Si te predispones a rodar una película de ciencia ficción con solo un personaje, una idea loquísima que los directores más peñazos de la historia llevan practicando desde hace 50 años, conviene que te inventes a otro personaje para salpimentar la cosa. Ver a un señoro corriendo en la cinta, comiendo sus cosas de plástico y hablando solo puede entretener media hora, no más. Así que te tendrás que inventar una novia de visita ('Solaris'), un doble ('Moon') o un accidente inesperado ('Gravity', 'Ad Astra') pero.... ¿una araña gigante que habla de filosofía?¿Qué broma es esta?
Pues bien. el sueco Johan Renck ha rescatado los cacharros de su serie 'Chernovyl' para meter a la araña y a un Adam Sandler de eterna boca abierta en una nave que se ve poco y que casi no pinta nada. Y ya está toda la película. Porque no pasa nada más. Bueno sí, aparece un señor matando un cerdo en un pueblo subdesarrollado (ojo, el astronauta es checo soviético sin acento), una Carey Mulligan muy disgustada porque su marido no está en casa cuando tiene niños (está casada con un astronauta, no sé que esperaba) y Lena Olin e Isabella Rosselinni tomando té y diciendo cosas sin sentido. Y se acabó.

'La mamá y la puta' es una obra maesta, de acuerdo, y toda una película fundamental de la nouvelle vague y del cine europeo pero ya resultaba, a veces, molesto el protagonista y su obsesión por cualquier falda que se pusiera a tiro. Pues bien, ya en sus primeros cortometrajes, como este 'Malas compañías', Jean Eustache dejaba claro que la única misión en la vida de un francés bohemio como él era ligar, quieran o no las desgraciadas chicas con las que se encontraba (en 'Los primeros amores' son incluso niñas). El riesgo es que te pasas los 40 minutos de 'Malas compañías' temiendo una agresión sexual en cualquier momento. Y eso no. Ya no estamos para eso.

Antes de alcanzar la efímera fama con 'La mamá y la puta', Jean Eustache fluyó entre varios géneros en largos, cortos y documentales. 'Número cero', sin estrenar hasta 2002, es algo tan simple como una entrevista en plano fijo a su abuela, ya impedida y casi ciega, que narra con increíble memoria, vocabulario y capacidad de narración cómo fue su infancia y juventud. Eustache, presumiblemente, conocía retazos de todas sus tragedias y por eso consideró que existía material para una película... y así fue. La gran verdad para nosotros de semejante peripecia es que su historia, la vida de una mujer joven nacida en un pequeño pueblo francés, traicionada por su marido, resignada ante la muere de TODOS sus hijos, agobiada por las hambrunas y epidemias que trajeron las dos guerras mundiales pero siempre evitando siempre caer en la desesperación, es la misma que sufrieron nuestras abuelas. Con la diferencia en que las nuestras intentaban sobrevivir y que los suyos sobrevivieran en una guerra entre hermanos mucho más cruel que las europeas. Todo miseria, miseria y gentes malas que van emponzoñando la tierra, como escribió Antonio Machado. Un documento bellísimo, emocionante y estremecedor y una prueba de que el gran cine no siempre es gran dinero.

He vuelto a ver la película más conocida del multipremiado Anderson y me siguen asaltando las mismas preguntas, y no solo respecto a las ranas gordas que caen del cielo.
- ¿Por qué llora todo el mundo, especialmente el maldito enfermero? ¿No está acostumbrado a pacientes ancianos con un pie en la muere?
- ¿Por qué se enfada tanto el machirulo interpretado por Tom Cruise? Tampoco la periodista le pregunta por nada espantoso, vamos. Tanto control personal para qué. ¿Un tío famoso utiliza ese lenguaje en una entrevista?
- ¿Por qué grita tanto Julianne Moore en la farmacia?
- ¿Por qué la cocainómana está todo el rato esnifando? Que sí, que le da al tema, pero ¿todo el rato? ¿Hasta en el taxi de vuelta?
- ¿Por qué los niños y adultos concursantes son tan desagradables?
- ¿Por qué la madre de la chica cocainómana no se ha enterado nunca de que su marido abusaba de su hija? ¿No sospechó nunca nada?
- ¿Por qué Anderson mete la castaña esa de las casualidades al principio y final de la película? ¿Ya lloraba (otro) por el Oscar?
- ¿Por qué William H. Macy hace siempre el mismo papel de patético?
- Lo mismo John C. Reilly ¿Es por lo de la consonante en su nombre? ¿Por qué trabaja solo un policía por la noche y además se lía él solo con todos los líos?
- ¿Por qué la cama del anciano es taaaaaan grande?

Y paro ya.

Pues sí, lo único destacable de esta película del Oeste es que transcurre en un primitivo Los Ángeles y que un personaje planta en su huerto un naranjo valenciano, quizás como homenaje al pasado español de esas tierras. Lo demás es más bien plomizo, a veces absurdo (esos tiroteos en las calles donde los malos disparan siempre primero y no aciertan ni una) y muy soso, a lo que contribuye, claro, Randolph Scott y su cara de picapedrero. Menos mal que hay algún número musical, en español, para desengrasar tanta acción machirula (ese latigazo que deja la ropa interior al descubierto) y tanto comentario de mal gusto.