Este documental, impregnado del espíritu de las primeras fotografías analógicas conocidas como daguerrotipos, ofrece una visión exquisitamente nostálgica de la cotidianidad. Varda dirige su lente hacia los escaparates y comerciantes de su calle, revelando la belleza de lo trivial y transformando lo mundano en un espectáculo de magia. El film arranca con un enfoque observacional clásico, para sumergirse lentamente en un terreno donde el humor y el surrealismo toman el control, hasta convertir la película en una experiencia casi onírica.

¿Cómo lograrán en Francia este acceso tan privilegiado a los hospitales públicos? Un año después del impactante "De humani corporis fabrica" llega este documental que le suma, a la crudeza del primero, una muy buena dosis de sensibilidad y reivindicación. Claire Simon utiliza las herramientas más clásicas del cine observacional (o sea, la presencia y la confianza) para mostrar, en casi 3 horas, una veintena de casos de una clínica ginecológica. Los testimonios van desde embarazos a cánceres, pasando por cambios de sexo y menopausias. Incluso, la misma autora pasa de observar a testimoniar cuando incorpora en el film su propio diagnóstico. El resultado es una obra que tiene momentos estelares, algunos por su bella humanidad, otros por su cruda simplicidad. El equilibrio entre lo humano y lo divulgativo es perfecto en una película con aires de clásico.

Hace ya varias décadas que, ante la creciente (y necesaria) crítica al colonialismo, emerge un contrarelato simplificador y acaramelado que busca desesperadamente alargar esa infantil versión de la historia donde el conquistador era el bueno y el conquistado un agradecido. Esta película es un buen ejemplo de esta corriente donde las virtudes visuales (que sin duda las hay) no son más que el manto que tapa y alarga la mentira. Por suerte los vientos hace tiempo que soplan en la dirección opuesta.

En este película veo mucho dolor, mucha épica y mucho miedo, pero no siento ni dolor, ni épica, ni miedo. Si en 'Gomorra' y en 'Dogman' el director italiano nos transportaba al corazón de la bestia gracias a un lenguaje cinematográfico inmersivo y audaz, en 'Io Capitano' ocurre todo lo contrario. Garrone elige esta vez herramientas propias de las súper producciones para contar una realidad extremadamente precaria e inaccesible. El resultado: todo es de cartón piedra y suena a hueco.

La última edición de Cannes ya me parecía excepcional después de ver joyas como ‘Anatomía de una caída’, ‘Fallen leaves’ o ‘Perfect Days’. Pero esto es otra cosa. Vaya si lo es. ‘La zona de interés’ es una obra maestra en todos los sentidos: conceptual, sensorial y argumental. La idea es muy buena, su ejecución formal soberbia y su viaje narrativo acertadísimo. En menos de dos horas, Glazer plantea un exhaustivo recorrido por las rutinas y los escenarios que rodearon (y rodean) un campo de concentración nazi. Y lo más maravilloso es que lo logra con una paleta de colores, sonidos y lenguajes más propios de un museo de arte contemporáneo que de una sala de cine comercial. El resultado es un retrato sublime del fuera de campo (literal y metafórico) en el cine y en la historia.