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Rey y Patria

Drama Drama antibélico, de argumento similar a "Senderos de Gloria", rodada por Kubrick en 1957. Un soldado británico, acusado de desertar durante la batalla, es juzgado, y sus superiores quieren imponerle un castigo ejemplar. (FILMAFFINITY)
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Críticas 12
Críticas ordenadas por utilidad
7 de septiembre de 2014
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Efectivamente, si no se le hubiera adelantado Kubrick, estaríamos hablando de un referente antimilitarista y antibélico. Rey y Patria es, sin proponérselo, un vaporoso monumento a la pestilencia de las guerras; una montaña tallada con diferentes motivos que amplifican, como seres del Guernica picasiano, la parte estúpida, criminal y de imposible estudio del ser humano; esa faceta malvada que acaba imponiéndose, por el uso irracional de la fuerza, al sentido común, pacifista y amable de la mayoría de las personas, que acaban por ser engullidas por la barbarie en nombre de la Patria, el Rey, las líneas fronterizas, las religiones, los intereses comerciales de unos pocos o la ardorosa entrepierna de alguno de sus líderes o lideresas.

No dudes en verla, aunque hayas visto Senderos de Gloria, porque la teatral puesta en escena de Losey, su fotografía y el diálogo reflexivo que mantiene con el espectador no tienen desperdicio. Otra razón son las interpretaciones, de altísimo nivel; una obviedad que me permito al estar al otro lado gente como Dirk Bogarde y Tom Courtenay (La soledad del corredor de fondo).

NO A LA GUERRA.
Sinhué
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5 de diciembre de 2019
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
La trinchera es un mundo de enajenados; de locos con los nervios destrozados por las bombas y de bebedores tristes.

La película te atrapa en el barro y te hace partícipe de la angustia en los primeros planos, sientes la insalubridad y la enfermedad mental, espiritual, de cada uno de los personajes.

Me gusta la figura del oficial; abogado que actúa por una convicción intima, por un deseo humano de justicia y compasión en tiempos de guerra e inmoralidad. Representa, al final, el Derecho grande y épico que se pone al servicio del débil.El alegato final es emocionante.

También me parece curiosa la película porque te introduce en el proceso de un consejo de guerra sumarísimo, lo cual me hace reflexionar sobre el afán de los hombres de buscar justicia incluso en las circunstancias más hostiles y adversas( se juzga entre el barro, la inmundicia y el ataque de los obuses enemigos). Por otro lado unos no buscan tanto la justicia( el tribunal) si no la apariencia de esta en un infierno que ha borrado ya casi todo vestigio de humanidad.

En esta línea Senderos de Gloria es otro clásico que aborda la misma temática también en la IGM. Quizá haya sido este conflicto bélico el que con mayor obviedad rebelase la inutilidad de muchas ordenes del cuartel general( que mandaban a las tropas a una carnicería segura en Tierra de nadie, con escasa probabilidad de éxito y un alto coste).Este desastre militar sin precedentes y coyuntural a la Gran Guerra se nos muestra también en Gallipoli(P.Weir).
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Y el abogado, dirigiéndose al tribunal en su alegato final, clama - ¡¡recuerden que si no se hace justicia a un hombre el resto mueren en vano!!!-.
eraserheadboy
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18 de mayo de 2016
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
El miedo comienza, comúnmente, con una sensación de inquietud ante la advertencia de un peligro que puede ser real o imaginario. Entonces, la mente se bloquea (aunque en las personas mejor formadas se aguza), el corazón palpita con celeridad y el sistema nervioso genera una especie de temblor en ciertas partes del cuerpo. Si las personas atinaran, en ese preciso momento, a respirar profundamente, el miedo, en muchos casos, se haría controlable y se podría tener respuestas más razonables frente a él. Pero esto no lo sabe la mayoría y otros se olvidan de hacerlo ante tales situaciones.

Cuando dejamos que el miedo nos invada, su energía comienza a contraernos, la mente asume una idea fija y obsesiva que reclama la huida y la razón se obnubila de tal manera que nuestro comportamiento es casi el de un autómata. Hay quienes llaman a esto cobardía, pero en muchos casos es un impulso irrefrenable que tiene su origen en el instinto de conservación.

Las instituciones tienen reglas y en algunas, como en el sistema castrense, tienden a aplicarse con tal rigurosidad que, en no pocas ocasiones, rayan con la tiranía. Se quiere sentar un precedente, se quiere dejar claro que no habrá tolerancia alguna… o, en algún arrebato de prepotencia, se quiere demostrar quién es el que manda, y es entonces, cuando la justicia escasea hasta en el interior de las instituciones que dizque hacen justicia.

El inglés, James Landsdale Hodson (1891-1956), fue un corresponsal de guerra cuyos diarios interesaron tanto a un editor que terminaron convertidos en una colección de siete libros de notable éxito. Esto lo animó a seguir escribiendo sobre sus experiencias, y entre otras novelas, en 1955 aparecería “Return to the Wood”, la cual interesó al dramaturgo, John Wilson, quien la convertiría en una obra teatral, y después de éste, Evan Jones la trasladaría a guion cinematográfico siendo, Joseph Losey, el encargado de dirigir la película con el título “REY Y PATRIA”.

El título es irónico, porque se trata de un chico inglés que, por el rey y por la patria, decide enlistarse en el ejército durante la Primera Guerra Mundial, y tras tres años de positivo servicio, un día gris durante un combate, tiene una crisis de miedo, su mente se obnubila y su ser reclama la huida… y al día siguiente, el soldadito termina en corte marcial donde podremos conocer la suerte de ‘justicia’ que a veces procede en las mayores instituciones.

Una serie de escenas, en las que las ratas hacen presencia en los cobertizos, entre los cadáveres de animales y en otros lugares, sirven de dura metáfora para ilustrar las respuestas condicionadas de muchas sociedades.

De nuevo, Dirk Bogarde, nos ofrece una fuerte actuación como el abogado que comprende con claridad el comportamiento de su defendido; Tom Courtenay, es Arthur James Camp, el joven que, si acaso tuviera la ocasión de volver a empezar, quién sabe qué pensaría ahora de su rey y de su patria; y Leo McKern, es la suerte de médico que juzga por sí mismo y no por lo que, con conocimiento de causa, indica la ciencia.

Con “REY Y PATRIA" , Joseph Losey aporta al cine otra obra de fuerte significado.

Título para Latinoamérica: "POR LA PATRIA”
Luis Guillermo Cardona
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12 de octubre de 2020
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Al tribunal, sólo le interesa la ley. Esperar justicia es para aficionados"
Éste diálogo, ilustra, la idea de la película. Nos hace ver el absurdo del juicio, la estupidez continuada del código militar. Así como supuestos valores: Honor, heroísmo, lealtad, valentía, etc. En una guerra.
La historia es concisa, narra los hechos sin subterfugios ni adornos. Austera al máximo en su tratamiento.
Da una idea muy aproximada de lo que debió ser una parte de esta horrorosa guerra.
La inacabable humedad, miseria humana y material que padecían los soldados. Es otro de los grandes atributos de esta cinta. Bastante desconocida, para el gran público. Por cierto.
No estaría mal que la proyectaran en los institutos y universidades.
El título de lo más apropiado. Así como las interpretaciones, sobre todo, Dirk Bogarde. (Uno de los actores de la historia del cine con la mirada más turbia y triste) Qué puedo recordar.
El otro, un joven Tom Courtenay. En su papel de víctima propiciatoria. Recordado por la notable "La soledad del corredor de fondo."
Dar ejemplo es lo que contaba. El escarmiento ejemplar.
Zappianin
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16 de mayo de 2022
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Rey y Patria" es una recomendable y poco divulgada película entre antibelicista y antimilitarista, con varios puntos en común con "Senderos de Gloria" (aunque no llegue a su nivel): ambientada en la IGM, la cosa va de desertores y tiene corta duración, si bien pese a ser poco espectacular, tiene escenas bastante crudas, como el final y lo de las ratas.

El reparto está plagado de básicos del cine british: Bogarde, McKern, Foster, Courtenay, Villiers, Copley...el gran Dirk, con su característica mirada triste, había hecho el año anterior con Losey la muy inquietante "El sirviente" y aquí vuelve a impresionar, contando a su favor con unos buenos diálogos y el contexto miserable del barro y la incansable lluvia.

Otra imprescindible de ese buen free cinema de los años 60 (aunque en todas las décadas hay buenas pelis británicas).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ferdin
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