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No respires

Thriller. Terror Unos jóvenes ladrones creen haber encontrado la oportunidad de cometer el robo perfecto. Su objetivo será un ciego solitario, poseedor de miles de dólares ocultos. Pero tan pronto como entran en su casa serán conscientes de su error, pues se encontrarán atrapados y luchando por sobrevivir contra un psicópata con sus propios y temibles secretos. (FILMAFFINITY)
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Críticas 210
Críticas ordenadas por utilidad
17 de octubre de 2016
24 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Interesante y notable thriller que consigue mantener la tensión durante su hora y media de duración.

Puede que en un principio la trama nos resulte algo familiar, como habíamos visto en “El sótano del miedo” (Wes Craven 1991) un grupo de ladrones entra a robar en una casa pensando que será un golpe fácil, pero lo que allí se encontrarán será algo tan terrorífico que su principal objetivo ya no será el botín, sino salir de allí con vida. Un telón de fondo muy similar en ambas películas, pero lo que aquí Fede Álvarez nos propone es algo muy distinto, en esta casa se juega más con la oscuridad y con un claustrofóbico y aterrador silencio donde todo eso cambia a mitad de película para presentarnos a su ocupante de una manera mucho más macabra de lo que pensábamos hasta ese instante.

La tensión no decae en ningún momento y eso es gracias a su director que parece haber asistido a una reposición de clásicos de terror de los 70 y 80 para traernos una visión actualizada, al igual que ya había hecho con “Evil dead” (2013), se presenta como un lúgubre orfebre de temáticas espeluznantes y desagradablemente singulares. Buena nota también al trabajo que realizan sus protagonistas encabezado por un estupendo Stephen Lang.

Entretenimiento de altura que gustará a los fans del género, ya que es mejor que la gran mayoría de thrillers que se estrenan en las salas de cine casi a diario.
Ángel Moreira
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10 de septiembre de 2016
32 de 45 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Dios no existe”, dice el villano de este thriller dirigido por el director uruguayo. Por ende, todo está permitido para este ciego que, dentro de su casa, en la oscuridad, es un dios implacable, acaso un demonio, pero que en la cinta puede también interpretar el papel de víctima. El barrio se muestra desértico, la casa está aparentemente habitada sólo por el ciego, sin sonidos, tampoco hay luz, quizás la única brizna de esperanza es una mariquita, único ser que puede extender sus alas y dejar todo atrás. El resto de los personajes están atrapados por ambientes familiares miserables, cada uno bien definido, una especie de triángulo amoroso que es imposible que se encienda en medio del ambiente opresor que nos propone Fede Álvarez. Las reglas de la casa no las ponen los ladrones, sino este dios ciego, para el cual todo tiene una lógica retorcida. El director es cómplice de este demonio y utiliza las claves del cine de terror para crear tensión en el espectador, por ende, la banda sonora es crucial y está muy bien utilizada. Todo es posible también para el director: jugar con los géneros, adentrarnos al silencio, la oscuridad, mantener a la policía en “off”, lo único importante es el destino de las víctimas y los victimarios que, a cada giro del guion, van intercambiando los roles. La violencia de los ladrones es explícita, en cambio, el ciego incorpora violencia psicológica muy bien hilvanada. Su fuero interno es aún más oscuro que la propia casa. El director es hábil para intercambiar puntos de vista, tomando de referencia el momento en que cada uno de los personajes interpreta su papel de víctima. Apenas mutan sus personalidades pasa el testimonio, para que luego de varias vueltas de tuerca, tanto víctima como victimario salgan libres de polvo y paja. Aquí no hay dios ni culpa.
Anibal Ricci
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3 de septiembre de 2016
28 de 37 usuarios han encontrado esta crítica útil
Buen thriller realizado con elementos mínimos y en apariencia trillados y previsibles pero que consigue erigirse en un juego apasionante y claustrofóbico, que demuestra una vez más que lo importante no es tanto de qué trata una película, sino de cómo es capaz de presentarse de forma que parezca original, reinventado el género del psicópata inesperado y el caserón infausto, trufando de aciertos y desasosiego todo el recorrido. Lo que comienza como una narración anodina de adolescentes frustrados, deviene poco a poco en una trampa funesta de incierto final.

Con elementos mínimos – una casa aislada – y con muy pocos personajes – apenas cuatro que tengan alguna relevancia – construye una pieza de cámara que te atrapa desde el comienzo y que no te suelta hasta su angustioso desenlace. La premisa parece inocente: unos jóvenes ladrones que tratan de robar casas vacías y que evitan a toda costa meterse en excesivos líos para esquivar así el peligro de la cárcel, trabajando sobre seguro y rehuyendo situaciones complejas. Pero basta una equivocación para que surja el descontrol y la amenaza de la integridad personal, construyendo así un relato vertiginoso, un carrusel de despropósitos, sangre y aniquilación.

La atmósfera turbia y la tensión asoladora están muy bien construidas y el director sabe manejar la cámara con maestría de cirujano, como si se propusiera ejecutar una autopsia de la maldad, llena de sorpresas inquietantes y en un clima enrarecido donde nada es lo que parece ser. Hay pocos diálogos y mucha acción que no desfallece en ningún momento. El silencio y la oscuridad se convierten en unos personajes tóxicos añadidos con los que nadie contaba… para satisfacción del espectador que sufre sin pausa ni tregua las vicisitudes de sus incautos protagonistas y se ve inmerso en una espiral de muerte y desolación, donde lo de menos parece ser la codicia que lo desencadenó todo.

La desazón te acompaña – pegajosa, como una segunda piel infausta y sudorosa – durante todo el metraje. Se dan cita todos los clichés del género de terror, pero con elegancia y buena letra, muy bien dosificados, con una habilidad y un dominio formal que sorprende por su aparente sencillez, sin pretensiones ni alharacas. El presupuesto más bien modesto juega a su favor, ya que no se pierde en inútiles juegos de artificio ni efectos especiales estériles, sino que se concentra en lo esencial: crear malestar e incertidumbre en torno a unas incautas figuras que se ven atrapadas en una montaña rusa devastadora. Un muy buen entretenimiento aciago.
antonalva
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9 de mayo de 2018
15 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película brutal y habilidosa, en la mezcla de géneros: Terror, thriller psicológico, robos. Nunca he visto una violencia más extrema y desangelada. La frialdad con la que se maneja el ciego, te invade, apoderándose de cualquier atisbo de sensibilidad, para conducir tu mirada por un universo tan oscuro como caótico.

Me ha gustado mucho, porque es diferente. No ahonda en clichés tan socorridos, donde conoces de antemano que va a suceder. Aquí cada una de las piezas forma parte del mismo juego, y es por ello que no existe ningún elemento superfluo o innecesario: El perro, las armas, la propia casa e incluso el ciego que pese a su incapacidad, conoce cada uno de los rincones de la mansión, y se mueve por ellos con soltura y desgarro.
LEUGIM
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16 de noviembre de 2016
32 de 51 usuarios han encontrado esta crítica útil
¡Abandonen el barco, que llega el peliculón!
Sensacine: "Contiene en su naturaleza mil y un guiños a otros géneros"
Cine Premiere: "Cine de terror con atmósferas realistas"

Hombre, si por guiños entendemos la perpetuación de mil y un tópicos manidos del género, entonces sí, tenemos guiños para dar y tomar. Y si por cine de terror con atmósferas realistas entendemos que un ciego, durante un atraco, es inmune a todo y tiene mejor puntería que un tirador con arco olímpico, ¡entonces es la película del siglo, amigos!
El día que comprendamos que las películas buenas deben aportar algo diferente al género, entonces y sólo entonces podremos disfrutar del auténtico cine de terror del bueno. Como el que se hacía antes.
Ah, y por cierto. El hecho de que el presupuesto y los actores sean americanos, por mucho que nos empeñemos, no implica que la película sea americana también. Es que mola mucho ir presumiendo de que has hecho una película estadounidense, ¿verdad? Como que viste cantidad. Pues no, señores. Abran los ojos. Director uruguayo, película uruguaya. Al fin y al cabo, es él quien ha de decir a los actores cómo deben interpretar. Y si, como es el caso, las indicaciones resultan en unas interpretaciones de pena, pues tenemos una película de pena. La culpa no es de los actores.

Démosle el bastón de mando a Ridley Scott (por ejemplo), a ver si sale el mismo truño que acabo de ver.
Porque vaya tragazo.
Al menos la iluminación es mejor que en The Descent. ¿O no? ¡Vaya, pues no! ¡Pasen al spoiler, pasen!
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Grohmo
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