Cuerpos ardientes

Historia con reminiscencias de la mejor y más pura tradición del cine negro de los 40: violencia, atmósfera (espléndida recreación ambiental al son de la magnífica partitura musical de John Barry que complementa con acierto las imágenes y ayuda a crear ese aire pesadillesco), diálogos “chandlerianos”, un argumento brillante, toques extravagantes y sensacionales actuaciones.

Ahora bien, la película no se conforma solo con eso y expande los parámetros del género, dándole una vuelta de tuerca (cuya diferencia más importante es la presentación del sexo. Pocas películas han hecho un mejor trabajo a la hora de evocar el clima: calor, "fuego en el cuerpo".)

Porque lo que más sorprende es que a pesar de sus muchos elementos convencionales (como el de la mujer fatal), el erotismo está presente a lo largo de todo el metraje y adquiere un protagonismo absoluto como motor de la acción, además de que contribuye decisivamente a remarcar el carácter asfixiante de la trama.

Pero sin duda alguna lo mejor de todo es la extremadamente “sexy” Turner, su entrada en el filme ya nos anuncia que ella es el único centro. Como el deslumbrado Ned acaba comprendiendo, es casi un honor ser engañado por semejante “femme fatale”.

En su momento fue considerada uno de las mejores óperas prima de la historia del cine. Desde luego, el filme tiene muchas buenas cualidades, y se nota bastante su influencia en las posteriores "Sangre fácil" ó "La última seducción".

Kasdan nos muestra una ciudad maldecida por el calor. Un abogado aburrido de la vida encontrará sentido a su vida al conocer a una sensual mujer fatal (qué grande es la sombra de "Perdición"). Los graves acontecimientos se irán desarrollando sin caer en lo previsible y mostrando una metamorfosis en la pareja de amantes.

Inteligente y sensual muestra del cine negro, cuenta con una estupenda pareja protagonista (nunca Kathleen Turner estuvo más guapa) y un gran final. Para degustar.

El incendio de la carne lleva, por ocultos pasadizos, a toda clase de centros de rehabilitación, penitenciarios, judiciales, además de a los consabidos juicios internos de conciencia. En "Fuego en el cuerpo", el placer de gozar de una hembra desnuda tan consabidamente apetecible, hace que el protagonista desoiga una serie de consejos dados 'en clave' por personajes secundarios que parecen haber abandonado por un segundo otras películas, haciendo acto de presencia en esta sólo para dar la apremiante advertencia o consejo.

Aquí todo el fuego se consume entre dos, apareciendo el resto de los involucrados como marcas en el camino, o en el guión, guiones en una página roja, de fuego intelectual, o quien sabe qué, recordándome así las distintas clases de fuego mencionados por la Dama del Leño en una memorable escena de Twin Peaks: Fuego camina conmigo.

Como ven, no estoy haciendo crítica, sino más bien llamando, invitando a ver esta película por algunas breves referencias a cosas insignificantes, a detalles casi inexistentes. Ya ver a la Turner incendiándose en su debut cinematográfico, es todo un lujo. Pero, repito, en algunas joyas marginales, como esta, lo que eleva el ánimo y mueve a garabatear unas líneas es esa atmósfera de mundo cerrado en sí mismo, con cosas que pasan y que no pasan, que sacuden un poco la imaginación y nos hacen querer habitar por algunos días o semanas en ese mundo.

Pues eso quizás sea el cine; un voyeurismo refinado, justificado, donde a través de un único ojo de buey vamos accediendo a distintas clases de salones, donde se representan toda clase de escenas que desatan en nosotros variadas clases de efectos. El voyeurismo puede ser intelectual, emocional, corporal, pero siempre está el gusto perverso por mirar cosas ajenas, por adentrarnos en rollos que no nos pertenecen, sin ningún riesgo, lo que nos da una sensación de simulado 'poder' sobre aquello en lo que depositamos nuestra mirada.

Cine negro e implacable. Los personajes se funden entre sus pasiones y la tórrida Florida.
Y Kathleen Turner invitando a jugar con las campanitas de su terraza a W. Hurt. La banda sonora inmejorable, sensual, sugerente como las imágenes. Han pasado más de 25 años y para mi sigue siendo una de mis películas favoritas.

Esta cinta va dirigida a todos aquellos que tengan pareja estable y no tengan valor para acabar con ella, de cogerse una aventura, y que les pongan estas situaciones porque la película tiene un alto erotismo, un actor buenísimo y una historia bien llevada, con un ritmo algo lento para mi gusto pero que llega a ser en ocasiones intenso, y sobre todo con un par de giros de los buenos... ahora si eres de esos que elogia el cine negro clásico esto te parecerá un intento de resucitarlo pero que ha quedado en eso, en un intento, y que al final es más erotismo que intriga, es más una mujer fatal que una historia seria y completa... aunque siempre se puede ver, que también hay cintas clásicas que las tienen a una altura que no les corresponde.