Los mejores años de nuestra vida

Para mí es la mejor película de un versátil director que me encanta. Trata de las dificultades de la readaptación a la vida civil de los militares que vuelven de la guerra. Los hijos que resultan apenas conocidos porque ya son casi adultos, las dificultades para encontrar trabajo o para retomar el que se tenía, las mutilaciones, las pesadillas...

La película es intensa y sensible, pero no sensiblera. Mi momento favorito es el reencuentro del personaje de Harold Russell con su novia, mientras otro de los soldados dice en voz baja: "Pero no le enseñaron a abrazar a su novia, ni a acariciarle el pelo".

Todos sabemos que es una película de una categoría excelente. Pero lo que quiero recalcar es que uno de los soldados está protagonizado por el veterano de guerra Harold Russel, el único del reparto que no era actor profesional y que consiguió el oscar al mejor actor secundario y otro oscar honorario por ser "un rayo de luz" para los inválidos de guerra.

Después de una cruenta guerra ¿qué más puede desear un hombre que reencontrarse con la paz?... Después de haber matado y de haber sembrado llanto, dolor y soledad ¿qué otra cosa puede quererse que el olvido eterno en un remanso de amor y de alegría?... Después de padecer el miedo, el sufrimiento y el horror de los campos de batalla ¡cuánto se sueña con el reencuentro familiar y con poder dormir en la propia cama!

El capitán Fred Derry, el sargento Al Stephenson y el marino Homer Parrish (aire, tierra y mar), se encuentran de regreso a casa cuando ha terminado la guerra física, y ahora, han de hacer otro ingente esfuerzo emocional para adaptarse a los cambios que, inevitablemente, les esperan. Fred, vivía en las nubes soñando con su bella esposa Marie y ahora se encuentra con una mujer que se decepciona al verlo sin el traje que le daba altura y sin el salario que, como aviador, recibía. Para Al, las cosas están más puestas en tierra, pues, su esposa Milly aún sigue amándolo, pero, se le antoja difícil ver a sus dos hijos ya crecidos y pensando de manera autocrítica... y para Homer, las cosas son oscuras como en el fondo del mar ya que, habiendo perdido ambas manos, ahora tiene que valerse de dos garfios para poder asir las cosas... por esto, se resiste a llegar a casa y tener que darle la cara a su bella novia, Wilma.

Con estos especiales personajes, el director William Wyler, nos entrega una muy bella historia bordada de sentimientos felices y sufrimiento; pintada con los colores de la impotencia y la perseverancia; y vestida de encanto y calidez humana, permitiéndonos gozar y emocionarnos con cosas como la solidaridad, el respeto, la bondad, el encuentro del amor y la defensa de la amistad.

Basada en la novela, “Glory for me” que, MacKinlay Kantor, publicara en 1945, <<LOS MEJORES AÑOS DE NUESTRA VIDA>> logra, con su enorme sencillez argumental, recrear unos personajes del más alto significado como seres humanos, y también muy efectivos para denunciar, muy sutilmente, el desencanto al que se llega después de haber servido a la patria. Terminada la guerra, los héroes ya no son más que seres anónimos luchando, como tantos otros, para poder sobrevivir… y las medallas y las cartas de reconocimiento, tan solo son ahora símbolos gastados que apenas recuerdan que alguna vez se pudo ser útil. "Mientras me sirves, vales. Cuando ya no me eres útil, ¡si te vi no me acuerdo!", es lo que suelen pensar y sentir los políticos tradicionales.
Pero, la fuerza interior es capaz de trascender cualquier cosa que se ponga ante nuestros ojos... y la grandeza de este filme consiste en que se siente muy, pero, muy adentro.

Merecidos todos los premios recibidos y un especial reconocimiento a Harold Russell, pues, con su valerosa interpretación sirve de estímulo a todos los discapacitados del mundo.

Una frase de Milly es antológica:
“¿Crees que nunca tuvimos problemas? ¿Cuántas veces te he dicho que te odiaba y estaba convencida de ello? ¿Cuántas veces me has dicho que estabas harto de mi y que todo había acabado entre nosotros? ¿Cuántas veces tuvimos que enamorarnos de nuevo desde el comienzo?”

Título para Latinoamérica: LO MEJOR DE NUESTRA VIDA

Esta es una de esas películas especiales, realmente especiales, que aparecen más o menos cada cinco años, y que destacaN claramente por encima de las demás. Como suelo decir yo, esta película tiene estrellitas.

Tras visionar las casi tres horas muy bien llevadas de este irrepetible film, cualquiera tendrá deseos de intentar ser mejor persona. Sin escenas impresionantes de acción, sin efectos especiales, y en general sin ninguna grandilocuencia, esta película consigue lo que toda buena película debe conseguir: hacerte vivir el cine. Un guión sencillo pero contundente, una dirección brillante e intuitiva y un montaje perfecto y dinámico, nos permite seguir con facilidad y sumo interés las historias entrelazadas de tres soldados que llegan a casa tras la Segunda Guerra Mundial. Los personajes perfectamente analizados y desarrollados, llenos de verdad y sentimiento, consiguen que te encariñes con ellos, rías con ellos, y llores con ellos como pocas veces lo harás en otra película. Sus diálogos, sin especial sofisticación o ingenio y con palabras sencillas y transparentes, nos dejan oír la vida. Un uso de cámara, iluminación y composición magistrales y tremendamente personales, potencian aun mas los sentimientos y sensaciones de los personajes, haciéndonos vivir aun más intensamente lo que vemos en pantalla. Y sobre todo haré especial mención a una banda sonora que sin delirios de grandeza ni espectacularidad deja tus sentimientos a flor de piel. Emotiva, evocadora, transparente, preciosa.

¡Uf! ¡Qué pasada! Si, definitivamente creo que si juntamos todo esto, salen estrellitas. Totalmente recomendable a todo el mundo.

LO MEJOR
- Casi todo: La historia, sus personajes, las palabras, la fotografía, la música… sin excesivas grandilocuencias te cuentan la vida.

LO PEOR
- Algo larga, aunque tratándose de una película así, se agradece.

Como diría Tasio, esta película es más bonita que ni en pintura, una obra en el momento oportuno y necesaria como homenaje a los que sufrieron las duras consecuencias de la guerra tanto en la batalla como en la memoria.
No cabe duda que es una película comercial para su época al igual que otras del maestro Wyler, si bien no está exenta de calidad y figura entre las mejores del director.
Al margen de la línea redonda y notable del guión y su historia que puede ser percibido por cualquiera, lo que en mi opinión diferencia las obras de Wyler de las de otros es su capacidad para entre caramelos y rosas colar con astucia delicadas perlas. Estamos ante uno de los mejores maestros en el manejo de los intangibles, y eso en 170 minutos da para mucho y muy bueno siempre que no se nos pase desapercibido.
Ahí va de mi parte un 9 para esta joyita y otra ovación para uno de los más grandes.