Quiero ser como Beckham

Cuando leí la (Una chica hindú persigue su sueño, ser futbolista, a pesar de la oposición familiar) me imaginé el clásico pastelón con una pobre chica lloriqueando y dando discursos emotivos sobre la libertad para acabar rápida y previsiblemente.

Pero no, estaba muy equivocada, y ahora es una de mis películas favoritas.
Tiene un reparto joven y, por entonces, desconocido(Ahora ya nos suena de algo Keira Knightley o Jonathan Rhys.Meyers,¿no?), que resulta fresco y natural , una buena banda sonora,trata lel tema del choque cultural sin caer en lo demasiado manido o melodramático y tiene algunos diálogos y situaciones muy inteligentes y divertidos.

Fácil, simpática y perteneciente al club de pelis que pretenden contraponer una cultura de tradiciones frente a la sociedad moderna.

En este caso la que pretende romper moldes es una joven india que se encuentra entre la espada (su cultura familiar) y la pared (su deseo de jugar en un equipo de fútbol femenino). Obviamente tal trama da para todo tipo de situaciones en las que se mezclan el despertar del amor juvenil, las escenas hilarantes derivadas de las presiones familiares y también una interesante visión de la tradición india. Destacable igualmente el comprobar los primeros pasos cinematográficos de Keira Knightley y el posterior protagonista de Match Point, Rhys-Meyers.

Ideal para ver en familia, película sin sobresaltos.

Si las mujeres se lo proponen algún día dominarán el fútbol, por más que haya sido catalogado como deporte masculino. O tal vez precisamente por eso, porque es un reto que las ilusiona y las hace subir un peldaño más en el empoderamiento, ese galope hacia la igualdad.

Las resistencias culturales, tradicionalistas, familiares, religiosas...; solo sirven para que la rebeldía de las más valientes se proyecte en los próximos objetivos. Es el caso de Jess (de origen hindú) y de Jules (inglesa de pura cepa) cuya progenitora es tan rancia en sus apreciaciones como la generalidad del colectivo indio. Curiosamente, las madres parecen las guardianas de las esencias heredadas. Esas restrictivas enseñanzas que reservaban para las niñas los papeles secundarios, recatados, serviciales, de obediencia y sin brillo a lo largo de la historia.

Aunque la película de Gurinder Chadha, tal vez por su enfoque cómico, pueda resultar a veces blandita; lo cierto es que está cargada de razón y no deja de ser un alegato contra los prejuicios, el convencionalismo, la ceguera machista...; y a favor de la amistad, la diversidad y la libertad de decisión de los más jóvenes. Los principios negativos nos anclan en un mundo más estúpido y los segundos son nuestra única esperanza.
Este mundo modelado por los hombres, ya solo podrán transformarlo las mujeres, y para ello han de romper el molde y dejar de mirarse en los viejos espejos. Y por supuesto contarán con la ayuda de quienes, siendo del sexo masculino, piensan diferente.

Un guión correcto y con alguna dosis de originalidad y frescura, pero irremediablemente, en esta película fallan los actores; no tienen gancho, no transmiten, les falta química.
Para añadir un final previsible y algo descafeinado.

Chadha utiliza un tema universal como puede ser el fútbol (deporte por excelencia en occidente) para abordar con gran sutileza, y con un transfondo siempre cómico, los múltiples problemas que acarrea la globalización de un mundo, cada vez más multicultural, en donde, distintas razas conviven en reducidos espacios, lo que provoca que muchas veces la tradición choque con la modernidad.
La película aborda el sueño de una adolescente de origen indio más preocupada por el fútbol que por otra cosa, algo que a parte de poco usual, le llevará a enfrentarse una cultura tradicionalista que no acepta que una mujer adopte roles más propios del hombre.
El reparto aunque eminentemente joven (en cuanto a los papeles principales) esta correcto, destacando ya por entonces caras que hoy nos resultan más conocidas como la de Keira Knightley o Jonathan Rhys-Meyers.