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Trece días

Drama Crisis de los misiles de Cuba. En octubre de 1962, una serie de fotografías aéreas obtenidas por aviones norteamericanos revelaron que los soviéticos estaban instalando en la isla misiles que podrían alcanzar gran parte de los Estados Unidos. Para obligar a la URSS a desmantelarlos, el presidente John F. Kennedy y sus colaboradores decidieron el bloqueo de la isla. (FILMAFFINITY)
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Críticas 46
Críticas ordenadas por utilidad
19 de julio de 2011
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Kevin Costner vuelve a sus orígenes. A ese cine que le dio tantos triunfos y le lanzó a lo más alto del séptimo arte. Costner vuelve a esa época imperecedera de Estados Unidos, cuando estaba gobernado por John Federal Kennedy. Una época en el que la guerra de Vietnam sonaba con fuerza y la palabra paz tomaba su gran potencial.
En esta película se describe uno de los momentos más complicados que vivió el presidente. 13 días en el que Estados Unidos se sumió en la desesperación de una supuesta guerra nuclear con la antigua URSS. Todo el planeta se hacía eco de la noticia, y el ojo del huracán se focalizaba en una isla del caribe llamada Cuba. Una isla que se llenaba de misiles dirigidos a Estados Unidos.
La historia está contada a través del asesor del presidente, y basada en sus escritos sobre lo que se vivió en esos días en la Casa Blanca. Junto a él, los jóvenes Kennedy se verán en una tesitura bastante complicada al tener que luchar a la vez con los rusos, los cubanos, el pueblo estadounidense, sus propios políticos y unos militares con una sed de que se produzca una nueva guerra.
La película engancha y distrae. Uno disfruta intentando averiguar cual fue el origen y la solución de un conflicto que pudo cambiar el curso de la historia.
En fin, gran película interpretada sobresalientemente por sus actores y que cuenta con un diseño artístico impecable. Uno es capaz de oler a través de sus ropas, peinados, coches y muebles, una época que hace tiempo quedó atrás, pero que hoy en día sigue muy viva.
icaro_81
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31 de enero de 2012
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
El conflicto entre las dos potencias mundiales, URSS y EEUU dio lugar a la Guerra Fría, esta no solo era un conflicto militar, si no también ideológico, tecnológico, territorial, etc. Uno de los puntos de más auge de este conflicto fue la llamada Crisis de los misiles (Crisis del Caribe para los soviéticos). Lo cerca que estuvo la humanidad de una guerra nuclear es contada con nitidez en esta película, aunque siempre desde la perspectiva americana, echándose de menos alguna escena que pudiese reflejar también los dilemas del gabinete de Nikita Kruschev, y no solo la muestra de un prepotente enviado soviético a la ONU.

Pese a esto, la película traslada de forma notable el conflicto, que viene sucediendo también hoy en día, entre los militares y el gobierno americano. Kennedy hizo frente a la rama dura del ejército imponiendo su autoridad de presidente aunque puede que con estas acciones firmara su posible sentencia de muerte trece meses más tarde en Dallas.
Otro papel importante fueron los medios de comunicación, presentes en todo el conflicto y con mucha más cobertura que en otras situaciones de tensión, la tecnología avanzaba, y la gente, sobre todo occidental, estaba ansiosa de información. La Crisis de los misiles supuso un crecimiento en la popularidad del partido demócrata en general y de Kennedy en particular, uno de los hechos que demuestran esto es que, un desconocido Brown, ganó las elecciones para los demócratas en California ante Nixon que se veía ya ganador.
Otro de los componentes del gabinete de Kennedy, Robert McNamara, fue también responsable de mantener a los militares a raya en el Pentágono. Se le atribuye esta frase:
"Kennedy era una persona racional", dijo. "Kruschev era una persona racional. Castro era una persona racional. Individuos racionales estuvieron a punto de destruir totalmente a sus sociedades"

Bruce Greenwood capta a la perfección la personalidad de Kennedy, un hombre con un carisma monstruoso que estaba harto de las manipulaciones de las línea dura de los EEUU. Kevin Costner que peca un poco de protagonismo queda eclipsado por un Steven Culp soberbio en el papel de hermano de Kennedy, y aunque hay bastantes escenas para su lucimiento, como los diálogos con algún oficial por teléfono, la entrada corriendo al despacho oval, o la parte final cuando el destino del mundo se está dirimiendo en la sala de al lado y él se pone a silbar, no consigue transmitir esa responsabilidad y desasosiego que irradian los Kennedy.
Mención también para el personaje del general Curtis Lemay, el personaje parece estar poseído por el espíritu de Patton, expresándose con tacos continuamente para dirigirse al enemigo. O haciendo analogías como la del “perro rojo en el jardín” propias del carismático general de acorazados.
ElPutoChele
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27 de febrero de 2013
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
No es tan mala película como me imaginaba, tratándose de una obra dirigida por Roger Donaldson, aunque lo más interesante es el audiocomentario que acompaña a la edición en dvd que he visto. A pesar de su relativa veracidad histórica, el film tiene un fondo patriotero, pro-familia y pro-mito Kennedy que se diría en contradicción permanente con la intención de la veracidad histórica. Desde luego, se estuvo a punto de entrar en una guerra nuclear total, y algo de culpa hubo de tener JFK, digo yo. A destacar, como curiosidad, el teléfono rojo que el personaje de Kevin Costner tiene en su propia casa, un teléfono rojo que recuerda al de la película de Stanley Kubrick "¿Teléfono rojo? Volamos hacia Moscú" (Dr. Strangelove, or How I Learned to Stop Worrying and Love the Bomb,1963). En la película de Donaldson hay algunos personajes históricos, como el General Curtis LeMay (que inspiró posiblemente al personaje de Sterling Hayden en el film de Kubrick), que también aman la Bomba, y mucho.
Pedro Triguero_Lizana
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4 de octubre de 2014
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Reconstrucción de los hecho explícitamente burocráticos y protocolarios (aunque reflejados miméticamente hasta un cierto nivel de tensión) de las corredizas, nervios, llamadas, negociaciones que tambalearon los Despachos y pasillos de la Casa Blanca durante el periodo que se dio a conocer como “Crisis de los Misiles Cubanos”, cuando varios aviones del ejército interceptaron desde gran altura la instalación de bases lanzamisiles en la isla caribeña.

El irregular Roger Donaldson (que perpetró en los años noventa lo que muchos consideran un infumable remake de “La Huida” de Sam Peckinpah cambiando con la entonces pareja Kim Basinger-Alec Baldwin) y que dirigió otros sonoros fracasos como “Cadillac Man” (1990)con Robin Williams, volvió a contar con Kevin Costner (desde la tensa como interesante “No Hay Salida” (No Way Out, 1987)), para meterle en el papel de un ficticio secretario del presidente Kennedy (Bruce Greenwood) que además de amigo se convierte en cómplice junto con su hermano Robert (Steven Culp), en un asunto muy pero que muy gordo que acabó con una grave crisis diplomática entre EEUU y la Unión Soviética, cuando éstos últimos aceptaron la cooperación de los cubanos para instalar bases de misiles de largo alcance.

Una marea de reuniones, discusiones que no llevaban a ninguna parte, la avalancha de opositores (algunos militares del pentágono) frente a las pacíficas y más dialogantes alternativas de los hermanos Kennedy quedan flotando en esta escenificación más que aceptable sobre unos hechos que, personalmente, no llegamos a saber ni la mitad. La diplomacia se convierte en la gran heroína de una película que llegaría a ser un “blockbuster” para mentes inquietas.
Natxo Borràs
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2 de marzo de 2014
8 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ahora sabemos que fueron los trece días más peligrosos para el planeta. Esta cuestión, estar a punto desaparecer, era algo ignorado por completo por la población humana, de manera que los pocos bombazos atómicos que estuvieron a punto de enviarse entre las dos superpotencias hubieran sido suficientes para que toda vida hubiera desaprecido, con lo triste que hubiera sido eso para todos.

No es mala idea la de llevar a la pantalla esos hechos, la tensa situación pretérita lo merece porque resulta que esa hipotética tercera guerra mundial hubiera durado con toda seguridad apenas unas horas, cuestión de apretar unos botones, verificar por teléfono ciertos hechos y al búnker a rezar. El drama vivido en la realidad seguramente supera la versión que protagoniza Costner en este "Trece días", una película que no me ha acabado de convencer y que me ha parecido demasiado larga.

Sus más de dos horas entre con la bandera de las barras y las estrellas siempre ocupando la atmósfera (explícita e implícitamente) no tiene por qué ser mucho tiempo, eso es algo que depende de la manera de presentar los hechos. La cuestión es que ya desde las primeras reuniones por las fotografías de los aviones de los misiles, las distintas presiones de las múltiples opiniones sobre las decisiones más correctas que habría que tomar, entre los militares, el jefe supremo Kennedy y la familia yankee, sencillamente me he ido aburriendo irremediablemente hasta que me ha ocupado una indiferencia absoluta. ¿Para qué prestar más atención?; ¿cómo revivir una tensión como la de la crisis de los misiles?; puede parecer de necios, pero si al final ya sabemos que no va a haber físicamente ningún misil volando por los aires, ya conocemos el final de la historia, ¿dónde está entonces la gracia? Ya sé, la versión de ellos, de los USA, su estrategia para hacer lo posible para salvar al planeta, la grandeza de un guión bien hecho.

Yo me he aburrido, lamentablemente la Guerra Fría la percibo como algo muy ajeno y que sean ellos, los yankees, los que muestran a través de esa primera persona egocéntrica los hechos dados no hace mejor a la película, todo lo contrario, su parcialidad me parece lamentable. "Trece días" es de género político puro y duro y no decepcionará a aquellos que les gusten las cuestiones de estrategia geopolítica. Y sobre todo les gustará a los que les apasione la Guerra Fría; para el resto, una película floja.
Luisito
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