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Críticas de Plácido Eldel Motocarro
Críticas 577
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
8
27 de mayo de 2024
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"Historias para no dormir", inspirándose en series por episodios, de su década anterior, series de misterio, terror, ciencia ficción..., principalmente norteamericanas (“The Twilight Zone” (En los límites de la realidad), “Hitchcock presenta" –de ésta incluso, su autor, emula a Alfred Hitchcockc en sus rocambolescas, cómicas, de negro humor, irónicas..., presentaciones– y algunas otras... que ahora no recuerdo), produciéndose en una incipiente Televisión Española, con unos medios, algo rudimentarios, pero dentro de unos estudios que se transformaban en las tablas de un teatro, donde los decorados eran bastante más que decorosos, con unos guiones (o libretos), en u mayoría, deslumbrantes, unos inéditos, otros basados en relatos de grandes autores del género (cómo Edgar Allan Poe, Henry James, Robert Bloch...), filmándose a través de planos sencillos pero excelentes, planos, mayoritariamente, secuencia, o, cortos, centrados en el rostro de sus intérpretes o en objetos significativos para la trama o planos de grúa –muy televisivos–, pero sin alardes, sin, apenas, planos largos, sin, casi, planos en movimiento, ni planos de trávelin, ni amplios planos en grandes espacios abiertos ni más planos, tan del rodaje cinematográfico, a cambio, de una magnífica realización teatralizada, tipo “Estudio 1" (los primeros episodios, de hecho, fueron emitidos en directo, episodios, que no fueron editados, y se perdieron en el éter; para siempre), con brillantísimas puestas en escena e interpretándose a través de actuaciones, que eran clases magistrales, de unos actores y actrices, que sabían declamar, actores y actrices, para quienes los escenarios eran un segundo hogar, una segunda piel, esta vieja serie realizada por Narciso Ibáñez Serrador y protagonizada –en la mayoría de los episodios de la primera temporada– por Narciso Ibáñez Menta (padre de aquél), consiguió sorprenderme, asustarme, conmoverme, hacerme pensar; cuando, recientemente, visioné, algunos de sus episodios, con la convicción, a priori, de que me aburriría, en mi nostalgia, de que los hallaría, desfasados, avejentados o en el mejor de los casos, melancólicos, pero aunque, ciertamente, la melancolía era uno de sus ingredientes, aun en su mustio enlatado, hallé, en ellos, unas obras televisivas, que no lo parecían, unas obras atemporales, prodigiosas, cosmopolitas y fascinantes… (Qué con tan escasos medios se realizaran, tan excelentes programas, y con tantos medios, cómo ahora, se realizasen, bodrios , cómo "Gran Hermano", u otras basuras semejantes –qué ni nombro, pues ya me lavé los dientes–, es para a hacérnoslo mirar; siempre seré un defensor de la libertad, y sobre todo de la de creación, por lo que no aplaudiré, aquella era, en que ésta fue, al menos más directa y burdamente, reprimida; pero a a veces me da lastima lo que se hace con ella (con la libertad de creación; me refiero)).

He de reconocerles, que en su día, creo que nunca la vi (pues era aún muy niño, además de que, por entonces, los dos rombos, suponían una barrera casi infranqueable para quienes éramos, entonces, infantes). Pero algo recordaba de ella, sobre todo de sus poco convencionales preludios (seguramente, de alguna reposición o algún documental, histórico, sobre RTVE), mas, éstos, eran difusos y prácticamente olvidados; por lo que la añoranza poco influyó en esta reseña, salvo, por el encantador y bien fotografiado, blanco y negro, que tan bien da, en este tipo de relatos…

Casi por último, y sin querer menospreciar a nadie, he de lamentar la recreación, llevada a cabo hace pocos años, la cual, poco favor nos hizo. No niego que sea buena idea, volver a realizar esta mítica serie; pero debería hacerse con guiones nuevos, ya sean originales o basados en renombradas obras literarias de lo paranormal (pero distintas a las ya emitidas), aunque tomase el formato (sobre todo en las entradas) de la serie original. Limitarse a rodar, los mismos, antiguos episodios, me parece un error, además de demostrar, falta de imaginación…

Y, finalmente, no quisiera terminar, sin hacer mención a su excelente banda sonora, sobre todo, en la de creación de Waldo de los Ríos, compositor y pianista argentino de gran éxito por aquellos años. Quizá los más viejos del lugar, lo recuerden por el tema: “Mañana, mañana”.
Plácido Eldel Motocarro
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8
23 de mayo de 2024
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En el retrato de una fotografía en blanco y negro (en un blanco y negro sencillamente majestuoso), por el país de la abundancia, por promesas de valles de leche y miel, por "la tierra de la libertad", Ford, nos sumerge, en el apartado más cruel del capitalismo, en su impávida frialdad. Y a través de una balada de desarraigo, de la cruda exposición del hambre de los niños de La Gran Depresión, del llanto, más amargo, de la América profunda, de su tránsito por los campamentos (casi campos de concentración) para itinerantes, en busca del sueño californiano, nos conmueve y nos sorprende, con un relato descorazonador, neorrealista y pesimista, que narra, el desconsolador viaje de una de estas familias de arrendatarios, desgarrados de la tierra que trabajaron, en que nacieron sus hijos y nietos, y murieron, sus padres y abuelos, de una tierra que en rigor les pertenecía...

Nos encontraremos, en esta verdadera joya del séptimo arte, actuaciones, sobrias, y a la vez soberbias, que, aparte de la de mi admirado Henry Fonda, nos deslumbraremos con las de Jane Darwell o John Carradine. Escucharemos, diálogos escuetos, y sencillos, pero hermosos, directos y descriptivos e incluso, poéticos, en los momentos más esplendidos y definitorios de esta obra, que a pesar de su ya mencionado pesimismo, al final, esboza un leve optimismo, resumido, en un guiño al New Deal (Nuevo Trato) de Franklin D. Roosevelt y entre una de las sentencias que abundan en ella, la que escucharemos en labios del personaje matriarcal que interpreta Jane Darwell, y es ésta (aproximadamente): "Por mucho que nos golpeen, por mucho que nos humillen, no nos destruirán, porque, nosotros, somos la gente..."
Plácido Eldel Motocarro
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7
15 de abril de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Episodio que pone colofón a la primera etapa; no sé si la mejor, pero sí la más auténtica. Y en él, comenzamos a sumergirnos en el imperio de La Fuerza, en su misterio y paradigma. Pero aún hallamos, el comienzo, el inicio, la aventura, pese a que, cada vez, se vaya sumiendo más en la melancolía…

Esta trilogía, la he visto en diferentes etapas de mi vida, pues tanto ella como yo, llevamos ya, un largo camino. Y en cada una de ellas, me ha provocado diversa sensaciones pero en todas ellas, con ellas, he disfrutado…

Pero volviendo al asunto de esta película y desde el último visionado desde una edad ya, demasiada adulta. En mi entender se hace patente que, Lucas, tenía ya en mente el proyecto para nuevas ediciones; aunque parezca que se cierra definitivamente, aún quedan preguntas en el aire… y un pasado y unos orígenes por descubrir. Lo que en ésta destaco, es la batalla en los bosques de la luna de Endor a la sombra de La Estrella de la Muerte (otra vez), y a, esos sus habitantes; una especie de parodia, en forma de osos de peluche, de los hombres de Sherwood. Y como aquí ya conocemos, de antemano, esa famosa frase: “Luke, ¡Yo soy tu padre!, en el ambiente flota, un reencuentro familiar y la esperanza de una redención pese al influjo del malvado Emperador, que se nos muestra, siniestro, oscuro, poderoso y manipulador…

En el asunto amoroso, las cosas se aclaran definitivamente y, Han y Leia, se comportan ya, como una pareja de enamorados; aunque sin demasiados acaloramientos, después de todo, nunca deja de ser un producto para todos los públicos.

En definitiva, una nueva joya, de esa corona que se ciñó sobre la cabeza de quien se coronó cómo Reina de la ciencia ficción… Al menos de la de las últimas décadas que siguieron al alumbramiento de la saga, allá; por el año mil novecientos setenta y siete…
Plácido Eldel Motocarro
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8
15 de abril de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Iniciemos, esta reseña, condimentándola con una pizca de humor: Los más veteranos recordaran aquel viejo chiste que venía a ser así -más o menos-: "En escena aparece una señora, llamada Francisca, que está recibiendo un calambrazo al enchufar la batidora. ¿Cómo se llama la obra? Se rinden: El amperio contra Paca". Sé que es bastante malo, y hoy en día, seguramente, sea políticamente incorrecto (casi tanto como yo), aunque por entonces me reí bastante al escucharlo por primera vez, y algo tendrá pues es de los pocos que logró recordar...

Quizá comencé de este modo, porque esta segunda proyección de La Guerra de las Galaxias, destaca por su sentido del humor. Aún no impera, totalmente, el misticismo que se irá imponiendo en sucesivas ediciones, todavía respira ese aroma fresco a aventura espacial, a camaradería y romance; al menos en una de las dos historias paralelas que se desarrollan paralelamente, sirva la redundancia, en el film, evidentemente, ésta es; la que protagonizan Han Solo, La Princesa Leia, Chewbacca, C-3PO (el androide dorado), el Halcón Milenario y una ciudad sobre las nubes. Mientras la otra parte, cuyo peso detentan: Luke Skywalker, R2-D2 (el androide chaparrito), el espíritu de Obi-Wan Kenobi, un nuevo personaje, que tendrá gran relevancia mucho más tarde en la primera trilogía, conocido cómo, El Maestro Yoda, y un planeta cenagoso; que encierra un oscuro secreto sobre Luke... al que éste deberá enfrentarse.

Personalmente me seduce más el hilo que siguen Leia, Solo y compañía. unas sensaciones que se perderán ya para siempre, salvo en leves destellos en el siguiente episodio, en el mundo Star Wars...

Aunque son muchos los que lo consideran, un episodio de transición. personalmente "El imperio contraataca", es, al menos, tan bueno como el próximo y último de la segunda trilogía. Tiene cuerpo propio, e incluso una de sus partes (la que ya comenté) es, para mi gusto, lo mejor de la saga...
Plácido Eldel Motocarro
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7
19 de febrero de 2024
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Mítica serie de los ochenta en la que, evidentemente, subyace el espíritu de la resistencia contra, la Alemania de Hitler, en la Europa ocupada durante la lI Guerra Mundial. De hecho en uno de los episodios se revive, una de las más emotivas escenas de "Casablanca"; aquella en la que, el héroe de La Resistencia, dirigiéndose a la orquesta, ordena: "Toquen La Marsellesa!".

Una serie de bajo presupuesto, con actores poco relevantes y o desconocidos pero que gracias a un guion, tremendamente original y sorprendente, resultó un gran éxito de audiencia. Aunque, en realidad, sólo es fascinante, en las dos primeras partes que componen el episodio piloto. Luego la primera temporada, sigue siendo interesante, pero ya no nos sorprende ni fascina. Siendo la última temporada, francamente prescindible; solamente un culebrón más, típico de la época; de la época de "Dallas" o "Dinastía".
Plácido Eldel Motocarro
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