Canallas

Empecé a ver la película con moderado interés, con este personaje, Joaquín, del que todos tenemos referencias de primera mano. Un "quiero y no puedo" de la vida. Un mentiroso compulsivo que termina por creerse sus propias mentiras.

Y la historia avanza, y cada vez hay más embrollo y más personajes a los que Joaquín debe dinero, y más agresividad.

Entre lo repelente que resulta el personaje (hasta en la forma de hablar, pues tiene un defecto en la prótesis dental), y lo cansina que se estaba volviendo la trama, dejé de verla.

Tosar, te mereces algo mejor. Deja de aceptar este tipo de basuras.

Es buena, es mala, te ríes, te sonrojas, pero es obligado conocer los personajes antes del visionado, protagonista, su madre, su casa y su entorno es real, un director ya actor que su primera película fue buenísima y la cámara le adora, y tal vez el mejor actor español del momento. Daniel Guzmán no se calla nada, va de frente, y en esta película se mete con todo el sistema actual, desde arriba hasta las cloacas, donde vas a encontrar un montos de situaciones y gags que te harán reír y otros esperpénticos, osea que no tengo ni idea si es recomendable.

A Daniel Guzmán lo descubrí con una maravilla, A cambio de nada, donde conocimos a Miguel Herrán cuya carrera ha ido creciendo de forma bestial. Pues le vi ese don que tienen algunos para contar grandes historias de una manera muy especial y lo logró con creces. El problema es que el drama lo trató muy bien.

Sin embargo en Canallas, creo que le falla el género. La comedia no es tan sencilla, aunque parezca lo contrario. Es más fácil hacer llorar, que reír. Daniel ha intentado usar la fórmula parecida con Joaquín González y familia, usando a gente que no había actuado anteriormente y esto se nota una barbaridad. En especial Joaquín González, uffff, no voy a discutir sus ganas, ni sus horas de trabajo, pero el resultado da lástima. Es que el simple hecho de no poder ni vocalizar bien, es un hándicap en su contra.

El guión parece interesante, el comienzo es muy grandioso, pero lamentablemente Miguel Herrán solo hace un pequeño cameo. Una lástima. Luego parece una especie de Resacón en Las Vegas pero en la capital de España. Se van montando de forma atropellada situaciones ilógicas, sin acabar la anterior para montar la siguiente, cuando aún el espectador no se ha posicionado, ya le han cambiado el asiento y así es imposible. Aparecen y desaparecen tantos personajes en la trama en diferentes subtramas que nos perdemos constantemente.

Después de la mitad de la película, pega un bajón increíble, porque es el mismo perro con distinto collar. Me he aburrido durante muchos minutos. Ni el desenlace me ha gustado. Prefiero eso si, a Daniel Guzmán detrás de la cámara. Un poco como Ben Affleck.

No esta nada mal, es una película que no pretende mas de lo que es, sacarnos una buena carcajada en tiempos de crisis llevado a un extremo, si, es surrealista, pero seguramente que Guzmán ya buscaba esa exageración a groso modo para contar cómo funciona la sociedad.
Toda ella tiene un airecillo quinqui con esa música de fondo de mano de Rosendo.
Tiene dinamismo con una trama bien construida que funciona a la perfección en su tempo.
Me he divertido mucho

Guzmán después de 7 años cambia el drama que tan buenos réditos le dio por la comedia. Y lo hace sin prejuicios arriesgando en un batiburrillo de géneros en el que incluye de nuevo a actores y actrices no profesionales dándole el máximo protagonismo a su amigo Joaquín González. El resultado es una amalgama social y gamberra con epicentro de barriada, verborreica hasta decir basta que funciona a ratos y si te dejas llevar hasta disfrutable.

Asegura el director que el trabajo ha sido duro, sobre todo con Joaquín, el cual, problemas de dicción aparte, hace un esforzado trabajo digno de reconocimiento. Los tonos que utilizan la pareja mayor evocan al gran Luis Ciges que hubiese bordado el personaje masculino y si me apuras el femenino. Guzmán consigue al final credibilidad en lo increíble y sale vivo del fregado en que se ha metido, manteniendo las expectativas en su próximo trabajo que esperemos que no se demore tanto. 

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