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Perseguido

Western. Drama. Thriller Jeb Rand (Robert Mitchum) es un hombre atormentado por los recuerdos de su infancia. Adoptado a los cuatro años por Medora Callum (Judith Anderson), tras el asesinato de toda su familia, Jeb crece sin problemas en su nuevo hogar. Sin embargo, sus traumas infantiles vuelven una y otra vez a través de sus sueños. Y sus pesadillas se hacen realidad cuando reaparece el hombre que después de acabar con su familia, no ha dejado de buscarlo ... [+]
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Críticas 21
Críticas ordenadas por utilidad
10 de diciembre de 2012
11 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
A lo largo de toda la película he tenido la buena sensación de estar viendo una historia que bien podría haberse ambientado de otra manera y hubiera quedado igual. Con esta afirmación no hago otra cosa que reafirmar la idea general de que "Perseguido" es un western porque así lo quiso su director, porque la mala sombra que le persigue al genial Mitchum podría haberla situado en una gran ciudad, o en una selva o donde sea, pero Walsh quiso que fuera en el oeste. Es la historia de alguien al que le persigue el pasado y eso es muy habitual en el cine negro, pero el director en este caso fue también productor y de esta manera es fácil llegar a la conclusión que gracias a la libertad de movimientos el resultado es más fresco.

No es una obra maestra pero la colocaría muy por encima de la media del cine del S.XXI, porque, por decir sólo algo tan evidente, aparece el anguloso Mitchum y cuenta con una fotografía en B/N maravillosa. Jugar tan bien con las sombras cuando se trabaja en B/N supone un argumento a favor indiscutible. Hay cosas que no me acaban de convencer pero que entiendo que eran recursos de la época que no se podían cuestionar, ahora estoy hablando del uso de un enorme flashback que contiene casi toda la película y la voz en off terriblemente anticuada. Sin embargo el doble protagonismo femenino me ha encantado y la verdad, enlazando con mi primera idea, que Walsh decidiera llevar la película al oeste fue un acierto.
Luisito
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14 de julio de 2010
14 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
El veteranísimo Raoul Walsh llevaba ya un buen reguero de películas a sus espaldas, tanto mudas como sonoras. Su interesante biografía es también de película. Su padre fue un irlandés fugado de prisión y emigrado a Estados Unidos. El hijo, el joven Albert Walsh, verdadero nombre del futuro director, fue todo un aventurero incansable digno de figurar en alguna novela de Stevenson. Después de muchos traqueteos, su alma de trotamundos encontró una manera de canalizar aquellas ansias de comerse la vida. Se hizo actor y se marchó a Hollywood.
Muy pronto debutó como director y le gustaba interpretar papeles en sus películas, hasta que perdió un ojo en una enfermedad contraída durante uno de sus inagotables periplos para localizar emplazamientos idóneos en los que rodar. Debido a ello, a partir de entonces se limitó a dirigir.
Su abundante filmografía atestigua la pasión de aquel hombre por todo lo que hacía. Especializado en el género de aventuras, fue el que predominó en su carrera. Y se defendió bastante bien con el western como era de esperar.
“Perseguido” presenta al actor de facciones duras tan conocido por aquel predicador malvado de “La noche del cazador”, Robert Mitchum, y a Teresa Wright, recordada por “Los mejores años de nuestra vida”. La acción se ambienta en Nuevo México en la época de las disputas territoriales, antes de declararse uno más de los Estados Unidos. Un hombre atormentado lucha por su vida y unos flashes relampaguean en su memoria difusa. Puede recordar unas espuelas y rayos de luz, pero hasta ahí todo es vacío.
Jeb Rand era un niño cuando quedó huérfano y una mujer viuda, Medora Callum, lo recogió y lo llevó a vivir con ella y sus dos hijos, Adam y Thorley. Fueron felices juntos y un sentimiento especial germinó entre Jeb y la dulce Thor, pero Adam en cambio nunca pudo llegar a querer a su hermano adoptivo. El resquemor entre ellos era evidente, aunque intentaban disimularlo y vencerlo.
Jeb tiene detrás una deuda de la que es inocente, como lo son todos los que no tienen la culpa de los pecados de sus mayores. Pero a veces llevar un apellido es una carga, y hay gente rencorosa que no perdona las deudas de sangre ni siquiera a los que no tienen que ver con ellas más que por tener un nombre que no pidieron.
Tenemos un western sobre el pasado que marca con un hierro al rojo y que no deja en paz a un hombre sobre el que va a caer una dura prueba, y la peor es que el apellido y las malas lenguas puedan anular, en la conciencia de los que lo quieren, al ciudadano honrado que siempre ha sido.
Malas conciencias que salen a flote, cuentas que arreglar, cegueras y prejuicios en un buen western aderezado con el “duro” Mitchum y la partitura de Max Steiner.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Vivoleyendo
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16 de noviembre de 2016
10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Western fantasmal, extraño y poco habitual que goza durante toda la película de una atmósfera fantástica e irreal. Una profunda reflexión existencialista sobre temas y motivos de una trama desgarrada y fatalista. Un film introspectivo filmado en un blanco y negro tenebroso, de agresiva belleza, casi hiriente que se puede seguir más como un relato que como apoyo dramático. Desde la primera imagen de un jinete femenino cabalgando por el territorio desértico de Nuevo México a principios del siglo XX, asistimos a un encuentro amoroso de un romántico lirismo con un hombre escondido y perseguido entre unas ruinas, luego asistimos a un largo y sostenido “flash back” con el que Walsh nos relata cómo se ha llegado a esa situación.

Una historia de celos envenenados y remordimiento que rodea a todo lo relacionado con el rancho de los Callum, enfrentando la envidia con la integridad, el egoísmo con la nobleza. Los recuerdos atormentan Jeb Rand (un excelente Robert Mitchum), un hombre sin suerte y perseguido por la desgracia, las preguntas se le agolpan en su mente, los espectros de su familia muerta, un huérfano educado desde niño por la que fuera amante (Judit Anderson) de su padre y futuro copropietario del rancho de ésta, hasta que la fatalidad interviene en forma de destino, para transformar la situación; no falta ni siquiera el fantasma paterno, materializado en esas espuelas que aparecen en los recuerdos de Jeb, como una llamada al subconsciente.

Para comprender mejor este western hay que tener en cuenta la personalidad de su guionista, Niven Busch, escritor de las novelas que dieron origen a “Duelo al sol” de K. Vidor y “Las furias” de A. Mann, profundizando en la dualidad moral del ser humano. En la turbulencia de este relato, que recuerda a las tragedias de Shakespeare, que tanto gustaban a Walsh, el paisaje es rupestre y nocturno, fuera de tiempo, su iconografía espectral, su ambientación de carácter fantasmal, en los personajes se detecta un profundo conflicto: el enfrentamientos de Jeb con su hermanastro Adam Callum (John Rodney) y el amor correspondido de su hermanastra Thorley Callum (Teresa Wright). Un conflicto enraizado en el pasado familiar que dibuja una difusa línea entre el amor y el odio. Se trata de uno de los western más personales del maestro, de aliento trágico y de puesta en escena robusta y clásica.

El film expone con pulso maestro, marcado por el sentido de la aventura y ritmo vibrante, la búsqueda de una identidad perdida entre recuerdos, sospechas e intuiciones: entre la ruinas de una casa donde vivió Jeb de niño, unas tumbas sin nombre en un agreste paisaje, una especie de infierno rocoso que es como la proyección del atormentado interior de unos personajes que saben bien que estamos solos y cada uno de forma diferente. En el fondo, el personaje de Jeb es un una especie de renacido doble, que vuelve primero de su traumática infancia y más tarde de la guerra contra los españoles para encontrarse, a pesar de ser condecorado, con un mundo al que de ningún modo puede pertenecer.
Antonio Morales
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18 de marzo de 2020
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me ha resultado muy extraño este cruce de western con melodrama psicológico. Tanto, que todavía estoy tratando de digerirlo y decidir si me ha gustado o no.
Tiene aspectos muy interesantes y tengo que decir en su favor que ha mantenido mi atención hasta el final pero, por otra parte, no he podido evitar quedarme perplejo con ciertas escenas que, pido perdón, me han resultado más propias de una telenovela que de un cine considerado como tal.
No sé como explicarme pero, es como si hubieran asignado un guion equivocado a un maestro de la acción y la aventura, de la concisión y la rotundidad, del ritmo rápido y sin concesiones.
Robert Mitchum es un hombre que vive atormentado por los recuerdos de su infancia.
Único superviviente de la matanza de su familia, fue acogido por una mujer ( Judith Anderson), que lo crió junto a sus dos hijos, un niño y una niña.
Sin embargo, el pasado vuelve a él una y otra vez. Alguien quiere matarle ya que ha sufrido varios atentados pero no sabe de dónde procede el peligro que le acecha.
Nada que objetar respecto a la dirección de Walsh. La película sigue su estilo rotundo y vigoroso, con magníficas escenas de acción y ritmo ágil. Es más, creo que si esta película se salva es, precisamente, gracias a él, que imprime carácter y brío a una historia mal hilvanada.
Pero es que el guion me choca mucho.
Primero. La película está narrada como un largo flash back y una molesta voz en off que no creo que fuera necesario. Creo que lo hacen así para construir una intriga sobre el misterio del origen del muchacho, y cierto es que funciona, pero me parece que bien podían haber mantenido ese suspense sin necesidad de tanta voz en off.
Segundo. Al guion se le ven muchos agujeros mal cosidos.
Sabemos desde el principio que Judith Anderson es la clave de todo el misterio, sin embargo, Mitchum poco hace durante toda la película por aclararlo a pesar de que se está jugando la vida en varias ocasiones.
La poca sutilidad del guion. Los conflictos se van desarrollando de manera artificiosa, no hay naturalidad. Todo ocurre porque sí en el momento preciso.
Y todo el tercio final. El mangoneo que se trae el asesino, la extraña venganza tonta que urde la novia y, por fin, el final y la resolución del misterio me ha dejado de piedra.
No sé explicarme bien pero, así como algunos usuarios creen ver en este film una mezcla de cine negro con el western, yo no lo veo así.
A mí me ha parecido una mezcla de western con melodrama gótico. y no se crean, que el resultado no está nada mal pero hay momentos que confunden.
Pena de final. El misterio prometía mucho más.
Izeta
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28 de abril de 2014
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una de las cosas que más me impresionan y fascinan del cine de Walsh es que, hasta el momento, debo haberme visto al menos medio centenar de películas suyas e insisto, hasta el momento, todavía no he encontrado una mala película suya, ningún despropósito o película fallida como tienen todos los demás grandes Maestros sin excepción. Pero, si encima, tras todo lo visto de repente visiono esta película tan desconocida (no tenía ninguna referencia ni conocimiento de ella) y de bruces sorpresivamente me encuentro ante un espléndido, soberbio e insólito western ya mi asombro toma proporciones extraordinarias.

Pero, por si todo esto fuera poco, este "Perseguido" me deja boquiabierto y anonadado por el tono tan lúgubre, tenebroso, fantasmagórico, angustioso y sobre todo por el constante aliento trágico que desprenden cada una de las escenas y la gran carga psicológica en toda la trama. Elementos tan atípicos e insólitos en una película del oeste. Siempre se ha hablado de que "La diligencia" de Ford es la Obra Maestra que catapultó el género del western a la mayoría de edad y le dio madurez, prestigio y valores a un género hasta entonces de segunda categoría. Pero muy poco se habla de aquellas otras películas que aportaron en el camino mucha más madurez, seriedad y revolución a dicho género. Y este "Perseguido" es un buen ejemplo.

Por una parte una vibrante y emocionante película del oeste de las de toda la vida. Con un Robert Mitchum soberbio bordando un personaje carismático y memorable, rodeado de un grupo de secundarios que aportan brío a la historia. Por otra parte una más que original e inesperada historia psicológica de traumas infantiles y de rebuscadas interpretaciones intelectuales tan poco habituales en este tipo de películas. Por otra parte una excepcional fotografía en blanco y negro, casi poética, digna en algunos momentos de película de terror o de cine negro, aportando a la historia una ambientación y tono ominoso nada parecido a otras obras del oeste. Y por último ese halo trágico, arrebatador y malsano que Walsh sabía imprimirle a sus mejores obras.

A modo de resumen, se podría decir que "Perseguido" les encantará a los amantes de las buenas películas del Oeste, pero eso sería quedarse muy corto porque tiene todos los ingredientes que también hicieron grande a los géneros del melodrama, del cine negro o incluso de terror. Y todo dirigido por Walsh con maestría, como no podía ser menos. ¿Existe pues algo más apetecible para un cinéfilo?

www.eldespotricadorcinefilo.com
El Despotricador Cinéfilo
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