Haz click aquí para copiar la URL
México México · Monterrey, Nuevo León
Críticas de Angel Sanabria
<< 1 2 3 4 10 11 >>
Críticas 52
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
9
24 de mayo de 2012
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta es una hermosa película por su valor artístico, pero sumamente desgarradora por la historia que nos cuenta.

Este drama está situado en la India en 1938, en los años previos a la insurrección de Gandhi para independizar la India. Chuyia es una niña de ocho años de edad, la cual es dada en matrimonio a un hombre casi anciano, éste al poco tiempo muere, pero Chuyia no queda libre, sino que es recluida en una casa para viudas, en donde deberá pasar el resto de su vida. Ahí viven otras mujeres, muchas de ellas ancianas, pero que han estado ahí desde niñas, cuando perdieron a sus maridos al igual que Chuyia, pues tal es el destino de las niñas viudas de la India. En ese lugar, Chuyia conoce a Kalyani, una hermosa joven, también recluida, quien se convierte en su mejor amiga, pero la cual verá desafiado su mundo cuando aparezca en su vida Narayan, un apuesto joven hindú, educado en el extranjero y, por lo mismo, con ideas más liberales. Ambos jóvenes se enamoran, Chuyia celebra que su amiga haya encontrado el amor, pero las dos enfrentarán una serie de obstáculos tanto dentro como fuera del asilo, pues se dan cuenta que en la sociedad machista en la que viven, las viudas no tienen derecho a la felicidad.

Esta gran película fue dirigida por Deepa Mehta, una artista india de gran sensibilidad, quien tiempo atrás salió de su país para radicar en Canadá. Este trabajo que nos presenta es excelente, pero no lo pudo completar sin encontrar algunos escollos en el camino, pues fue duramente atacada por grupos fundamentalistas de la India, quienes no querían que su obra saliera a la luz pública. Pero ella persistió y esculpió una maravillosa obra de arte, la cual es embellecida con una hermosa fotografía, bella música, buen vestuario y ambientación, y estupendas actuaciones, tanto de la niña revelación Sarala, de John Abraham, que hace un gran papel, y de la canadiense Lisa Ray, una de las actrices más hermosas del cine actual.

“Water”, cuyo título hace alusión al río Ganges, a orillas del cual se desarrolla esta historia, tiene además escenas muy conmovedoras y significativas, como la de una viuda anciana que con nostalgia recuerda de su niñez, no a su marido, sino un rico dulce que probó, pues fue el único destello de felicidad que tuvo en su vida. Y apoteósica es la escena en la que aparece el Mahatma Gandhi, hablando a las multitudes y alumbrándolas con su bondad, signo incomparable de esperanza, en una sociedad y en una coyuntura histórica que insistían en sepultar toda aspiración de vida. “Water” es, pues, como su río Ganges y como su Mahatma, un buen venero para abrevar de la esperanza.
Angel Sanabria
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
10
24 de mayo de 2012
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta es una película maravillosa, una joya del cine de todos los tiempos, un deleite para los sentidos. Es un hermoso musical que fue dirigido en 1971 por Norman Jewison, quien dos años después saltó a la fama con su “Jesucristo Superestrella”. La historia de “El violinista en el tejado” está ambientada en Ucrania, a principios del siglo XX, y gira en torno a una comunidad judía, la cual sufre la deportación por parte de los incipientes comunistas. En particular se centra en una familia pobre compuesta por los padres y tres hermosas hijas. Tevye, el padre, es un simpático lechero, el cual con la ayuda de una casamentera pretende casar con buenos partidos a sus hijas. Pero como suele suceder en los asuntos del corazón, las cosas no siempre salen como los padres quieren. En su obcecación, Tevye comete varias torpezas buscando a los candidatos para yernos, y en su frustración le reclama a Dios, aunque eso sí, al ritmo de una buena canción. Las hijas, por su parte, aunque están muy arraigadas a sus tradiciones, son una camada que pertenece a la nueva generación, así que ven un horizonte muy amplio en esto de conseguir marido, tan amplio que sin saberlo escogen proyectos de vida que trascenderán su tiempo, lugar y cultura.

“El violinista en el tejado” tiene momentos sublimes e inmortales de la cinematografía mundial. Topol, el actor que interpreta a Tevye, está maravilloso en su papel; todas las escenas en las que baila y canta son fenomenales, en especial con la canción: “Si yo fuera rico”; y es que Tevye es un ícono no sólo del cine, sino del arte en general, pues es un personaje que contagia con su entusiasmo y sobre todo porque celebra la vida al compás del violín, y ¡que violín…! Nada menos que el de Isaac Stern. También los cantos de las tres hijas y sus prometidos son muy buenos, así como los bailes de los cosacos, y… todo, la obra entera es una verdadera maravilla.

La cinta fue nominada a ocho premios Óscar, incluyendo mejor película, director y actor (éste para Topol), pero injustamente sólo ganó tres: fotografía, sonido y adaptación musical. Sin embargo, sí se llevó el Globo de Oro en la categoría principal. Pero quien guste este tipo de películas, al ver “El violinista en el tejado” se dará cuenta de que quien sale premiado con esta obra es realmente el espectador.
Angel Sanabria
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
7
22 de mayo de 2012
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película es una obra neta de Bernardo Bertolucci, porque él inventó la historia y luego, en 1992, la dirigió. No es uno de los grandes trabajos del veterano italiano, pero sí de los que han levantado gran interés; de hecho, Gordon McGill escribió una novela a partir de la película, un libro emocionante y bien escrito que ha alcanzado cierto éxito.

La historia comienza en la década de 1990, cuando dos monjes budistas tibetanos viajan a Estados Unidos en busca de la reencarnación de su maestro, el lama Dorje. Ellos creen que éste pudo haber renacido en un niño americano porque él vivió un tiempo en este país en donde se dedicó a propagar la doctrina budista. Después de ocho años dan con un niño de nombre Jesse, el cual parece reunir los primeros requisitos, pues nació en la misma fecha y hora en que el lama Dorje murió en el Tibet. El niño vive con sus padres, una pareja joven de confesión metodista; los monjes intentan convencerlos de que dejen viajar a su hijo al Tibet para que sea sometido a otras pruebas para comprobar si es o no la reencarnación de su maestro. En ese proceso regalan al niño un libro con la historia del príncipe Siddharta, el cual comienza a ser leído por el pequeño y sus padres. Con su lectura somos transportados 560 años antes de Cristo y conocemos quién fue ese personaje que ha pasado a ser conocido como Buda, que significa “el iluminado”. Después de las primeras lecturas, los padres, aunque no se han convencido de la doctrina budista, son persuadidos a permitir que su hijo viaje al Tibet y conozca otra cultura. Jesse viaja al Oriente acompañado de su padre y ahí continúa tanto la aventura del príncipe Siddharta, como las diversas pruebas que él tendrá que pasar para saber si es el lama reencarnado.

Considero que lo valioso de esta historia es darnos a conocer la vida de Siddharta Gautama (interpretado aquí atinadamente por el actor anglo-hawaiano Keanu Reeves), la cual está envuelta en la leyenda, porque los primeros relatos biográficos de “Buda” aparecieron varios siglos después de su muerte. Pero como toda leyenda, sin duda tiene un trasfondo real, al menos podemos suponer que Siddharta fue un hombre muy sabio y benévolo que se inmortalizó por haber hecho el bien a sus semejantes. Un hombre cuya vida trascendió su propia historia y hoy sigue iluminando aun a personas de otros credos, quienes reconocemos que los grandes maestros espirituales son la voz de una conciencia universal que llama a los hombres a rectificar sus caminos y a vivir conforme a los valores humanos más elevados.
Angel Sanabria
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
10
22 de mayo de 2012
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Tess” es una de las mejores obras de Roman Polanski, un profundo drama con tintes feministas que nos lleva a cuestionar los presupuestos machistas y clasistas sobre los que se asentaba la sociedad victoriana y que aún perviven hoy.

La historia se sitúa en Inglaterra en la década de 1880. Tess D’Urberville es una campesina hermosa y pobre, pero su padre ha descubierto que tienen noble abolengo y la envía en busca de sus parientes ricos para mejorar su situación. Pronto Tess descubre que el linaje y el dinero no es garantía de gente con valores morales, pues es víctima de malos tratos y desprecio, de parte de un hombre semental y de un estúpido caballero. Pero Tess cree en el amor, éste es su recurso de vida, el que le impulsa a caminar en medio de un mundo hostil. No importa cuánto le hayan hecho, ella se aferra al amor y, de ser posible, a recuperar al ser amado que se había perdido; pero ella es como una niña pura y ama con una ingenuidad que la llevará hasta extremos trágicos.

Está película es una maravilla, se basa en la novela “Tess of the D’Urberville” de Thomas Hardy. Polanski la rodó en Francia con un presupuesto de 12 millones de dólares, la producción más cara en ese país hasta entonces. Y es que tuvo que recrear en el territorio galo algunos parajes ingleses, como las ruinas de Stonehenge, para la escena final. La fotografía es muy hermosa, también la ambientación y el vestuario; pero, sin duda, la ovación se la merece Nastassja Kinski, la actriz alemana que entonces estaba en todo su esplendor e hizo un gran papel, como una bella flor que sintonizaba con el entorno campestre de la película, y quien por la misma razón hizo que su drama fuera más impactante, pues ¿quién no lamenta cuando una flor hermosa es maltratada?

“Tess” compitió en 1980 por los premios Óscar contra grandes películas: “Toro salvaje”, “El hombre elefante” y “Gente corriente”. No se llevó el premio principal, pero sí ganó tres de las categorías más sobresalientes ya mencionadas: fotografía, decoración y vestuario. Injustamente Nastassja Kinski no recibió ni siquiera la nominación para mejor actriz, como si el drama de Tess se hubiera cumplido también en ella y fuera de la pantalla: el de una hermosa flor menospreciada…
Angel Sanabria
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
8
10 de mayo de 2012
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
“El curioso caso de Benjamín Button” es una película más que curiosa, es sumamente espiritual, porque nos hace ver la caducidad de la vida física, en contaste con el poder regenerador del amor.

Esta cinta se basa en la novela de F. Scott Fitzgerald, fue dirigida por David Fincher y cuenta con las participaciones estelares de Brad Pitt y Cate Blanchett. La historia abarca casi todo un siglo, va desde 1918 hasta principios del siglo XXI. Es una ficción que presenta el caso de un hombre que nace siendo viejo y conforme pasa el tiempo se va haciendo joven, hasta terminar convertido en un bebé. ¿Curioso, no? De ahí el título, pero, como lo dije, es una obra más que curiosa, pues mediante el manejo de imágenes simbólicas nos transmite un gran mensaje.

Normalmente uno se alegra al ver a un bebé recién nacido, porque es un ser muy hermoso; pero con el bebé de esta historia uno se asusta, porque es un gnomo, un fenómeno. Benjamín Button parece destinado a la tristeza y la soledad, de hecho es abandonado por sus padres y se convierte en objeto de lástima de la gente. Esto es resaltado en la escena de un evangelista inepto, quien realiza una campaña de sanidad, Benjamín, aún niño, pasa para que lo cure, pero el predicador, pensando que es un anciano, se burla de su debilidad y lo que parece falta de fe; al fin, Benjamín hace un gran esfuerzo y camina, pero al reverendo le da un ataque cardiaco y cae muerto. Parábola clara y bien pensada, de que Dios no obra en los fantoches que pretenden administrar y manipular su poder, sino en los menospreciados de la sociedad.

Pero algo viene a cambiar la infancia y el destino de Button: una linda niña se cruza en su camino y con ella, él descubre el amor. Aquí la historia combina sutilmente la diacronía con la sincronía: cuando Benjamin la conoce, ella es una niña y él parece un viejo, pero se identifican y enamoran porque él es un niño en su interior; y cuando ya han pasado décadas, ella es vieja y él un adolescente, pero siguen enamorados porque los dos llevan dentro de sí un gran amor y un cúmulo de experiencias por los años vividos.

Esta película me deja dos buenas lecciones: primera, una vida auténtica implica preservar el niño que todos llevamos dentro; ¿no dijo Jesús que quienes se humillen como niños entrarán al reino de los cielos? Y segunda, el amor tiene un poder regenerador, no envejece con el hombre, antes al contrario, cada día se renueva y nos revitaliza, porque el amor es un enorme poder espiritual que nos da vida en el presente y nos proyecta hacia la eternidad.
Angel Sanabria
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
<< 1 2 3 4 10 11 >>
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow