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Acto de violencia

Cine negro. Thriller Por su participación en la construcción de viviendas para las personas de bajos recursos, Frank Enley (Van Heflin) acaba de ser homenajeado por la gente de Santa Lisa, que ve en él a un hombre bueno y comprometido. Pero, de repente, a la vida de Enley llega Joe Parkson, un hombre discapacitado que le busca con un único objetivo: matarle. Un penoso incidente ocurrido durante la II Guerra Mundial, será removido entonces y la vida para ... [+]
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Críticas 11
Críticas ordenadas por utilidad
8 de noviembre de 2012
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con directores como Zinnemann, el cine sabe a gloria. Esta película posee ingredientes de cine negro, aunque sea un cine negro diferente al anteriormente visto. Aquí no hay bandas criminales, ni gangster, ni ansia de poder, ni dinero... Un ex-militar tullido va en busca de un antiguo compañero para vengarse de un acto deshonesto ocurrido durante la segunda guerra mundial. Las interpretaciones del dúo protagonista son un prodigio por el dramatismo que evocan ambos. Al acabar dicha guerra se empezaron a rodar películas con militares licenciados, combatientes que regresan a su pueblo natal, como símbolo al patriotismo de la época. Véase p.e. "Los mejores años de nuestra vida". Una película sumamente buena con momentos de gran calidad e intensidad.
oscar
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8 de abril de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
87/07(07/04/20) Interesante film estadounidense dirigido por el austriaco Fred Zinnemann, obra con claros tintes de cine noir, bajo un guión de Robert L. Richards (“Winchester 73”), que adapta una historia de Collier Young, protagonizada por Van Heflin y Robert Ryan, siendo de las primeras películas que abordaban los problemas y traumas de los veteranos dela WWII. El tema central es el delos sentimientos de culpa, el miedo, el peso del pasado, la venganza, y la expiación, para un argumento que me recuerda bastante al del film de tres años antes de Robert Siodmak “Forajidos” (1946), por lo de que alguien, sin saberse el motivo persigue a otra persona para matarla. Tiene un arranque sugestivo, con ese hombre cojo que deja Nueva York para ir en busca de un hombre familiar corriente en el medio oeste para asesinarlo, comenzando entonces un juego clásico del gato y el ratón. Ello manejado con tensión e intensidad, sintiendo el temor de la potencial víctima, estableciendo el misterio del porque lo acosa y porque no quiere denunciarlo, y cuando las cartas se ponen boca arriba, es el espectador el que debe tomar parte por uno de los dos, con el dilema moral de que haríamos en el lugar de cada uno. Ello con una gran recreación de cine negro, en clara evolución expresionista gracias a la estupenda cinematografía del gran Robert Surtees (14 nominaciones a los Oscar, y tres galardones), desde el comienzo donde el día es presente, y a medida que discurre el metraje la acción desembocar en el último tercio solo de noche, donde la cámara con sus angulaciones y manejo de las sombras, las profundidades de campo y la iluminación potencia la narración. Lo malo es que la historia en sí es muy simple, y cuando nos enteramos del porque es previsible lo que no ocurrirá, y al final no se sale de lo esperado. Encima llegado a cierto punto, parece que hay que dar algún giro, y entonces el relato cae en lo inverosímil en el tramo del protagonista en los bajos fondos de Los Ángeles, una sucesión de personajes y sucesos que atentan contra la credibilidad, ello se nota que es para meter con calzador su artificioso final. El director Fred Zinneman dijo que Act of Violence fue la primera película en la que sintió que tenía el control total de todos los aspectos de la realización de películas.

Su inicio es prometedor por la intriga que desprende. Estamos en Nueva York, un tipo (Joe Parkson encarnado por Robert Ryan) se mueve solitario y cojeando entre los rascacielos, coge y carga una pistola de su habitación, tras lo que se sube a un bus a California. Contrastamos con una presentación en un descampado de un proyecto de una urbanización, donde se loa al promotor Frank R. Enley (Van Heflin). Vemos que este lleva una feliz vida con su esposa Edith (correcta Janet Leigh) e hijo. Se va de pesca con un amigo a un lago, Joe se entera, alquila un coche y va allí, donde con una barca se acerca a donde están pescando, pero entonces estos se dan la vuelta sin verlo a él. Una vez en tierra Frank se entera que han preguntado por él un tipo cojo, y su rostro se desencaja, entrando en pánico y diciéndole al amigo que deben volver, a pesar de que habían ido allí para pasar un fin de semana. Y ya el espectador está atrapado en querer saber el porqué de la situación. Estableciéndose a partir de entonces un contraste entre los dos personajes, donde las mujeres juegan como especie de Pepito Grillo buenista.

Lo mejor del film es la buena ambientación gradual, donde pasamos de aires festivos-vacacionales como la inauguración de una urbanización, un día de pesca, una convención carnavalesca, a poco a poco hundirnos en lugares sórdidos, calles mugrientas, baretos, un apartamento de prostituta, un ‘club’ de oportunistas, hasta desembocar el clímax en unas desoladas y nocturnas vías de tren. La filmación exteriores naturales en California (Big Bear Lake, Big Bear Valley, San Bernardino National Forest), y para interiores en los estudios MGM en Culver City (California). Algunas de las escenas nocturnas de la ciudad fueron filmadas en los barrios marginales de Los Ángeles; Con la ya mencionada fotografía de Surtees (“Las Minas del Rey Salomón”, “Cautivos del mal” o “Ben-Hur”) creando una atmósfera dramáticamente efectiva y muchas veces simbólica (ejemplo claro es cuando Frank cruza un solitario túnel, alegoría de su calvario) en el modo en que se va cerrando lumínicamente sobre Frank.

Van Heflin da como casi siempre las imágenes del tipo débil, en este caso tiene nuestras simpatías de principio, pero nuestra opinión puede variar. El actor le da vida con vigor sentimental en su arco de desarrollo; Robert Ryan encarna a una especie de fantasma que está siempre surgiendo de entre la oscuridad, tipo decidido en su misión vengativa, expone un temor siniestro psicológico, con esa mirada aviesa, esa media sonrisa, esa cojera que le infiere un halo trágico, buena actuación.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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27 de mayo de 2017
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un clima de fuerte tensión del que apenas algunos indicios permiten aventurar hipótesis conduce al argumento con rigor y severidad.
El guión adquiere solidez por momentos, la mano del narrador se expresa con fluidez y los planos se suceden en una cadencia capaz de convertir la pantalla en el único foco de atención.
A medida que los motivos se van desvelando, se descubre que la trama está muy bien urdida, que la historia gana en contundencia, que su intensidad y dureza esconde sorpresas y que, de principio a fin, los protagonistas realizan una gran interpretación.

Y que F. Zinnemann obliga al espectador a tomar partido.
ABSENTA
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8 de marzo de 2019
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Frank Enley es, hoy día, uno de los ciudadanos insignes de Santa Lisa. Recientemente homenajeado por su valiosa participación en la construcción de vivienda social, con su joven y linda esposa Edith y su pequeño hijo George, Enley está llevando una vida tranquila, y nada de lo anteriormente vivido, pareciera tener significado ahora… Pero, a veces, el pasado regresa, y un error alguna vez cometido, se hace de nuevo presente para estropear esa felicidad que ha comenzado a hacerse palpable, porque ¿será que el universo siente que todavía no nos hemos redimido?

Joe Parkson, artillero que, durante la guerra, participara con Enley en numerosos vuelos, no sólo como compañero de tareas sino como su mejor amigo, ha vuelto a aparecer… pero, ahora, ¡con la firme decisión de matarlo! ¿Por qué? ¿Qué pudo haber ocurrido para que, una gran amistad, se convierta en un odio irreprimible? ¿Por qué, Frank Enley, prefiere huir a enfrentar a su ‘repentino’ enemigo?

Una historia de Collier Young, convertida a guion por Robert L. Richards, es la segura base para este consolidado thriller con el que, el director Fred Zinnemann, vuelve a corroborar que tenía talento para hacer historia, pues, con suma habilidad narrativa, estructura unas intrincadas personalidades donde la culpa, el odio, el deseo desesperado de escapar para siempre del pasado y el ansia de vengar un hecho ‘imperdonable’, se entremezclan en un conflicto humano donde, para nosotros quizás quede excluida toda aspiración de juicio a medida que conozcamos las razones que impulsan a cada personaje. Se consolida así, ese proceso del entendimiento que preserva la razón en Nietzsche: “Comprenderlo todo es perdonarlo todo”. Y es, entonces, cuando podemos sentir que damos sentido a nuestra esencia humana.

Los diálogos son muy cuidados y cada frase va descorriendo una cortina que pronto nos permitirá ver el escenario de la vida con absoluta claridad; la iluminación y los encuadres se pensaron toma a toma para que concordaran con las emociones que dominan cada ambiente; y las actuaciones son sentidas con rigor, hasta hacer que cada personaje tenga vida propia y un cúmulo de emociones que consiguen llegarnos hasta las entrañas.

Van Heflin, Robert Ryan, Janeth Leigh, Mary Astor y Phyllis Thaxter, hacen muy sentida esta experiencia, donde grandes valores humanos tendrán asiento de primera fila. Se ocupa mucho la historia de la confianza y surge por otro lado una pregunta: Cuando tras un error cometido, un hombre se empeña, ahora, en llevar una vida decente, siendo útil a la sociedad y con sumo empeño por hacer feliz a su familia ¿será justo que, con rigor e implacablemente, se le cobren los errores del pasado?

En, <<ACTO DE VIOLENCIA>>, puede haber algún tipo de respuesta.

Título para Latinoamérica: PASIONES HUMANAS
Luis Guillermo Cardona
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15 de noviembre de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Muy buena película. Que empieza pues con mucho misterio, muchísimo (si no has leído la sinopsis, claro. Yo por eso nunca las leo, para dejarme sorprender desde el minuto 1).

Hay una parte muy buena, cuando el hombre "malo" acecha la casa, y solo se ve a la pareja dentro escuchando, es un momento muy tenso y realmente, parece una película de terror. Muy bien conseguida.

Es muy interesante como cruza la línea varias veces, entre lo bueno y lo malo... lo que está bien o no... y aquí un poco, cada uno juzga.

La guerra ha dejado muchas historias que contar, y esta historia es algo diferente a lo que estamos acostumbrados. Es muy buen en todos estos aspectos que he contado, pero por la parte final, pierde algo de fuelle y es que es difícil mantener el nivel en toda la película.
edugrn
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