Esto es cine del bueno. Acongoja, emociona y deja satisfecho. Los primeros sesenta minutos son de libro, Hitchkock seguro que los hubiera firmado. Jodie Foster está colosal, cada dia está más guapa y no se entiende como en su salón no hay más Oscars acumulando polvo. Su actuación es impactante, el público está de su lado y la tensión que desarrolla se basta por sí misma para alzar las cotas de la película. Peter Sarsgaard no sube tan alto, en toda la película casi nunca está a la altura, una pena porque esta historia demandaba un contrapunto a la actuación de la protagonista del Silencio de los corderos de mayor fuerza emocional. En cambio Sean Bean si cumple con sobriedad en su papel del piloto, la pizca de ambiguedad que aporta contribuye a tensar la trama aún más si cabe. La "hoollywoodiense" parte final no hace perder ni un ápice de crédito al resto de la película, por contra su coherencia permite incluirla entre las destacadas del género de suspense.

Seguramente tendrá mas trampas que una película de chinos, pero prefiero quedarme con el rato de distracción que pasé viéndola. Como decía Jesús Hermida: "El cine es maravilloso, durante hora y media los que están en apuros son otros".

Calificar esta "cosa" como muy mala es hacerle un favor. Mala desde cualquier punto de vista, se limita a enseñar una sucesión de delirantes truquillos informáticos sin aportar nada diferente y lo que es peor, sin entretener. Un horror en todos los sentidos, excepto en el que debería de serlo.

Impagable. Su terror frio y desconcertante no pasa de moda y es un regalo con cada nuevo pase para los amantes del género. Pionera en su estilo, abrió el camino a otras películas y series como "En los límites de la realidad", "Cuentos asombrosos" o "Más allá del límite", esta última basada en la mítica serie "Dimensión desconocida" de los años 60.

Patosa. Aburre desde la primera media hora, el ritmo es lento y la acción espesa como el chocolate caliente. Los protagonistas aparecen y desaparecen como el río Guadiana. Me resultó un tostón.