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Ángeles y demonios

Thriller. Intriga El profesor de simbología religiosa Robert Langdon, absorto en la investigación de una antigua secta satánica, la de los "Illuminati", busca el arma más mortífera de la humanidad (antimateria), que algunos miembros de esta secta han introducido en el Vaticano. Langdon y una científica italiana se lanzan a una carrera contrarreloj para evitar el desastre. Tras "El código da Vinci", Tom Hanks vuelve a interpretar al profesor Langdon. (FILMAFFINITY) [+]
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Críticas 216
Críticas ordenadas por utilidad
20 de enero de 2014
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras el éxito de "El código Da Vinci" era inevitable explotar un poco más la gallina de los huevos de oro llamada Dan Brown y seguir adaptando las novelas protagonizadas por Robert Langdon.
"Ángeles y demonios" tiene un argumento aún más potente que la otra, pues se mueve en torno al Vaticano, el cónclave, los Illuminati y la ciudad de Roma.
Si partimos de la base de que el material es mejor que el de "Da Vinci" y que la adaptación es bastante literal, el resultado es que esta aventura de Robert Langdon trasladada a la gran pantalla es superior a la que le precede.
Tenemos explicaciones de la transición de un Papa a otro, conspiraciones, los Archivos Vaticanos y una búsqueda del tesoro a través de las calles e iglesias de Roma.
La película consigue transmitir emoción en esta cuenta atrás. Ello se debe a la buena narrativa de Ron Howard pero también a una excelente banda sonora de Hans Zimmer, capaz de transmitir emoción de aventura en un cántico de coro.
Y es que Roma es un personaje más en esta aventura. Recorremos algunos de los lugares más emblemáticos y sus famosas iglesias, pero en una visita que no es precisamente de placer, pues el tiempo corre hacia la destrucción de la Santa Sede.
Tom Hanks no se luce. Su personaje es impasible y no da mucho de sí. El profesor creado por Dan Brown solamente se limita a recitar sus conocimientos y ayudar en lo que puede. Pero ni siquiera en los peores momentos se emociona demasiado. Así que Hanks está desaprovechado pero el material no da para más.
Quien sí está a la altura es Ewan McGregor en su papel de camarlengo.
La larga extensión del film puede echar para atrás pero en realidad no paran de suceder cosas con un ritmo intenso y un argumento muy interesante. Además, hay algunos cambios respecto a la novela que pueden sorprender al espectador.
Esperaremos con ganas nuevas aventuras de Robert Langdon.
i42poloj
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21 de julio de 2015
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tom Hanks interpreta de nuevo al investigador Robert Langdom, en esta ocasión para ayudar a la Guardia Suiza a descubrir al autor de una serie de crímenes relacionados con los Illuminatti.
Lo mejor, sin duda, la historia. Entretenida, con dosis justas de intriga y acción. Se deja ver muy fácilmente. Entretenimiento, un 10.
Lo segundo mejor, Ewan McGregor. El papel de camarlengo vaticano le viene al pelo, con esa cara de niño bueno de Juventudes del PP. Papelón.
Buen papel de Stellan Skarsgard como jefe de la Guardia Suiza.
Algo planos Tom Hanks, que ha tenido actuaciones mucho mejores, y la chica de la peli, Ayalat Zurer.

La parte más floja, la fotografía y el montaje. Teniendo una ciudad como Roma para grabar, podía haber salido de ahí una auténtica obra de arte. Sin embargo, la fotografía es inexistente. Y en cuanto al montaje, el intento de crear planos agobiantes, con la luz de las linternas, rollo Proyecto de Bruja de Blair quedó algo cutre.

Y me muero si no lo digo....el mensaje reconciliador entre ciencia e iglesia apesta a cobardía, por parte del autor del libro, Dan Brown.
Cebeira
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5 de enero de 2016
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Corre, Tommy, corre.
Comienza y ves al bueno de Hank, ya cincuentón y hermoso, nadando que ni Phelps, con un pelo abundante y azabache, y lo primero ya lo tienes claro. Es una comedia. Cerrada. Abrumadora. Ahora toca saber de qué tipo. Si dulce como flor de loto, agria tal mojino escozío o negra como un pecado toledano.
Rápidamente se resuelve la duda. Oscura a rabiar. Nocturna y alevosa.
Y además la primera pieza encaja con suavidad: los entrenos acuáticos de Tom no eran por rutina o frivolidad, nada que ver, se preparaba para el maratón romano de antemano. Venga a esprintar sin parar. Metido de lleno en uno de esos cutres concursos televisivos que consiste en superar sucesivas pericolosas pruebas y responder acertijos revirados mientras la muchedumbre se emociona, jalea, el alboroto te nubla. Sí, uno de aquellos en los que buscas el mando desesperadamente, el mejor amigo del hombre, el bien más preciado, y tratas de escapar como alma que lleva el diablo. Si no lo consigues, estás perdido. La inquina, el tedio y el horror cinéfilo te comerán cual cervatillo asustado, muy vivo. Solo un posible sueño reparador te podrá salvar de la quema, de semejante ignominia o gran afrenta.
En esas estaba: si dormir o apagar la tele, y ahí que oigo algo de antimateria, partícula de Dios, illuminati, camarlengo, megatones... y uno no es de piedra. Sonaba bien, a tratado sesudo de algún hijo secreto de Rasputín el hermoso, quizás su tío americano tan lejano.
La comedia seguía, pero había un pequeño problema sin casi importancia, sus chistes continuos, sin parar ni un solo segundo, no hacían ninguna gracia, eran demasiado serios. El Hanks, un muermo de cuerpo entero, su ayudanta científica con el sentir apergaminado, el McGregor, un querubín apenas grotesco diciendo sandeces, la guardia suiza, el asesino felón..., a cual más lamentable y sin sustancia. Y como remate final esa trama papal llena de cónclaves de espanto, reuniones secretas, trampas y misterios.
En fin, para hacerse ateo de un maldita vez y olvidar definitivamente esa terrible manía del agnosticismo políticamente correcto tan blandengue y aplaudido por los nada.
Nunca una película tan bobona y de brocha gorda hizo tanto por el ejército de descreídos que en el mundo han sido y que malviven sin esperanza ni consuelo, a punto de pedir la hora y la cuenta, en el último minuto de descuento, al albur de directores de cine sin alma ni confesión a la que agarrarse, que les pueda salvar de un infierno seguro, acolchado y decorado por Howard, ese gran villano, agente del mal en la sombra, un demonio; hasta arriba de catacumbas, iglesias, pasadizos, conspiraciones y pelones.
Yo ahí anduve, peleando con Dios, tras la senda del anticristo. Y, después de tragar este caramelo envenenado y sacarinoso, estoy por ir a visitar al Papa Francisco y hacerle una pedorreta italiana en toda su cara de argentino venerable y muy comediante.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ferdydurke
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19 de junio de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo bueno de esta película respecto a la anterior de la saga es que deja de lado el hecho de que por cada cinco segundos apareciese un enigma nuevo sin resolver que llegaba a sopesar en las mentes de los espectadores. Esta película se centra en mostrarnos el juego entre el gato y el ratón, entre una sociedad secreta y varios cuerpos de seguridad y el profesor Langdon. En esta película, la relación entre la chica co-protagonista y el profesor Langdon es mínima, no tienen la cercanía que tenía la chica de la película anterior con el personaje de Tom Hanks. Esta película sobre pasa la franja de la ciencia ficción ordinaria para mostrarnos una ciencia ficción más allá de los límites de la realidad. Los veinte minutos finales, para ojos de muchos, pueden ser de lo mejor de la película porque tiene de todo, un esperado giro de guión, una escena que realmente muestra unas imágenes preciosas y la unión de la gente por la religión. El "malo" en este caso es mejor que el de la película anterior, pero no mucho, están casi a la altura. Se toca el tema de los illuminati muy por encima y hubiera estado bien profundizar un poco más. En términos generales, es mejor que la anterior pero hay cosas de las que todavía flojea.
Adrián Wulf
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29 de septiembre de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ron Howard es un tipo afortunado. Lo cierto es que se ha labrado una carrera en Hollywood lo suficientemente decente como para poder hacerse cargo de grandes proyectos como el que nos ocupa. A pesar de que ‘El Código Da Vinci’ era un absoluto desastre (no, no te puedes cargar la parte del Louvre en cinco minutos Ron), decidió continuar con la saga del Profesor Robert Langdon gracias al éxito de taquilla y adaptar otro libro de Dan Brown.

Pues, para mi sorpresa, ‘Ángeles y Demonios’ es infinitamente superior, un buen entretenimiento gracias a una historia bien contada, tomándose el tiempo necesario para trazarla y ocultando sabiamente sus golpes de efecto. Además, el morbo de vernos dentro de la Santa Sede, de los entresijos del Vaticano, funciona mejor que corretear por las calles de París. Howard se mueve bien por los distintos espacios de Roma, la historia tiene ritmo y consigue un eficaz Blockbuster capaz de gustar al gran público. En especial hay que mencionar el buen sabor de boca que deja el final, una montaña rusa que obliga a viajar de un lado a otro y a ver la Plaza de San Pedro abarrotada.

Hanks está más cómodo en esta segunda oportunidad, se le nota. Más dinámico, más suelto y más competente dando vida al personaje y como Ewan McGregor (y el jugoso personaje del Camarlengo) y Stellan Skarsgard siempre suman, la parte del reparto cumple.

Lógicamente es un producto de consumo rápido y para el gran público, pero tampoco esperábamos otra cosa. Si os gustó la novela, seguramente os guste la película.

Más en: https://alquimistacinefilo.wordpress.com/
Hickeystyle
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