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Críticas de Sibila de Delfos
Críticas 4 480
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
8
21 de septiembre de 2024
15 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
No parece muy probable que La historia de Lyle y Erik Menéndez vaya a lograr la misma repercusión que consiguió hace dos años Dahmer, primera entrega de la antología Monstruos, de nuevo creada por Ryan Murphy (el rey de las series-antología). Veremos qué ocurre con la tercera entrega, ya en preparación, que nos traerá a Charlie Hunnam en la piel del infame Ed Gein, que inspiró a asesinos de ficción como Norman Bates o Leatherface. Pero sí está claro, o debería estarlo para cualquiera que la vea sin prejuicios, que esta historia del crimen cometido por los mencionados hermanos Menéndez es una gran miniserie.
Y lo es porque los seis primeros capítulos son un ejemplo de narración prácticamente perfecta, que combina emoción y virtuosismo formal en unos diálogos y unas escenas cuidadas hasta el extremo. En eso, Murphy es un experto, y además sabe lo que el público quiere ver. Es cierto que, siendo justos, se pasa un poco de rosca (las insinuaciones que se hacen sobre la sexualidad de Erik o incluso un posible incesto entre los hermanos), pero su relato del crimen es ambiguo, como lo es el propio caso, y nos presenta las dos versiones del motivo del crimen: la venganza y el terror de dos chavales asustados y traumatizados por años de abuso terrible a manos de sus padres, y los pijos consentidos que desean cobrar la herencia para vivir del cuento. La narración muestra todos los ángulos, y de hecho ni siquiera Lyle cae demasiado bien. Es impulsivo, malhablado, impaciente, y se mueve en un total contraste con Erik, tímido, transpirando dolor y siempre a la sombra de su hermano mayor.
Pero sobre todo es una serie elevada a un nivel superlativo por los cuatro intérpretes que dan vida a José, Kitty, Lyle y Erik Menéndez. Javier Bardem y Chlöe Sevigny están soberbios los dos, aterradores y francamente repugnantes, que es de lo que trataba, sobre todo el español, que realiza uno de sus mejores trabajos, para quien esto firma. Pero son Nicholas Alexander Chavez y Cooper Koch las auténticas revelaciones de la serie. El primero, pese a que el retrato que se hace de Lyle es, cuanto menos, controvertido, está excelente, especialmente en el episodio cuatro, cuando cuenta la pesadilla vivida a manos de su padre. Koch tiene su momento estelar sobre todo en el capítulo quinto, que debería bastar para darle todos los premios del mundo. Su mirada derrotada, sus gestos contenidos, su debilidad emocional de persona destruida por el abuso, es sencillamente excepcional de contemplar.
El problema es que los últimos tres capítulos suponen un bajón notable en el interés y en la calidad de la narración. Primero porque deberían haberse resumido en dos, o incluso en uno más largo, quizás de 90 minutos. Y segundo porque, en comparación con, por ejemplo, las ejemplares escenas de juicio que hemos visto este año en El caso Asunta, las de Monstruos palidecen. Aun así, Murphy se las arregla para criticar lo mediático del proceso de los hermanos Menéndez, como tantos otros juicios mediatizados, y la influencia de asuntos totalmente extrajudiciales en el resultado de un proceso. Por eso están allí los personajes de Nathan Lane (algo descolgado al final del conjunto, pero su labor es esa: representar la voz de la calle) y de Ari Graynor, una abogada "estrella" que cae mal y eso también acaba pasando factura a sus clientes, como le reconoce una de las miembros del jurado del primer juicio.
Una lástima, porque esta segunda entrega de la antología Monstruos apuntaba a sobresaliente, pero no lo consigue porque va de más a menos. Aun así, puede contarse como otro gran acierto en la algo irregular carrera de Ryan Murphy, siempre polémico, pero un hombre que comprende lo que el espectador espera. Y no hay muchos que consigan eso.

Lo mejor: Los primeros seis episodios, impecables, y la extraordinaria actuación de Bardem, Sevigny, Chavez y muy especialmente Koch.
Lo peor: La conclusión no está a la altura del resto.
Sibila de Delfos
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7
20 de septiembre de 2024
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Puan, dirigida por la dupla María Alché y Benjamín Naishtat, es una película notable, sin duda. No por nada, ha estado presente en decenas de festivales y entregas de premios.
Su principal problema es que no sabe integrar bien la trama de denuncia social de la situación en Argentina con la parte cómica, la de la disputa de estos dos hombres por heredar la cátedra vacante de la Facultad de Filosofía y Letras. Por desgracia, el tono tragicómico no termina de funcionar.
Lo que sí está claro es que la película son Marcelo Subiotto y Leonardo Sbaraglia, que están los dos soberbios en dos personajes muy distintos: uno, tímido y reservado, y el otro, extrovertido y locuaz.
Correcta, pero podría haber sido mejor.

Lo mejor: Subiotto y Sbaraglia, magistrales.
Lo peor: La mezcla entre comedia y cine social no funciona demasiado bien.
Sibila de Delfos
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7
19 de septiembre de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fiasco no es una obra maestra, desde luego.
Va de menos a más, y la verdad es que sus primeros dos capítulos no son demasiado interesantes, pese a contar con chistes y momentos inspirados (como la escena de los susurros en el coche). Además, da la sensación de que el formato de falso documental tampoco era el mejor para contar esta historia.
Sin embargo, lo que sí es Fiasco es una sátira bastante divertida de la frivolidad que muchas veces envuelve a un rodaje, con los divismos de sus estrellas, sus problemas, sus accidentes extraños, y el papel totalmente sensacionalista de la prensa. Este rodaje es una locura, de por sí agrandada por la propia trama de la propuesta de Raphäel (que entremezcla géneros y épocas históricas de forma hilarante), y cualquiera que no le pida peras al olmo sin duda disfrutará con la locura que es todo, especialmente en los últimos dos episodios. Además, el elenco está estupendo, especialmente un Pierre Niney que es el alma de la serie, y un François Civil desternillante a quien tampoco se le resiste la comedia.
Notable.

Lo mejor: Los actores, especialmente Pierre Niney y François Civil, y la gracia con que retrata el lado más frívolo de
la industria del cine y la televisión.
Lo peor: Los primeros capítulos no son muy interesantes. Va de menos a más.
Sibila de Delfos
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6
16 de septiembre de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La verdad, Historias del Kronen (la novela y después la película) seguramente causaron gran impacto en su momento por su retrato de la juventud de la época, la llamada Generación X, pero claro, vista ahora, teniendo en cuenta las cosas que hay que oír en los telediarios sobre los jóvenes de hoy, Carlos y sus amigos parecen casi unos tiernos angelitos.
Montxo Armendáriz ganó su segundo, y hasta la fecha último, Goya gracias a la adaptación de la novela de José Ángel Mañas, que también colabora como co-guionista. Desde luego, no es la mejor película del realizador navarro, existiendo una obra maestra como Secretos del corazón y dos cintas excelentes como Silencio roto y Obaba, pero es una cinta que es recordada mucho más que otras, y eso ya es un punto a tener en cuenta. Y lo es principalmente por dos motivos: la icónica escena de los adolescentes desafiando a la suerte colgados del puente sobre la M-30, y por haber lanzado las carreras de Juan Diego Botto (actor fetiche de Armendáriz) y Jordi Mollà, significando también los primeros pasos de, entre otros, Armando del Río, Cayetana Guillén-Cuervo o incluso Eduardo Noriega.
No es quizá tan buena como se dijo en su día, pero por desgracia sus temas no pasan de moda y, como decimos, encontró su propia personalidad para ser recordada. Mucho más de lo que otras películas pueden decir.
Sibila de Delfos
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6
15 de septiembre de 2024
8 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
James Watkins dirigió en 2012 una de las mejores películas de terror de los últimos años, La mujer de negro. También es responsable de la celebrada, aunque algo sobrevalorada, Eden Lake, una de las cintas más incómodas y salvajes del terror reciente.
En esta ocasión, se pone tras la cámara de este remake de la cinta danesa de hace dos años (con la que comparte prácticamente todo.... por lo menos hasta que llega el tercio final. Muy, muy diferente en ambas propuestas), y el resultado es No hables con extraños, una película tensa, con poco terror auténtico, la verdad, pero que reflexiona mucho y bien sobre algo que a todos nos suena: las convenciones sociales y las cosas que muchas veces nos tragamos con tal de obedecer las normas y hacer lo que se espera de nosotros en determinadas situaciones.
Por desgracia, hay ciertas situaciones de guion (detalladas en la zona de spoilers) que sencillamente no funcionan, y dan al traste con los logros de toda la primera parte de película, que presenta muy bien a los personajes y va construyendo una tensión in crescendo que explota en escenas sencillamente soberbias, como la de la actitud que tiene Paddy con Ant mientras baila "Cotton Eye Joe", de Rednex, con Agnes, o por supuesto el momento en que Ant consigue por fin comunicarse con Agnes y contar qué es lo que ocurre realmente. Por supuesto, dichas escenas no serían las mismas sin la extraordinaria interpretación de los dos niños, Dan Hough y Alix West Lefler, que están fabulosos, sobre todo el primero, que además tiene que expresar todo lo que siente Ant sin una palabra. Entre los adultos, hay que decir que James McAvoy ya poco tiene que demostrar como actor después de tantos años, pero lo que hace aquí perfectamente podrían ser escenas eliminadas de Múltiple. Ya se lo hemos visto y no sorprende, más allá de su impresionante estado físico. Así, las mejores del elenco adulto son sin duda Aisling Franciosi, siniestra tras esa sonrisa permanente, y sobre todo Mackenzie Davis. La novia soñada de cualquier lesbiana o bisexual (gracias a sus personajes en La estación de la felicidad y sobre todo el excelente capítulo "San Junipero", de Black Mirror) tiene esa extraña capacidad de hacer fácil lo difícil y adaptarse a cualquier género y estilo de película. Aquí, pese a ser quizás demasiado joven para interpretar ya a una madre de una adolescente de 12 años, resulta totalmente creíble.
En definitiva, una cinta correcta, pero que podría haber sido mucho mejor y, sobre todo, mucho más malsana y oscura.

Lo mejor: Las interpretaciones de los niños, Mackenzie Davis y Aisling Franciosi, y las escenas antes mencionadas.
Lo peor: Las lagunas de guion detalladas aquí abajo y la escasa sensación de peligro del tercio final.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Sibila de Delfos
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