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Berberian Sound Studio

Intriga. Terror En la década de los setenta, el Berberian Sound Studio fue el estudio de postproducción de sonido más barato y sórdido de toda Italia; por él pasaron las películas más perturbadoras. Gilderoy, un tímido ingeniero inglés experto en sonido, viaja a Italia para encargarse de mezclar el último "giallo" de Santini, el gran maestro del cine de intriga, pero pronto se verá atrapado en un mundo prohibido poblado por actores maniáticos, donde ... [+]
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Críticas 39
Críticas ordenadas por utilidad
4 de febrero de 2017
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo primero que debo decir si llegas a este comentario de Berberian Sound Studio antes de ver la película, es que debes tener muy buen sonido para verla. Sin el sonido adecuado, la película es torpe y, seguramente, poco atractiva. En este filme, el sonido lo es todo porque la intención de Peter Strickland es subrayar, precisamente, lo que la mente del espectador puede ir configurando cuando se le propone un montaje de audio en el que las escenas están lejanas, imaginadas, sobreentendidas.
Toda la carga psicológica está dada sobre el personaje de Toby Jones, un hombre que conoce del oficio de hacer montajes de sonido para películas pero que, al llegar a Italia, en un nuevo contrato, se ve sorprendido por una forma de laborar en la que cualquier cosa puede ocurrir, empezando por el hecho mismo de que no lo paguen.
Sin ser un gran filme, estoy seguro de que se puede disfrutar mucho con un buen teatro en casa y que, gracias a ello, se puede comprender la intención de este sencillo relato atravesado por la importancia de los ruidos que decoran un filme de terror serie B.
Valetamayo
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17 de mayo de 2017
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Extraña película que no pertenece a ningún género en particular, tocando varios de ellos sin concretarse en ninguno.
Y es esa, su indefinición, lo que dificulta que la cinta se eleve a altas cotas pese a su evidente calidad. Pero interés, eso es otra cosa.
A pesar de que tiene imágenes subyugantes y momentos de rara intensidad perturbadora, en líneas generales lo cierto es que promete algo que nunca acaba de tomar cuerpo real.
Todo son sensaciones, resultando lo más potable, el ejercicio fílmico donde vemos y comprobamos cómo se rueda un film, o en este caso mejor, cómo se le pone el sonido, los ruidos, los gritos, la palabras tenues, los alaridos, ruidos de fondo, provenientes del género humano y/o de la propia naturaleza. Lo que da forma y cuerpo a una película, en este caso de terror, y de lo que depende que al final al espectador le aterrorice o bien, si falla el trabajo de los profesionales, el espectador "se vaya" de la película. Y todo esto en un ambiente de estudio de cine malsano, amenazador, deprimente, con el compromiso y sentido de la unidad de equipo como base para la consecución de la siempre milagrosa creación de una película... que vaya Ud. a saber si ni siquiera se estrenará en las salas comerciales.
Bien montada, con estupenda fotografía, un perfecto sonido (de eso se trata todo, ¿no?) y un soberbio trabajo interpretativo de, sobre todo, Toby Jones (premio al mejor actor por esta cinta en el British Independent Film).
Este trabajo, como digo, interesa en todo momento pero al final, en mi caso al menos, se queda a medias, no convenciendo en el fondo.
En fin, un film muy curioso, de gran personalidad, que no se parece nada a casi ninguna y que por ello mismo merece un gran respeto. Pero vaya, que no me ha acabado de gustar del todo.

http://filmsencajatonta.blogspot.com.es
Constancio
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2 de abril de 2018
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
...los miedos y las angustias que infunde el lugar del trabajo, ese cotidiano espacio donde desarrollamos gran parte de nuestras vidas, surgen en este -por demás extraño (otro más)- filme de Strickland, quien también dirigiera aquella peli de lesbianas sadomasaquistas: El Duque de Burgundy, en el 2014. Como aquella, esta: Berberian Sound Studio -una película de supenso y terror-, tampoco es para cualquiera.
Miguel Méndez
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1 de abril de 2013
1 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tan arriesgado es realizar una película homenaje a un género cinematográfico como escribir sobre ello. ¿Dónde marcar la linea entre la propia calidad de la ficción y la honesta valoración de los detalles del homenaje? ¿Debe ejercer una declaración de amor fílmica de parapeto contra el puro análisis cinematográfico? Evidentemente, no. El equilibrio entre ambos factores es tan decisivo como una buena historia, una correcta dirección y unas interpretaciones convincentes. En el caso de Berberian Sound Studio, segunda película de Peter Strickland tras Katalin Varga (2009), la elección del director está bastante clara desde el principio. Su objetivo es cimentar su obra en una atmósfera y un ambiente determinados, esforzándose por reconstruir de manera fidedigna una etapa y momento concreto con detalles incluso subliminales, aunque para ello tenga que abandonar a su suerte, consciente o inconscientemente, a sus personajes, que son absorbidos sin remedio por un torrente de imágenes icónicas y puzzles de sonido que harán las delicias de los fans del subgénero Giallo. Mario Bava, Dario Argento, Lucio Fulci o Sergio Martino, algunos de sus máximos exponentes, disfrutarían como enanos de Berberian Sound Studio, ya que en ella se encuentran resumidos en noventa densos minutos muchas de sus características narrativas y formales, aquellas que les llevaron a la fama en los años sesenta y setenta, sobre todo. No soy un gran admirador de este movimiento y por eso mismo no me entusiasman las señas de identidad estilísticas a las que rinde pleitesía Strickland. Violencia extrema (en este caso insinuación de violencia extrema, ya que todo nos llega a través del sonido), montaje basado en simbolismos, trama ligera, personajes que caen en el cliché hasta la saciedad o prioridad por el apartado visual, aunque ello signifique desmarcarse o abandonar a su suerte la historia en cuestión. Como digo, en este sentido Berberian Sound Studio es leal al Giallo y su idiosincrasia. Es entonces cuando hay que analizar la cuestión que expuse al principio del texto:Es suficiente la literalidad mostrada hacia el género homenajeado para justificar su existencia y ser merecedor de halagos? O hay qué exigirle algo más, como una historia interesante que acompañe a un producto tan estéticamente concentrado?

Porque para el espectador neutro no hay muchos elementos motivadores, realmente. La construcción de personajes es plana y superficial, cayendo en el estereotipo en lo que a personajes masculinos italianos se refiere y prácticamente obviando los femeninos, quedando como simples personajes-florero. Todos ellos caen mal desde un principio hasta que su sola presencia termina convirtiéndose en una lenta agonía hasta que el plano se cierre sobre Toby Jones y elimine al resto. Porque si hay algo que funcione en esta película ese es Jones, siempre inmaculado en sus interpretaciones y dotando a sus roles de una vida interior inmensa aunque, como en este caso, su papel carezca de ella debido a una escritura vacía e insustancial. De acuerdo en que la intención de Strickland es reflejar lo que eran en aquellos tiempos algunos de los estudios de postproducción más míseros e inquietantes de Italia, sin duda influidos psicológicamente por el visionado y trabajo constante en películas consideradas algo más que gore. Pero a nivel de guión, siempre desde mi punto de vista, es un fallo grave dibujar a todos tus personajes como maníacos sin humanidad, imposible de empatizar con ellos y con el único objetivo dramático de fastidiar, de todas y cada una de las maneras, al personaje de Toby Jones. Con esto no solo se consigue un desprecio total por los personajes italianos del film sino que, paradójicamente, dirige nuestra simpatía hacia Jones por el simple hecho de ser el blanco de críticas injustificadas y aleatorias (no a nivel humano, sino a nivel de guión, que es lo censurable). Y digo paradójicamente porque el ingeniero de sonido interpretado por el actor de Snow White and the Huntsman (Rupert Sanders, 2012) no es para nada interesante o redondo pero se beneficia de la constante mezquindad mostrada por sus compañeros de reparto. De hecho, es un personaje pasivo durante prácticamente sesenta minutos (eso para un protagonista son muchos minutos, es demencial) y los intentos por profundizar en él a través de las cartas que recibe de su madre son totalmente fallidos, por su nula importancia en la trama y su inconsistencia en pantalla. Por estos motivos, los veinte minutos finales, donde la previamente trabajada construcción atmosférica (esplendida fotografía de Nic Knowland) explota en una piñata de colores, zooms y yuxtaposiciones autorreferenciales, nuestro interés hace tiempo que desapareció más allá de intentar pillar las repetidas alusiones a otras películas. Y, sin duda, gran parte de culpa la tiene la infantil escritura de personajes.

Sigo en spoiler sin ser spoiler
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Jlamotta
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