Espíritu sagrado

Pestiño creativo.
Por decirlo pronto, Espiritu sagrado, es una especie de pastiche cinematográfico, con ínfulas de modernidad, con una música, por momentos, estridente y estomagante y para remate unos toques de ciencia ficción de medio pelo, para culminar un puzzle, que no tiene pies ni cabeza. En definitiva, un enorme tostón de tres pares y muy señor mio. No me gusta alejarme mucho de la media, pero en esta ocasión, lo siento, le doy un dos.¡Pestiño sagrado!

¿Cómo es el diablo y de dónde viene? Lo más potente que tenemos aquí es la idea, la lección que nos instruye. El director nos muestra los puntos débiles por donde entra y se hace fuerte entre ignorantes y supersticiosos el Imperio del Mal. Ya nos lo dibujaba Francisco Goya hace un par de siglos.

Quiero pensar sin haber querido estigmatizar a las personas que les apasione en concreto la Ufología y en general las Ciencias Ocultas. El director ha escogido una subcultura en auge para construir una historia en la que la interpretación es amateur y donde algunos diálogos están leídos ... aunque con una fotografía en momentos digna de admirar.

«Soberbia!» Eso fue lo que pensé justo cuando escuché anunciar al tapicero de fondo y observé una manada de senderistas. Cuando llegó la escena del sapito loco con RUMBA MIX DE ZOMBIE de fondo me salí del pellejo, impagable. Surnormales, ensaladillas rusas dibujadas, encuentros con la tercera fase, bakalao... Qué delirio, qué crescendo místico.

Lo ancestral está dentro de nosotros y a la vez es universal. Esta película es ancestral. Solo decir gracias, gracias por este retrato de España, por este momento tan güeno y por esta PUTA OBRA DE ARTE.

Firmado: una compañera, una amiga y una discípula.

Me gusta esa estética medida: los planos cuadrados encajadísimos, los colores pastel con algún neón, los arranques de música taquicárdicos...

El puto ojo.

Está contando una historia durísima, pero no puedes evitar partirte el culo con algunos momentos sorna del cine.

Me deja, como me deja la vida: rara.

Gracias

Espíritu sagrado parece un souvenir artesanal pero es una película buenísima. El estilo anticipado por los cortometrajes de su director, marca un punto de partida ganador. La fantasmagoría cósmica de sus personajes abducidos por el misterio le da la categoría de paracomedia. Solo la lucidez ante la realidad hace que te rías no demasiado alto. Más que nada porque la realidad es devastadora.

Dos narrativas me llaman la atención en la película: la que habla a través de una pequeña comunidad de ufólogos y la que habla a través de la tele o el móvil. Ambas son un ensayo sobre "cómo construir una distopía" sin haberla construido. El elemento mágico no es un efecto. Esta película amplía los confines del esperpento y la ciencia ficción. Le podría suceder a usted.

En el arco relacional, El desencanto de Jaime Chávarri encaja bien con esta obra de guión sin trampa visible, ligera y solemne a determinado nivel. Pero Espíritu sagrado es de barrio, de asociación cultural, de rave, de encuentros en la primera o segunda fase, de Soylent green y libro de tapa dura autoeditado. Nada que envidiar a Yorgos Lanthimos o Leos Carax. Bueno, igual el presupuesto.

Me da la impresión de que Chema García Ibarra construye su propia máquina mucho más allá del cine.