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El rostro impenetrable

Western. Romance Tras el atraco a un banco fronterizo, Johnny Río es traicionado por Dad, su mejor amigo y compañero de correrías. Apresado por la policía mexicana, pasa cinco amargos años en la prision de Sonora, durante los cuales, vive obsesionado con la idea de vengarse del traidor. Tras ser puesto en libertad, visita a Dad, que se ha convertido en un hombre respetable y es el sheriff de Monterrey. Cuando Dad le presenta a su hijastra Louisa, Jonnhy ... [+]
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Críticas 55
Críticas ordenadas por utilidad
23 de enero de 2011
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es una cinta de gran intensidad, por todos lados. En las emociones, en las escenas de acción, en los diálogos, en las actuaciones. Incluso el mar siempre tiene algo de oleaje.

Es una historia sobre la traición, la lealtad, el rencor, el perdón, la venganza y el amor, que para mí no tiene un solo minuto aburrido, con un duelo interpretativo maravilloso entre Karl Malden y Marlon Brando.

En la estupenda y corta novela de Ken Follett "En el blanco" uno de los personajes comenta: "Nunca perdonamos a aquellos a quienes hemos fallado". En eso pensaba al ver la expresión satisfecha del sheriff mientras azota a su antiguo compañero de atracos, a quien abandonó al peligro.
IzaNezzie
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14 de agosto de 2012
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dentro del género del western, este film ocupa un lugar especial, no tanto por su calidad como por lo extraño que es. Aunque en líneas generales se trata de una típica historia de venganza, Johnny Rio (Marlon Brando) busca a su antiguo amigo y compañero de atracos Dad (Karl Malden) tras pasar cinco años encerrado en la cárcel, tras ser abandonado por éste último. Cuando por fin da con él, Dad es un hombre respetable, sheriff de Monterrey, casado (Katy Jurado) y con una hija y tratará por todos los medios de mantener su modo de vida ante la llegada de Rio.
El argumento ha dado para muchos westerns y otros dramas.
Sin embargo, lo primero que sorprende es ver que es el propio Marlon Brando el realizador del film. De hecho fue su única incursión tras las cámaras. Aún es más curioso saber que asumió la dirección tras abandonar el proyecto Stanley Kubrik. Pero lo que termina sorprendiendo es en realidad el propio film, se trata de una historia de venganza que es al mismo tiempo muy violenta y también quiere ser muy romántica tratando de exponer los sentimientos a flor de piel. El ritmo es pausado. Rio, en su intento de venganza da muchas vueltas, y el espectador se pasa las dos horas largas de metraje esperando una confrontación que no acaba de llegar. Por otro lado, Brando sitúa la historia en la frontera mexicana, algo bastante inusual para la época (aún quedaban unos años para que llegaran Peckinpah o Leone). Además, uno de los aspectos que más destacan en este film es la presencia del mar, algo totalmente inusual, cuando lo normal es mostrar grandes praderas llenas de ganado.
Y es que Brando buscó por todos los medios dar a la historia una enorme intensidad dramática, exacerbando los sentimientos de venganza, pero también los del amor, cuando Rio conoce Luisa (Pina Pellicer) la hija adoptiva de Dad. Esto, junto con los deseos del realizador/actor de trascendencia, convierte a esta historia en un film curioso, raro, recargado, incluso barroco, pero con unas excelentes imágenes, que sabe ser duro y romántico a la vez, y quizás el único pero que se le puede poner es la extraña y larguísima resolución, ayudada por la inserción de ciertos paisajes que aunque no dejan de ser bellos, se acaba alargando tanto la secuencia que terminan perdiendo su función y parte de su acierto.
Pese a la tendencia a la autocontemplación, la única incursión de Brando tras las cámaras es una obra a tener en cuenta, un western que subvierte el clasicismo y que nos lleva a otros territorios poco explorados, para narrarnos una historia fronteriza, violenta pero también romántica cuyas imágenes consiguen captar el interés del espectador y cuya trama no deja indiferente a nadie.
manulynk
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25 de mayo de 2013
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Curioso western, grandilocuente y extraño, como el propio Brando. En su génesis se encuentra la espantada del director original, Stanley Kubrick, y su guionista, Sam Peckinpah- difícil mezcla cuyo explosivo producto hubiera valido la pena admirar-. De modo que todo quedó en manos de la megaestrella Marlon Brando, quien no se arredró, ni mucho menos, ante el reto. Su primera y última incursión en las labores de dirección resulta una película inclasificable, a medio camino entre el western psicológico y un ejercicio de insoportable narcisismo sólo sostenido por la carismática e irrepetible presencia de su "factotum".
Indudablemente estamos ante un western atípico, desde su enigmático título- tanto en inglés, "One Eyed Jacks", como en la versión española del mismo-, hasta las localizaciones en la exuberante costa californiana - sólo Brando podía tener el valor de filmar algo así como un "western playero"-, pasando por la estrafalaria pinta del héroe- no imagino a John Wayne ostentando semejante foulard; del imposible peinado ni hablamos-.
Sabemos del "Método" como sistema de interpretación, uno de cuyos representantes paradigmáticos es, de hecho, el propio Brando. De lo que no tenía noticia era del "Método" en cuanto a la dirección cinematográfica. Si tal existe, Dios- Ford- no lo quiera, "El rostro impenetrable" resultaría ejemplo insoslayable. Y es que Brando hace especial hincapié en las complejas motivaciones que conducen a comerse un plátano, y somete la acción a la estilización elíptica necesaria para poner cuanto antes el objetivo de vuelta en los intensos ceños de sus personajes. Ni que decir tiene que la relación entre significante y hondo- casi pelágico- significado de todo cuanto acontece- incluso servir unas enchiladas- se ve oportunamente subrayada hasta el tuétano.
En cuanto a los secundarios, oscuras comparsas a la alargada sombra de Marlon Brando- mal que, a algunos, nos pese-, cabe decir de Karl Malden que compone el salaz antagonista de rigor. Sorprende, por su parte, la joven y malograda Pina Pellicer, intensa en su resignado papel, y dotada, pese al frondoso entrecejo e indisimulado bigote, de un raro magnetismo, al que no es ajeno un Marlon Brando que siempre manifestó un vivo interés por "lo exótico".
Los hechos, en fin, se expresan con mayor elocuencia y economía que quien humildemente suscribe, y todo lo dicho podría resumirse perfectamente en el éxito europeo- Concha de Oro en San Sebastián- y relativo fracaso americano de "El rostro impenetrable".
Carorpar
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12 de marzo de 2014
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
El rostro impenetrable es uno de mis westerns favoritos por muchos motivos. En primer lugar porque está interpretado por uno de los mejores actores de la historia del cine como es Marlon Brando que en aquella época se encontraba en la cúspide de su carrera y reemplazó a Stanley Kubrick en la dirección con notable acierto. También trabaja otro gran actor con una actuación memorable, que es Karl Malden (Esas miradas que tiene le ponen a uno los pelos de punta). También encontramos en el reparto a la conocida actriz mejicana Katy Jurado, que junto con la malograda Pina Pellicer, realizan soberbias actuaciones. Así como Ben Jonhson, secundario de lujo en cualquier película del oeste que se precie, y Slim Pickens ambos habituales en los films de Sam Peckinpah y que también ofrecen otras excelentes actuaciones.

Por otro lado, destacar la preciosa banda sonora y la espléndida fotografía nominada al Oscar. Aunque en su momento la película no tuviera el éxito esperado, ganó varios premios, entre ellos la Concha de oro del festival de San Sebastián. Y todavía hoy en día se ve con agrado porque ha envejecido estupendamente. ¡A ver qué película después de 50 años sigue teniendo un notable y eso que la crítica no fue muy benevolente con ella!

El proyecto inicial era más ambicioso, sin embargo, la duración excesiva del metraje provocó que los productores recortaran y eliminaran escenas, sobre todo las referidas al encarcelamiento de Brando y las penurias por las que pasa durante cinco años en Sonora. El resultado final no fue del agrado de Brando que mostró su disconformidad. Lo cierto es que si se hubiese estrenado la versión extendida probablemente estaríamos hablando de otra película pero la que finalmente se estrenó en los cines no dista mucho de ser una obra maestra.
Harold Angel
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17 de febrero de 2021
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Primera y última película que dirigió Marlon Brando acreditándose aunque según se cuenta, poco después en “Rebelión a bordo” (Lewis Milestone / 1962) también hizo lo suyo. La historia del cine nos ha dejado un buen puñado de películas inolvidables que surgieron de un rodaje caótico, eso sí plagado de gentes con mucho talento. Citemos “Casablanca” y “Apocalipsis Now” como importantes ejemplos.
“Jack el Tuerto”, título original, es otra de ellas. El título parece hacer alusión a las jotas de picas y corazones de la baraja inglesa que solo muestran un ojo, tomado ello como símbolo de que ocultan otra mirada, otra cara, como ocurre con los personajes de la película. “La auténtica muerte de Hendry Jones” de Charles Neider publicada en 1954 sobre “Billy The Kid” sirve de base para un guion libérrimo al respecto de varios guionistas en el que a tenor de sus obras posteriores dejó su impronta Sam Peckinpah que fue despedido nada menos que por el director Stanley Kubrick que a su vez fue despedido por el propio Brando que asumió la dirección. Así pues nos quedamos con apenas un adelante del devenir futuro del western que lideraría Peckinpah y sin saber que hubiera hecho el genio Kubrick con el género cinematográfico por excelencia.

La propia idiosincrasia de Brando a la hora de renovar las claves más que establecidas ya del género, rompiendo el maniqueísmo tradicional de buenos y malos de los personajes y su propia inexperiencia como director hizo que el rodaje previsto para dos meses se alargara a nueve y que el presupuesto se disparase de 1,8 millones a 6 millones de la época. La cosa no funcionó en la taquilla ni en la crítica USA (si en Europa donde se llevó la Concha de Oro en San Sebastian) y para compensar el desastre económico Brando acepto firmar cinco películas con Universal que a la postre tampoco funcionaron.

Brando rodó casi cinco horas de metraje. El estudio lo redujo a la mitad y obligó a rodar un año después un final más amable y menos trágico que el que imaginara Brando que acabó renegando del montaje final. Y a pesar de todo y quizás por todo ello surgió una obra singular, bella, transformadora del género, brillantemente interpretada al igual que la fotografía de Charles Lang; trufada de imperfecciones de las que sale indemne gracias a la dualidad de sus contrastes, a los perfiles psicológicos freudianos de sus personajes, regalándonos momentos y escenas inolvidables, hipnóticas, plagadas de tensión…, todo un universo donde los elementos giran en torno al rey sol que encarna Brando en un acto de narcisismo egocentrista que solo él es capaz de mantener y explotar con beneficios. Su química con Malden, que está soberbio, en su tercera y última colaboración deja el molde para la historia.

La primigenia historia de venganza de tintes trágicos clásicos, tiene muchas capas de lectura. El chico edípico (Kid), con un Brando de 39 años, tiene que matar a su padre (Dad / Malden) para poder ser él mismo y redimirse gracias al amor puro que encarna una notable Pina Pellicer. Una actriz que desgraciadamente trunco su brillante futuro suicidándose debido a una depresión apenas tres años después en el 64. El imprescindible Ben Johnson se suma a la galería en su papel menos monolítico. Y por último el mar. Ese mar que estaba exiliado del western y que toma el relevo y se impone a los desiertos polvorientos del inicio, un mar también dual que acompaña en sus embates, en sus idas y venidas, a los sentimientos encontrados de los personajes. Una película tan fascinante como el rostro de esa Gioconda que irrumpe sin pudor con su presencia presidiendo el templo sagrado del género como es el Saloon.

cineziete.wordpress.com
ELZIETE
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