Haz click aquí para copiar la URL

Veredicto final

Drama Frank Galvin (Paul Newman), un maduro abogado en decadencia, es un adicto al alcohol que sobrevive gracias a pequeños y rutinarios trabajos. Un antiguo socio le recuerda el caso, todavía sin resolver, de un error médico cometido en un hospital y del que Galvin se había ocupado. No es nada fácil para él trabajar de nuevo de forma profesional, pero su tesón es tal que no tarda en averiguar que puede ganar el caso. Es entonces cuando ... [+]
<< 1 7 8 9 10 12 >>
Críticas 60
Críticas ordenadas por utilidad
30 de enero de 2014
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sydney Lumet, conduce con inteligencia un relato judicial sólido y atractivo, apoyándose en un notable guión del famoso, David Mamet y en un reparto redondo, encabezado por un sublime, Paul Newman.

Veredicto final, constituye una de esas escasas ocasiones en las que el relato capta toda la atención del espectador desde el comienzo y no lo suelta hasta su desenlace.

Presenta la historia de un abogado venido a menos, perdido en el mundo del juego y el alcohol al que se le presenta el caso de su vida, que pondrá a prueba su profesionalidad y conciencia.

Lumet, desarrolla con astucia el seguimiento e investigación del caso, exponiendo con claridad las cuestiones éticas que supone para el personaje principal y dar paso a una batalla judicial donde muestra todos los movimientos y estrategias realizadas para ganar el caso.

La película no se limita a presentar los dilemas judiciales y éticos a los que hacen frente los protagonistas, sino que profundiza en el desarrollo de los personajes gracias a las notables interpretaciones de todo el reparto, en especial, Paul Newman.

Todo funciona a la perfección. La trama judicial engancha por completo y permite contemplar un duelo apasionante entre dos grandes figuras de la interpretación como son Paul Newman y James Mason. Newman con una sola mirada o gesto es capaz de transmitir las inquietudes y dilemas que asedian a su personaje, ofreciendo todo un abanico de sensaciones.

Los intérpretes secundarios están a la altura del relato, destacando la participación de un correcto Jack Warden y una bella e inquietante, Charlotte Rampling.

Sidney Lumet, maneja la historia con soltura, logrando presentar ideas y situaciones sin la necesidad de emplear diálogos. Deja que sea el público el que ate cabos y llegue a sus propias conclusiones

La película presenta un argumento sólido, coherente, inteligente y bien desarrollado que alcanza un veredicto a la altura de las expectativas generadas.

Tras el visionado de la película y ante las pruebas que se han presentado a lo largo de esta crítica sólo cabe aceptar un veredicto final: es culpable de ser cine de calidad con mayúsculas.
Jon
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
23 de octubre de 2015
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Frank Galvin (Newman) es un alcohólico y decadente abogado que malvive de pequeños trabajos. Gracias a un antiguo socio se hará cargo de un difícil y jugoso caso acerca de un error médico en un hospital religioso que ha dejado en coma a una paciente. Prácticamente es su última oportunidad... Uno de los mejores títulos de la filmografía del notable Lumet y una de las más brillantes, equilibradas y temerariamente olvidadas interpretaciones del habitualmente cargante Newman. "Veredicto final" se inicia y se cierra con dos secuencias memorables y se desarrolla espléndidamente con un guión soberbio (basado en la novela de Barry Reed) del maestro David Mamet. La sobria puesta en escena de Lumet y el resto del reparto, espléndido, hacen que estemos ante un notabilísimo drama judicial y ante una nada gratuita y sí sinceramente hermosa oda a la dignidad humana, a la redención personal, al cántico de derrota aún en la victoria cuando se está marcado ya por esa derrota y a la que uno está bien acostumbrado.
Una obra muy pero que muy considerable.
kafka
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
28 de febrero de 2019
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Corrupción, apariencia, interés...elementos que nunca juegan a favor de los inocentes. Pero sin duda hay alguien que va a hacer todo lo que esté en su mano para ganar.
Un hombre caído en desgracia con una oportunidad única de alcanzar la redención y demostrar que la justicia sí existe, que es muy distinta de la ley y que ha de lucharse por ella, hasta el final.

El drama judicial, que siempre había pasado desapercibido para mí, de repente captó mi atención gracias a dos películas: "El Proceso Paradine", que dirigía Alfred Hitchcock, y "La Noche cae sobre Manhattan", en mi opinión de las mejores obras de Sidney Lumet, a la vez compendio y resumen de su maestría en dicho género, el cual había estado practicando desde el inicio de su carrera; tras descubrir títulos como la antes mencionada, "Declaradme Culpable" o "Doce Hombres sin Piedad", creo que ningún otro cineasta se ha desenvuelto tan hábilmente en las salas de juicios como él.
"Veredicto Final" es otra muestra más de su talento, para muchos un clásico de su filmografía y lo mejor que realizó en los '80, etapa que no había comenzado con buen pie y donde su capacidad para producir grandes trabajos daba signos de agotamiento. Por suerte tuvo todo a su favor: un excelente guión que firmaba el futuro director David Mamet, basado en la novela homónima del escritor y abogado Barry Reed, y un actor veterano que era una apuesta segura de cara a la taquilla: Paul Newman. Lumet llegó tras sopesarse directores como Arthur Hiller y Sydney Pollack, y, tras ver el sinfín de cambios y reescrituras por los que había pasado el guión, decidió retornar al original de Mamet.

Rodeado de oscuridad al fondo de un bar con una máquina de pinball delante de él y una jarra de cerveza a su lado; desde el primer momento podemos adivinar en qué estado se encuentra. Frank Galvin, otrora eficiente abogado defensor, vio su vida arruinada precisamente por defender aquellos principios que demandaba su profesión, pero descubrió que el dinero y la posición predominan en ésta, mucho más que defender a los débiles. Incapaz de emerger de las tinieblas, ha terminado hundido en ellas, intentando sobrevivir con lo poco que le sale, cual buscavidas.
Una negligencia médica será lo que necesite para despertar y salir de la miseria: cuatro años atrás una joven fue asistida durante el parto en un hospital católico, pero los doctores le aplicaron incorrectamente un anestesiante quedando ella en coma. Galvin ya no piensa sólo en el dinero, aunque sabe que es un gran caso, y si lo pierde lo perderá todo; ha jurado llevarlo hasta el final, por lo que debe enfrentarse a los muchos problemas que irán surgiendo durante éste, al juez y al prestigioso abogado Concannon y, sobre todo, a su alcoholismo, pero si puede ganarlo es porque cree que la verdadera justicia aún existe.

Gran lucha la que mantiene este hombre que poco a poco se ha ido metiendo en un pozo sin fondo del que a todas luces parece imposible salir, una lucha a muerte con los monstruos con toga, elegantes trajes y corbatas que le rodean, monstruos que están dispuestos a todo para desacreditarle y humillarle, pues, como él sabe, el dinero y la corrupción se extienden y son los privilegiados los que tienen las de ganar; el otro monstruo es su adicción, la que le mantiene en tinieblas, la que ha hecho de él un hombre débil, incapaz de soportar la presión y en busca constante de la compasión.
Galvin, revisión del abogado alcohólico que interpretara Spencer Tracy en "El Caso O'Hara", ha de hacer frente a un puñado de desalmados y manipuladores ("deben borrar el testimonio de sus mentes", dice el juez) y a un jurado neutro e impersonal, sirviéndose de los principios de la justicia por un inocente que clama a gritos ser defendido. Un personaje que acostumbra a poblar los dramas judiciales, una máxima del género, como también lo es la capacidad que debe poseer el mismo para absorber al espectador en el drama y la intriga y hacer que se identifique con los personajes.

Pero Lumet, director de actores y defensor, como sus protagonistas, de las causas justas y nobles, consigue ir más allá de los estereotipos de dicho género y facturar una obra brillante en todos los aspectos, llena de suspense al tiempo que tremendamente descorazonadora, pues pocos rostros expresan tan bien la caída en el abismo y retratan la figura del perdedor como el de un magnético Paul Newman en uno de los mejores papeles de su carrera (¿exagerado?).
A su sombra, unos también portentosos James Mason y Milo O'Shea, detestables a más no poder, Jack Warden y esa preciosa Charlotte Rampling cuyo papel será mucho más significativo de lo que a simple vista aparenta (como dato curioso, un jovencísimo Bruce Willis aparece como extra entre los miembros de la sala en el memorable discurso final de Galvin). A la puesta en escena, sobria, intimista y de gran detalle, se suman el trabajo de fotografía de Andrzej Bartkowiak y, cómo no, el talento de Mamet al guión.

Como dije antes, uno de los logros más duraderos de Sidney Lumet, que le valió cinco nominaciones a los Oscar, incluido el de Mejor Película (aunque ese honor se lo acabó llevando "Ghandi").
Como el mismo Frank Galvin repite, "No habrá otros casos, éste es el caso".
Chris Jiménez
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
21 de julio de 2020
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me encanta Sidney Lumet, me encanta como dirige. Como se usa la cámara en sus películas y como describe a los personajes, como te muestra situaciones y estados de ánimo con un plano de cámara. Network es una de mis pelis favoritas al igual que Tarde de Perros y esta no la veía desde mi infancia en Sábado Cine.

Pues me ha vuelto a encantar, Paul Newman soberbio y un gustazo verlo con glorias de los 50 y 60 como James Mason y Jack Warden. Siempre he sentido una atracción enfermiza por Charlotte Rampling desde Portero de Noche y verla en esta peli también me gusta. El mundo de la abogacía, juicios y triquiñuelas y un mensaje de que aunque el rico siempre tiende a ganar al pobre, a veces hay esperanza en la justicia. Sidney Lumet se siente agusto criticando el sistema, dirigió esta peli tras desvincularse de El Precio del Poder, a a cual tambien le quería imprimir un tono crítico denuncia, en ese caso la dirigió DePalma y Lumet esta, todos salen ganando. Muy recomendable.
RupertPupkin
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
11 de diciembre de 2022
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Galvin es un antihéroe francamente atractivo, cosa que no viene únicamente dada por estar interpretado por un Paul Newman entrado en años, pero que mantiene esa penetrante mirada azul que, en fin, me lleva loco. Aquello que lo convierte en alguien tan magnético es que es un fracasado de pelo cano, cosa que no suele verse. Todos los fracasados cinematográficos cuentan con 30 o 40 años, pero uno que roza o se asienta cómodamente en sus 60 es algo que solo hemos visto en los Quijotes de la vida y nunca representada de forma tan punzante y realista como en "The Veredict".

Galvin es, básicamente, un alcohólico funcional —aunque no siempre—, que reparte tarjetas de empresa en funerales en los que ni conoce al muerto ni a la familia y que no ha tenido un caso bueno desde su divorcio. A su manera, es el Virgilio perfecto para llevarnos por los aros que conforman el infecto mundo de la legislación norteamericana, sus corruptelas, triquiñuelas y caciques, y todo el universo tan explorado —pero que nunca deja de provocar retortijones— de las dinámicas sociales entre ricos y pobres. Esos contrastes entre los gabinetes de abogados: los defensores tienen el mundo a sus pies, los demandantes tienen que buscarse las castañas así como pueden. Sobre papel, no hay nada que no hayamos visto ya en otros tantos dramas judiciales, pero es ese enfoque crítico, sucio y tan privado de glamour que nos propone Lumet, quien vuelve al mundo de los dramas judiciales tras lo que parecen ser 25 años desde su prácticamente insuperable "12 Angry Men". Es en ese apartamento con humedades, en ese despacho en un edificio alejado de la mano de Dios, en esos antros que frecuenta Gavin. Son en esos espacios donde se configura la verdadera ontología que hace de "The Veredict" un producto verdaderamente especial, casi 'rara avis'.

El final es una nota positiva, quizá algo traicionera para el tono general que presentaba la película. Sin embargo, y aunque me saque levemente de la experiencia holística deprimente que supone su visionado, no puedo hacer otra cosa que asentir ante lo que presenta Lumet. Un final triste hubiese funcionado a las mil maravillas con la dinámica derrotista de un tira y afloja que parece cojear siempre del mismo bando, pero habría supuesto una revelación tan descorazonadora que habría sumido al espectador en un letargo con dos posibles salidas: atacar la película y su mensaje o el darse cuenta de que, en muchas ocasiones, no hay apenas nada que podamos hacer. Lumet rompe con esto y ofrece un rayo de luz, porque el drama judicial tiene que ser un espacio que no entierre las causas sociales, sino que les insufle vida. Su nota optimista me conmueve y ofrece un contraste agradecido con la oscuridad de las dos horas anteriores.
Innisfree
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
<< 1 7 8 9 10 12 >>
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow