
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las pequeñas filmografías, cines periféricos o industrias alternativas, como queramos llamarlas, suelen deparar joyas cada x tiempo y alguna figura reconocible. Tras el telón de acero, muchos paises emergieron desde los noventa con una personalidad nacional que en época comunista no era tan evidente, posibilitando la diferenciación entre cines polacos, hungaros, checos, etc... Quizás con el denominador común de la revisión crítica de guerras, deportaciones, depuraciones, dictaduras y deshielos.

El caso de Kolya encaja perfectamente en esto último, pero sin dejar de ser en cada plano un claro exponente de la cultura checa, de tanta personalidad y para muchos desconocida. El resultado es una de esas pequeñas joyas que se pasean por festivales o, como en este caso, logran un oscar que suena como modo de atención de lo que se crea en otros paises. La cinta está bien rodada, con unos actores, en especial el protagonista padre a su vez del director, que funcionan con nitidez. Incluso el niño ruso tiene la mirada perfecta de la escuela de los Pablito Calvo del mundo. No se puede decir que Kolya sea una obra maestra, pero sí que está bien realizada, que su historia nos engancha y nos enternece sirviendo a su vez para observar el transfondo político de una transición con final feliz. Una película hecha desde dentro, sin necesidad de recurrir a retoricas made in hollywood.

Como queda dicho, el cine checo no es sólo Forman, ni el polaco Polanski o Kieslowski, ni el español, supongo, sólo Almodovar o Buñuel. Lástima que esas otras fuentes emanen con cuentagotas por nuestras carteleras.
REXMUNDI
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9
16 de julio de 2010
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sea por casualidad, sea por destino, el caso es que Lean se encontró rodando una película en Ceilán de varios millones de dólares de presupuesto. Y con ella comienza su etapa más conocida como director con los Lawrence, Zivagos, etc... Y está claro que si el realizador inglés hubiera muerto un año antes, ya tendríamos argumentos para encumbrarle como a un grande del cine. Pero la realidad es que es a partir de este oscarizado título cuando a David Lean le van a surgir fans hasta debajo de las piedras, y no sin razón.

Más allá de la supuesta xenofobia británica o de la revancha postbélica de cambiar la historia, estamos ante una gran obra y una gran historia. No sólo por los espectaculares escenarios naturales o por levantar un auténtico puente en el tercer mundo. El puente que verdaderamente nos interesa de Lean es el que nos conduce al carácter de sus personajes gigantescos. William Holden hace una de sus mejores construcciones de personalidad, pero queda en poco si la comparamos con la magistral actuación de Guinness como caballero inglés aburrido y victoriano de firmes convicciones. Jack Hawkins destila determinación y Hayakawa es inquebrantable. El dilatado metraje sucede sin darnos cuenta y la música la silbamos horas después de terminar de verla.

No veo militarismo, más bien todo lo contrario. Los oficiales de uno y otro bando están verdaderamente locos y resultan inhumanos, dando la posibilidad al espectador avispado de darse cuenta de la estulticia del ejército. Serán los civiles como el enfermero o el falso comandante americano los que mantendrán la coherencia.

En resumen, una gran película que muchos futuros directores vieron en su niñez, y que dará lugar a la concepción de muchas grandes superproducciones de los setenta y ochenta. Ya sólo por eso, gracias David Lean
REXMUNDI
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8
15 de julio de 2010
16 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras dos adaptaciones consecutivas de Dickens el público ya sabía que este director inglés era capaz de hacerles viajar en la butaca, prolegómeno de sus posteriores grandes historias. Pero Lean comenzó su carrera de la mano de otras historias, más pequeñas y anónimas de Noel Coward. Con Amigos Apasionados parece volver a ese cine intimista de por ejemplo La vida Manda. Pero en este caso continúa la senda exitosa de Breve Encuentro, huyendo en cierto modo del conservadurismo en la pantalla. Así nos encontramos con una nueva radiografía de las infidelidades dentro del ferreo matrimonio victoriano.

Si bien es verdad que esta película no es ni tan conocida ni tan valorada como Breve Encuentro, a mí al menos me resulta más interesante. En ambos títulos se nota el paso del tiempo en cuanto a la concepción diferente que hoy en día tenemos del matrimonio y del amor. Ambos pueden ser compatibles y el primero ha dejado ya hoy de ser tanto una posición social, una institución fría. Pero si al público de la época le perturbaba el hecho en sí, el quebranto de dicha institución que no obstante nunca llega a ser total, a nosotros nos estimula más el modo de contarlo.

Lean se basa de métodos hitchconianos para desarrollar la intriga por ser descubierto, generando suspense en algunas de las mejores escenas de toda su filmografía. La utilización magistral del plano inserto, de la ambientación en la puesta en escena, del montaje y de la información controlada por el espectador antes que por los protagonistas, consiguen generar en el espectador un interés continuado por una historia que hoy por hoy, no nos sorprendería tanto. Queda claro que Lean había visto Encadenados, de su compatriota Alfred, y que las consecuencias narrativas aparecerán en otros títulos de su futuro cine, pero sobre todo en este.

Por lo demás, no se huye de la grandilocuencia, marchando a rodar en los mismos Alpes si hace falta. El trío protagonista, como casi siempre en Lean, brilla. Sobre todo Ann Todd que se apodera de cada plano favorecida por el director, que no por nada tuvo un romance con la actriz durante el rodaje. Una pelicula que logra desconcertarnos y que, a pesar de ser una pequeña joya escondida, brilla más que muchos otros títulos de Lean, más laureados.
REXMUNDI
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9
10 de julio de 2010
16 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si el joven David Lean, el que colabora y adapta a Noel Coward, resulta gratificante, este Lean más independiente y algo más maduro que adapta en dos ocasiones a Dickens ya se convierte en un premio. Pasó en Cadenas Rotas (Grandes Esperanzas) y vuelve a suceder con su Twist.

Seguramente se trata del mejor Oliver Twist jamás realizado, más completo que el de Lloyd, más creible que el de Reed y lo siento por Polanski. Lees a Dickens en cada plano. La ambientación nuevamente es memorable y cautivadora, más si tenemos en cuenta los medios del cine inglés de posguerra. Los personajes son exactamente eso, dickensianos. Guinness está de record, Newton intranquiliza, al pequeño Oliver nos lo creemos desde el primer momento. La fotografía es espectral, casi alemana gracias a la no menos efectista iluminación. Los decorados acertadísimos, creadores de escuela y el montaje tiene el sello de uno de los grandes expertos en la materia, el propio director. La estética general en ocasiones recuerda a Murnau y en momentos a Eisenstein.

Pero más allá de este o aquel plano, de una cámara que hasta recibe puñetazos o de un travelling magistral, entre picados y contrapicados aparece una gran historia genialmente contada. Y ese es Dickens y ese es Lean. El director de las grandes historias, el escritor de las grandes novelas. Sólo nos queda lamentarnos de que David Lean no llevara al cine algún Dickens más. ¿Cómo habría sido su "Canción de Navidad", su "Tiempos difíciles", "David Copperfield" o "Historia de dos ciudades"? Por suerte, a este director le quedaban aún muchas grandes historias que contar.
REXMUNDI
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8
10 de julio de 2010
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
La crítica insiste en considerar a Breve Encuentro la primera obra maestra de David Lean. Yo no olvidaría la pequeña joya que es La vida Manda. Pero es en Cadenas Rotas donde por primera vez nos encontramos al David Lean de las grandes historias narrativas donde él se sentía más cómodo. No por casualidad era la primera película en la que se separaba de Noel Coward y sus relatos familiares y sociológicos, más intimistas. Y Lean escogió ni más ni menos que a Charles Dickens, genio de la gran narrativa inglesa. Supone el paso de un cine basado en el teatro a un cine más entroncado con la novela, y las posibilidades que ésta contiene.

En Cadenas Rotas encontramos por ello las grandilocuentes puestas en escena, vestuarios e iluminaciones sorprendentes, metrajes dilatados que más tarde serán parte de su sello. Y no como envoltorio hueco, caso de otros directores, sino como marco donde contemplar al ser humano y sus dudas y circunstancias. Colaboran para ello los "tipos" dickensianos que tan bien adapta con una dirección de actores coral que resulta efectiva, más allá de los problemas de edad de algunos interpretes. Mención aparte para la genial Jean Simmons, pero también Martita Hunt y otros secundarios. Y no falta el acertado estudio de la ambientación, a partir de esta película tan propio de Lean.

Tras ver Cadenas Rotas, he visto un Dickens, pero también tras ver Cadenas Rotas he visto a Lean.
REXMUNDI
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