La señora McGinty ha muerto

Pero la Rutherford no y quien se acerque a las cintas de Pollock, no creo que lo haga con la intención de buscar a Christie, quien ya ha sido llevada más satisfactoriamente en otras adaptaciones, ni con la de poner a trabajar sus células grises para ver si atrapa al asesino que, ! no seas pringado chico!, ya sabes que no lo vas a adivinar.
Aquí se viene a ver trabajar a la Rutherford. Pollock manda a tomar por saco a Poirot que en la novela se hacía cargo de este asunto y prefiere endilgárselo a esta hiperactiva ancianita, emparentada con la familia de los batracios, que esconde tras su lánguida mirada, una perspicacia singular.
Pollock equilibra bastante bien la balanza de la intriga con el humor en esta cinta que proporciona agradable entretenimiento al espectador.
La Marple se nos cuela en el teatro y mientras hace ganchillo, toma su té y cotillea un poco entre el personal, poniendo a prueba su privilegiado olfato para captar el olor de las almendras amargas, le va a regalar a su querido amigo e inspector de policía otro inmerecido ascenso en su carrera profesional y a nosotros, una simpática cinta.

Vuelve Miss Marple, el terror de los criminales (y de todo el mundo, porque allí donde va, la gente cae como moscas a su alrededor), la -no tan dulce- ancianita capaz de resolver cualquier crimen dejando contínuamente a la policía en ridículo.

Comenzando la película al más puro estilo ¨12 Hombres sin Piedad¨, y pretendiendo resolver un crimen que a todas vistas parece claro, Miss Marple acaba esta vez como actriz de teatro para encontrar al verdadero culpable.

Estas películas no fallan. Tiene intriga, tiene humor negro, humor inglés, buenos momentos y una resolución al más puro estilo Agatha Christie, que no te la esperas por más vueltas que le des. Yo no necesito más, me lo paso realmente bien viéndolas.