¡Huye!

Aunque poco después de empezar ya me imaginaba el desenlace agradezco que saquen imaginación y produzcan una película original, ya que en la actualidad está dominada por remakes o secuelas innecesarias. Gracias.

Está claro que ha gustado a los que de momento la han visto. No es mi caso, como se puede comprobar con la nota que he puesto. Me he llevado dos sorpresas: la primera es que no me esperaba que pudiera ser tan mala y que no me esperaba que hubiera tantas personas que les pudiera gustar.
Es lenta, previsible, pobre en su argumento, pobre en su consecución. En definitiva, muy muy muy mala.
Película que he visto una vez y última. Si este es el mejor thriller del 2017, como he leído en alguna critica, estamos apañados .... Pero como siempre, para gustos los colores.

La peli empieza de miedo, en el sentido metafórico: excelente fotografía, buenos decorados, buena musica, actores sugerentes, rollo creíble y una buena versión moderna de "adivina quien viene esta noche". Pero cuando los protagonistas llegan a la casa familiar la cosa se empieza a torcer. El guión tiene posibilidades, pero los guionistas a faltas de mejores ideas, se apuntan a una mezcla de generos y no aciertan con ninguno. Ni lo sentimental, ni lo racial, ni lo humoriístico, ni la fantasía medico científica, que no da ni para película de serie C o F, empezando por la chorrada de la tacíta de té (los que han visto la película ya saben a qué me refiero), ni lo gore, que aburriría a cualquier aficionado al género, ni el suspense, que haría bostezar a toda la tropa de aficionados a Hitchcock de cualquier geriatrico, ni el miedo, que destacaba por su ausencia. Tiene eso sí, la originalidad de cambiar lo negro por lo blanco en los gustos de los blancos, cosa que parece haber entusiasmado a muchos espectadores, pero que a estas alturas no parece como para darle un premio a la originalidad ni al ingenio.
A mitad de película comencé a aburrirme, aunque mantuve el interés por ver qué pasaba. Y pasó lo que uno se puede esperar de una mediocre película como esta.
Podría terminar diciendo que me sorprenden las altas calificaciones de esta película, pero la verdad es que eso ya no me sorprende.

Déjame salir es una de esas películas que cuando menos sepas mejor, las de no ver el tráiler, por eso directamente me meto en el spoiler:

Salvando las distancias, “Get Out” vendría a suponer lo que “The Witch” (La bruja, 2015) hace un año por estas mismas fechas; esto es, una grata sorpresa y excelentes noticias para un tipo de cine hundido en el cieno por cerca ya de dos décadas de títulos mayoritariamente infumables.
Nos encontramos aquí ante una amalgama feliz de motivos y referencias, especialmente en sus dos primeros actos, durante los que se transita de la denuncia social al thriller con ribetes de terror psicológico, todo ello salpimentado con sabrosas dosis de “blaxploitation” descaradamente autoparódica.
Efectivamente, la película parece en su arranque la versión que un aprendiz de Hitchcock, aventajado y con muy mala uva, hubiese rodado de la icónica “Guess Who´s Coming to Dinner” (Adivina quién viene esta noche, 1967) o la más reciente —y mucho menos interesante— “Meet the Parents” (Los padres de ella, 2000). Las situaciones forzadas y los silencios incómodos inherentes al trance de conocer a la familia política se encadenan en un “crescendo” de tensión, como una olla puesta al fuego y dejada a su albur, que acaba generando una atmósfera irrespirable en cada uno de cuyos fotogramas se masca la tragedia.
La escalofriante escena de la hipnosis constituye la puerta de entrada a un tramo, el de la fiesta de cuarteados “WASP”, donde el surrealismo triunfante hubiera hecho las delicias de un Buñuel, con quien no cuesta entroncar el cáustico retrato que hace “Get Out” de las perfidias burguesas. Tampoco se abandonan los guiños hitchcockianos: el teleobjetivo de la cámara fotográfica como intermediario entre la acción y el espectador remite poderosamente a “Rear Window” (La ventana indiscreta, 1954). Incluso a “Blow-Up” (Blow-Up. Deseo de una mañana de verano, 1966), de Antonioni.
Acabado el bizarro “happening” y llegados al momento decisivo, a Jordan Peele se le plantea una disyuntiva en absoluto fácil de cara a cerrar la historia: encauzarla de regreso al melodrama racial a que apuntaba el planteamiento, lo que hubiera dotado a la película de una estructura circular, por ende ortodoxa, y de una impronta más seria; o bien ahondar en la insania que preside el nudo llevándolo a un desenlace en esa misma línea, con el correspondiente riesgo de desmadre. Como nunca se ha escrito nada de los cobardes, opta por lo segundo, con un despiporre de serie B —baño de sangre, científico loco y lobotomías incluidos— rabiosamente divertido. Culmina el doble salto mortal sin red con un último esguince argumental digno de la más chocarrera telecomedia afroamericana. A ver quién da más.