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Vicio propio

Comedia. Intriga California, año 1970. A Doc Sportello, un peculiar detective privado de Los Ángeles, le pide ayuda su exmujer, una seductora "femme fatale" debido a la desaparición de su amante, un magnate inmobiliario que pretendía devolverle a la sociedad todo lo que había expoliado. Sportello se ve envuelto así en una una oscura trama, propia del cine negro. Adaptación de la novela homónima de Thomas Pynchon publicada en 2009. (FILMAFFINITY)
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Críticas 92
Críticas ordenadas por utilidad
6 de octubre de 2015
9 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
No entiendo como críticos de espectáculos de medios conocidos critican aspectos "inteligentes" de esta película, de divertida, no tiene nada de nada, enredos y mas enredos, confusión mas confusión y bostezos mas botezos!
Espectador_Medio
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6 de agosto de 2015
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Inherent Vice (Puro Vicio, 2014) es la adaptación cinematográfica de una de las novelas más extraordinarias de la literatura norteamericana contemporánea, escrita por el fascinante (y para muchos repelente)Thomas Pynchon. Este enigmático escritor, del que apenas se conocen datos biográficos, realiza con Inherent Vice un homenaje a un tiempo pasado que nunca más volverá a ver la luz. O mejor dicho, dos homenajes en paralelo, que acaban confluyendo en el mismo destino, por una parte el cine negro, y por la otra la California de los años sesenta (Una California no real, sino adulterada).

Aunque para empezar, podríamos delimitar cuales son los aciertos de la película y cuales sus errores respecto a la adaptación literaria. Lo más importante en la novela, ese ambiente tan enigmático que Pynchon elaboraba en la obra como si fuera sencillísimo, cuando en realidad se trataba de un mundo complejo pasado por ácido, no ha sido filtrado con la misma gracia en la película. Y esto se debe especialmente a un motivo, como es la falta de tiempo. La película ha tenido que reducir muchísimo material que transcurría en la novela, y esto ha ocasionado un incremento de la sensación de eventos concatenados con prisa (y esto ya pasaba en la novela). El espectador que no esté acostumbrado al estilo de Pynchon se quedará eclipsado completamente por la complejísima trama, que no deja nunca ni un minuto de respiro (muchas críticas al filme vienen de gente que afirma no haber podido entender nada, no sólo Carlos Boyero que ya viene mal de fábrica). Y al comprimir tantos eventos, la magia de Pynchon se neutralizado en buena parte. Esto no quiere decir que Puro Vicio sea una mala película, ni mucho menos. Hay que tener las ideas muy claras para poder componer una película (y no perderse en el intento) como la que monta Paul Thomas Anderson con semejante base literaria.

Doc Sportello, el protagonista absoluto del filme (apenas hay metraje que no tenga a dentro de campo al personaje) es interpretado por Joaquin Phoenix. Hay que decir del responsable de casting que la elección es de las mejores que se podían haber dado, y es que Phoenix interpreta a la perfección el extravagante investigador privado Doc Sportello, una mezcla entre el clásico investigador de cine negro, tan propio de las películas de los años cuarenta (con Humphrey Bogart a la cabeza) con los Hippies adictos a la marihuana de los años sesenta. Como vemos, la nostalgia es un motor básico en la película, como ya lo era en la novela.

La trama del filme es de hecho una revisión del género negro en toda su expresión y con continuos guiños e homenajes. El principio no puede ser más propio del cine negro, con el personaje femenino clásico (una femme fatale), para más señas ex de nuestro protagonista, que es la que introduce el Macguffin con el que arrancará toda la película (un caso más de cine negro, en esta ocasión su actual pareja podría haber sido secuestrada para que alguien se quede con su dinero). Y es que efectivamente, y como ya decía antes, toda la película es en realidad un gran Macguffin, con el que se distrae a nuestro protagonista, que se dirige de un sitio a otro sin que exista nunca una razón sólida. Pero al fin y al cabo, este movimiento itinerante es también una constante del género, si bien es cierto, que Thomas Anderson explota exponencialmente este recurso, creando a propósito un viaje paranoico en toda regla, donde no existen leyes racionales.

Por lo demás, la película crea sobradamente una atmósfera surrealista, donde se respira tanto la hierba de nuestro protagonista como la California pasada por salitre de los años sesenta. Con unos personajes secundarios de lujo (entre los que podemos destacar Owen Wilson, Josh Brolin, Katherine Waterston y Benicio del Toro entre otros), el cineasta consigue sacar adelante un universo propio lleno de vida, algo que siempre es difícil, por más que el material de base sea excelente. Puro Vicio puede degustarse de múltiples maneras: como una película de cine negro, con una compleja trama (que si engancha al espectador de primeras y conecta con este ya no le suelta), como una película con un humor singular y anti-Blockbuster que hará las delicias de los amantes del humor absurdo (en especial a la generación de los treinta y pocos) o como una plataforma para que Paul Thomas Anderson explote todos sus recursos favoritos, entre ellos una puesta en escena creativa y provocativa (el punto más delicado como adaptación, después de la trama).

Puro Vicio, como vemos, no es una película para todos los gustos. Ahora bien, si te engancha, difícilmente te va a soltar. Paul Thomas Anderson ha sabido situarse a la altura de las expectativas, en su película más arriesgada. Esperemos que siga a este nivel, porque sin duda se ha convertido en el director más icónico de su generación, representando un Hollywood diferente, nostálgico e irreverente.

https://neokunst.wordpress.com/2015/08/06/puro-vicio-2014/
Kyrios
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10 de marzo de 2015
12 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Arrebatadora primera gran película de 2015, una vez más, de la mano de uno de los más importantes creadores de los últimos años. Mucho mejor que el libro de la que nace, Anderson disecciona los setenta en una amalgama de drogas, deseos, corrupción política y dobles intenciones, en una película de "nuevo cine noir" que revuelve una y otra vez con sus moldes narrativos. Es cierto que la última media hora de película baja el tono, que empieza como un torbellino de fuerza; pero aún así, es la demostración de poderío de este realizador, con dos grandes interpretaciones, las de Joaquin Phoenix y Josh Brolin, que le dan a la película ese tono de melancólica belleza clásica a una película con esa clase magistral de cine novedoso y señorial. Pura maestría fílmica.
enyel
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21 de febrero de 2015
10 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como digo en el título, no se entiende la película, está todo sin explicar. Son historias conectadas, si, pero la verdad es que van cada uno por su lado, no llego a entender la necesidad de algunos personajes. Algunas escenas sin razón de ser, como queriendo sacar algo filosófico que hace que no se entienda nada. Un batiburrillo de cosas sin sentido.
manusax
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16 de enero de 2015
9 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Paul Thomas Anderson planteaba en “The Master” la búsqueda existencial en la América de los plenos años 50. En los años 60, dicha búsqueda quedó sumida en la psicodelia del tripi social que supuso la cultura hippie, del fumeta que soñaba con encontrar el camino al existencialismo a través de un simple porro. En su novela “Vicio Propio”, Thomas Pynchon planteaba el final de ese sueño situando la acción a finales de los 60 en el suroeste de Estados Unidos, con la historia de un detective hippie que buscaba a su ex novia y a un magnate inmobiliario desaparecidos en una California dominada por polis corruptos, grupos raciales, hermandades arias, compañeros de papelinas reconvertidos en activistas políticos, dentistas adictos a la cocaína y barcos destinados al contrabando de drogas. Todo ello a su vez en pleno clima de tensión por el caso Charles Manson, que sumió a toda la sociedad en una falsa paranoia de inseguridad y convirtió a los hippies en el blanco de todas las miradas.

Por tanto, parece que Anderson era el cineasta idóneo para llevar a la gran pantalla la psicodelia presente en las páginas del autor neoyorquino, que sus caminos acabarían por encontrarse. Y uno podría esperar que, ante semejante argumento, el director volviese a sus orígenes pero llevando la excentricidad de la propuesta mucho más allá. Lo sorprendente de su visión de la novela original es que Anderson no ha apostado por los “excesos” de sus primeros trabajos, ni siquiera por la impostada locura visual que bañaba “Punch-Drunk Love”. Su “Inherent Vice” –un nuevo aplauso a los traductores españoles- combina con acierto el dinamismo en la narración y el look retro de “Boogie Nights” con la solemnidad de sus dos anteriores cintas, y lo que resulta es una obra divertida que desprende singularidad y extravagancia en su guión, en los actos de sus personajes y en su propuesta audiovisual –fantástica la banda sonora de Johnny Greenwood y ese aroma setentero que desprende la cinta-, pero resultando comedida en todos sus aspectos, sin llegar a desatarse del todo.

A medio camino entre “El gran Lebowski” de los Coen y el Polanski de “Chinatown”, “Inherent Vice” supone una adaptación libre –elimina y modifica muchos pasajes del libro que habrían enrevesado demasiado la trama de manera innecesaria- de la obra de Pynchon, y tan desenfadada y desvergonzada que no será del gusto de la Academia, pero que está llamada a ser una de esas pequeñas joyas de su realizador. Puro cine noir sin paliativos y con bocanadas de marihuana corriendo por sus fotogramas, que tiene además en la mirada perdida y despreocupada de Joaquin Phoenix al Doc Sportello perfecto, al detective del Hollywood clásico pasado por el filtro de los estupefacientes, pero siempre en busca de la verdad.

A favor: Joaquin Phoenix y la apuesta desenfadada y psicodélicamente comedida de Anderson
En contra: algunos esperarán que se desboque mucho más
kubrick_is_alive
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