Hasta la muerte

Una producción impecable, algo vista, para un producto que no pretende otra cosa que entretener. Simple entretenimiento para rellenar las plataformas de TV.
La dirección, aparte de montar la película con mucho ritmo, hace sus pinitos y nos muestra algún que otro detalle visualmente interesante.
La historia ¡ja, qué historia! no es que sea muy original pero en este caso la han montado a base de un conjunto de ocurrencias, a cual más chorra e inverosímil. Sin embargo, son tantas tonterías juntas, una tras otra, más dificil todavía, atropellando al espectador, que al final termina entreteniendo.
Los personajes son muñequitos de guiñol, exagerados, típicos y tópicos.
Las interpretaciones, en papeles muy exagerados y diálogos de besugos, son perfectamente olvidables.

Tras la tempestad llega la calma, aunque aquí es precisamente al revés. Y lo que se vaticinaba como una repetición del modelo King en la adaptación 'El juego de Gerald' (2017, Mike Flanagan) tras toparnos a la felizmente reincorporada Megan Fox esposada al cadáver del fulano que fantasearías ser durante la noche de folleteo que precede a una jornada de mucho follón -menudo juego de palabras, me enorgullezco de mí mismo- la cosa se desliza por la senda de un home invasion que al menos no repara en gastos de truculencia gore para amenizar sus 88 minutejos.
Un rastro de sangre. El codiciado botín oculto en mitad de la nada, en las tripas de un caserón idílico en un paisaje de frío extremo -nada que no sepamos por su explícito trailer, dicho sea de paso-. Y malosos que asedian a la heroína indefensa con frases random: 'me sorprende que hayas llegado tan lejos'.
Eso sí, con la garantía de que estando Millenium Media metida en el ajo existen tantas probabilidades de que 'Hasta que la muerte nos separe' se sume a la lista de tus thrillers predilectos como de que no vayas a disfrutarla igualmente papeándola de un tirón.
Merece su oportunidad -pero sólo una, no derrochemos el tiempo-.

Este nuevo thriller protagonizado por Megan Fox supone un paso adelante para el director S.K.Dale.
En primer lugar, tenemos la actuación de Fox , la cual eclipsa desde el primer momento al resto de secundarios. Ella es capaz de elevar la película al nivel de credibilidad que necesita, llegando a generar empatía con el espectador por la difícil situación que tiene que afrontar durante el transcurso del film.
En segundo lugar está el guion, que permite un desarrollo fluido de la trama y destaca por conseguir presentar una serie de elementos para luego darles un sentido más adelante en la película.
Y en último lugar destaca la dirección, sin la cual no habría sido posible una cinta de este tipo (casi) redonda.

No creí que me llegara a gustar, por su comienzo, algo lento e insulso, pero pasado éste, la película coge carrerilla y empieza lo realmente interesante. Con gran ritmo, asistimos a otra peli de invasión en casa, esta vez no con chica ciega, sino con chica esposada a su difunto marido. Parece una tontería, y realmente lo es, pero la peli goza de una buena realización que hace muy disfrutable lo ya visto miles de veces. Actuaciones correctas. La Fox, muy guapa y para de contar, pero cumple. En resumen, se deja ver, es muy entretenida, sobre todo en su segunda parte, y dirigida con mucha solvencia, así que, recomendable para pasar un buen rato, aunque fácilmente olvidable.

Habra que esperar a su segundo trabajo para reafirmar las buenas maneras que apunta S.K. Dale en su primer largo, de duración estimablemente corta dado los tiempos que corren con el metraje. Mientras tanto se las apaña para que Megan Fox nos arrastre y nunca mejor dicho al juego del gato y el ratón sin mayores pretensiones que entretenernos un rato. En mi caso lo consigue. 

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