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Ben-Hur

Aventuras. Drama Antigua Roma, bajo el reinado de los emperadores Augusto y Tiberio (s. I d.C.). Judá Ben-Hur (Charlton Heston), hijo de una familia noble de Jerusalén, y Mesala (Stephen Boyd), tribuno romano que dirige los ejércitos de ocupación, son dos antiguos amigos, pero un accidente involuntario los convierte en enemigos irreconciliables: Ben-Hur es acusado de atentar contra la vida del nuevo gobernador romano, y Mesala lo encarcela a él y a su ... [+]
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Críticas 151
Críticas ordenadas por utilidad
23 de marzo de 2011
30 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me uno a la mayoría de mis compañeros usuarios para decir que Ben-Hur es una verdadera obra maestra. Es quizá mi película favorita, porque todo en ella es monumental. El reparto no podría estar mejor. Tan sólo Charlton Heston podía ser Ben-Hur, el príncipe judío que tanto sufre para lograr sobrevivir y llegar a reunirse con su familia. Este caracter de héroe en la figura de Heston se ve potenciado por sus otros papeles en films: de Rodrigo de Vivar, de Moisés.... La obra literaria habla de un Judah que es recordado por sus sufrimientos, como un gran héroe, que en realidad es un hombre que lo pierde todo.
Notable interpretaciones de parte de los demás actores, sobresale la relación de Mesala-Ben Hur. Cada personaje representa una alegoría en mi opinión y Mesala es la mezquindad, el metraje se ve agotado con la tensión entre semejantes machos-men, junto con un contexto de Roma y de Israel del siglo I d. de C. extraordinario. El vestuario es de lujo, y la carrera de cuadrigas ha marcado un hito en el cine. La música te hace llorar, sentir...es muy acorde con lo que se cuenta, así la odisea de este hombre, que sufre tantas penalidades y que suspira por Haya Harareet se ve reforzada por pertenecer a la época en la que vivía Jesús. Por cierto, el extra que hace de Jesús, está impresionante, incluso de espalda es hipnótico. En resumen un 10, porque no hay un 20 para esta historia de William Wyler. Excelente.
barbara12
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2 de diciembre de 2009
24 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
Primera gran película épica de la historia del cine, basada en una novela del héroe norteamericano Lewis Wallace.
La película nos muestra una dirección exquisita por parte de William Wyler que curiosamente participó como técnico en la primera adaptación al cine de esta novela en el año 1925; presenta una gran fotografía, diseño de vestuario, efectos especiales asombrosos para la época y una banda sonora sublime compuesta por Miklós Rózsa.
De las actuaciones sobresalen la de Stephen Boyd en el papel de Messala, Hugo Griffith en el papel del jeque árabe, y un tanto por debajo (siendo sin embargo una gran performance) Charlton Heston en el papel de Judas Ben Hur.
La historia esta muy bien adaptada, lleva una asociación dramática exquisita entre el tema épico-romano y el religioso asociado a Jesucristo, sin sobreponer forzadamente ambas historias.
Sin duda la recomiendo, la larga duración de la misma (212 minutos) no representa un óbice. No hay que olvidar que obtuvo 11 premios de la Academia, hazaña que fue igualada 38 largos años después por Titanic.
Dr.Juventus
DrJuve
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15 de octubre de 2009
23 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
La televisión amenazaba al cine y Hollywood reaccionó a lo grande, haciendo toda una demostración de poder. Los cincuenta fueron la década del CinemaScope, la pantalla panorámica y el Technicolor. Ni 'La túnica sagrada', ni 'Quo Vadis', ni 'Los Diez Mandamientos'... la que llegó a la cima del género sin lugar a dudas fue 'Ben-Hur' en 1959.

'Ben-Hur' repetía temas y tipos pero a una escala desconocida, un filme espectacular en el que sin embargo el espectáculo (valga la redundancia) no lo era todo, porque la fuerza nacía sobre todo del personaje. Judá Ben-Hur, hijo de una familia noble de Jerusalén, un hombre íntegro y poderoso que sobre ese fondo histórico, vivía una historia en la que se mezclaban emociones tan íntimas como el amor, la lealtad y la venganza.

La versión de los cincuenta nació con la intención de ser la mayor superproducción de la historia. La preparación del rodaje duró cinco años, 50.000 extras, 500 estatuas y 300 decorados que se construyeron en Roma, en los míticos estudios Cinecittà. Un decorado destacaba sobre todos los demás, el circo era una copia exacta del circo de Antioquía. Ocupaba ocho hectáreas y podía albergar 15.000 extras. A modo de curiosidad, comentar que en aquellos meses los hombres romanos dejaron de afeitarse porque para ser extra sólo exigían una condición: llevar barba.

Los historiadores consideran a 'Ben-Hur' como un hito técnico en la historia del cine. Se utilizó película de 75mm, es decir, cámaras enormes y pesadas que el director William Wyler manejó con una sorprendente habilidad, sobre todo en una de las escenas más célebres en la historia del cine: la carrera de cuadrigas entre Ben-Hur y Mesala. Ésta ya forma parte de la cultura popular en el séptimo arte. Su montaje tuvo una enorme influencia en cualquier director que a partir de entonces rodara una persecución (hasta el galáctico George Lucas se rindió a su influjo en la famosa carrera de vainas de 'La amenaza fantasma').

Los resultados en taquilla fueron espectaculares y sus once Oscar establecieron un récord que sólo pudo empatar 'Titanic' (1997) y 'ESDLA: El retorno del rey' (2003), casi cuarenta años después. 'Ben-Hur' no sólo es una película, es una tradición. Su emisión televisiva cada Semana Santa ha ido descubriéndola a cada nueva generación, y ha permitido de paso, ir adaptando las interpretaciones. No deja de ser curioso que una película tan religiosa haya servido al mismo tiempo para alimentar como pocas, la iconografía gay, ya que bajo la rivalidad entre Ben-Hur y Mesala late una intensa pulsión homosexual.

Otras producciones de su época y de su estilo se han acartonado, pero 'Ben-Hur' no. En tiempos del realismo digital puede que algunas maquetas o fondos parezcan antiguos, pero en lo fundamental nada ha cambiado: un buen guión, un buen director y un actor tallado en piedra, Charlton Heston. Entre todos, crearon un personaje y una película más grande que la vida, o como dicen los americanos, "bigger that life".
Condosco Jones
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10 de febrero de 2010
21 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay grandes producciones cinematográficas que nos acompañan una y otra vez mientras llevamos a cabo la aventura de crecer. La responsable es la tele, que las emite año tras año, generalmente en fechas señaladas y apropiadas para cada tipo de clásico. Así, las Navidades y las Semanas Santas siempre han tenido el sabor y el color de “Ben-Hur”, “Qué bello es vivir”, “Quo vadis”, “Los diez mandamientos”, “Lo que el viento se llevó”, “Cleopatra”, por no mencionar las diversas producciones más o menos afortunadas o desafortunadas sobre Jesús de Nazaret…
En esas épocas del calendario, es inevitable encontrarse con las películas tradicionales que engullimos junto con los turrones, las torrijas, los mazapanes, el arroz con leche y otra gran variedad de manjares elaborados expresamente para unos pocos días, y a los que no volvemos a ver el pelo hasta el año siguiente.
Pero “Ben-Hur” se mantiene incólume pese a la machaconería de la costumbre. El genio es el genio, y William Wyler (y es la segunda crítica que le dedico en un mismo día) lo era.
No se ruedan muchas películas así. Los periplos monumentales de hombres castigados por la vida y redimidos ya no relucen como antaño. Charlton Heston pasó a la posteridad como el héroe de una de las tres películas ganadoras de once Óscars en lo que llevamos disfrutando del invento de los Lumière. Y no es que los Óscars sean unos galardones mucho más fiables ni referenciales que otros (aunque el prestigio es el prestigio), pero las cifras hablan. Y, para quien no se fíe gran cosa de las cifras, hay otros elementos de peso. Unos, son puramente sentimentales; que haya visto este dramón no sé cuántas veces y aún se me escape alguna lagrimilla en las escenas finales, influye y no poco. De acuerdo, no tengo por qué ver el dramón del siglo para que se me escape la lagrimilla, pero con “Ben-Hur” las lágrimas tienen cierta cualidad maravillada y rendida, como si derramarlas durante su visionado tuviese un valor añadido.
Otros elementos de peso a la hora de valorar una de las obras cumbre de Wyler, salta a la vista. El esfuerzo, el cuidado y el esmero puestos en la creación, la calidad atemporal de su elaboración, como las efigies griegas que transportan su canon de belleza perfecta y serena por los océanos del tiempo sin inmutarse.
Por mucho que la tele me la haya convertido en una tradición que está ahí como lo están las luces navideñas cuando salgo a la calle y las veo colgadas, no pierde su encanto, ni el deleite de verla con la familia, aunque ya todos seamos mayores.
Y un secreto: Lo mejor es verla como la veía de pequeña, en compañía de las personas que más quiero en el mundo, comentando esas escenas estelares, esa supervivencia en las galeras, esa carrera de cuádrigas, esos milagros que los más jóvenes de la casa vimos con nuestros ojos despiertos de niños que querían beberse la vida a tragos.
Para quienes aquel cine añejo era una prolongación del infinito.
Vivoleyendo
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7 de diciembre de 2009
29 de 40 usuarios han encontrado esta crítica útil
William Wyller es uno de los directores más entregados en el séptimo arte. Sus películas están repletas de sensaciones y de pensamientos intangibles que el realizador es capaz de mostrar con unos resultados sorprendes, siempre será recordado por su innata y demoledora capacidad en crear melodramas, pero con una intensidad prodigiosa y única. “Ben-Hur” supone una decepcionante excepción al cine de este magnífico realizador. Hay películas que sorprenden más por su impacto causado que más que por sus virtudes. Esta película debió de ser en 1959 la mayor hecatombe que el cine haya proporcionado jamás, y tal vez lo siga siendo incluso ahora en términos relativos. Pero tal virtuosismo viene dado por su aparatosa y mastodóntica producción, mucho más épica que la historia en sí misma. “Ben-Hur” es un muy buen film, de eso no hay duda, pero no es digno de su realizador, y el tiempo pasa factura, y aunque algunos tal vez no la sientan, otros pueden ver esta cinta con demasiado polvo acumulado en sus ya 50 años.

“Ben-Hur” es grande, épica, aventurera y también absurda y por momentos tediosa. Posee momentos de intensidad considerables, como la rivalidad de sus personajes, junto con momentos tan innecesarios como estúpidos. Recursos no le faltan a esta producción. Verla es asistir a un estruendoso y mastodóntico espectáculo inigualable. Sus imágenes entran por los ojos y no se olvidan. Sus decorados son increíbles, bellos, maravillosos y enormes. Tiene momentos inolvidables, como las escenas de los galeones en el mar o la tan conocida carrera de cuadrigas. No se le puede reprochar, cuando quiere, “Ben-Hur” impresiona, y no tiene rival. Pero la gran pregunta que debemos hacernos es, ¿Hay vida más allá de este irrepetible despliegue de medios y de glotonería visual? Es precisamente ahí donde falla la obra de Wyller. Su historia es muy interesante con la rivalidad de Heston y Stephen Boy, que interpreta al villano y que sin duda, es lo mejor del film detrás de sus increíbles medios. Por desgracia, Wyller opta, imagino que por razones comerciales, a no enfatizar demasiado con esa trama y centrarse más en su discurso religioso y las fatales repercusiones de la hermana y madre de Ben-Hur, que terminan siendo leprosas. ¿Era realmente necesario esta trama segundaria que por momentos se come la verdadera premisa del film? Cuando la trama de Boy se va al garete, todavía queda cerca de una hora de película, y decir que es tediosa y aburrida es quedarse corto, es tonta y absurda a más no poder. Es ahí donde se antepone la moralidad cristiana, a mi gusto, completamente innecesaria. Muchos afirman que es ahí donde se determina la magia de la película. No voy a discutirlo, pero Wyller ha sido capaz de mostrar pensamientos, emociones y sentimientos tan reales y puros con solo un buen puñado de actores y un buen guión, sin tanta aparatosidad por contar una historia, y eso caballeros, sí que es magia.
directorscut
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