El albergue de la sexta felicidad

Siempre he tenido a Bobson como un muy buen director. El premio e ídolos de barro son dos muy buenas películas, que se complementan con Más dura será la caída, muy buena cinta sobre la verdad del boxeo.
La vida de la misionera Gladys Aylward es llevada a la pantalla con gran libertad, tanta que su real protagonista no reconoce gran parte del tratamiento dado a su personaje, especialmente las escenas de amor, castísimo, por otra parte, entre ella y un coronel del ejército chino. Seguramente es una licencia cinematográfica para poder llevar adelante la película de un metraje notable.
En todo caso es una muy buena película, con algunos momentos de decaimiento pero muy interesante, sumamente emotiva y conmovedora por momentos. La fuerza, la determinación, el poder interior, el coraje, el carisma, la lucha, la potencia, el yo interior está más o menos conseguido. Una mujer muy luchadora en un mundo tremendamente diferente al propio de origen.
Los hechos básicos de la película son totalmente reales, lo que le da a la cinta una fuerza peculiar.
La interpretación de Ingrid Bergman es total: pocas películas mantienen al protagonista tantísimo tiempo en el metraje. Y no lo hace mal, todo lo contrario. Quizá esa cara tan angelical no pegaba demasiado con el personaje real, pero está muy bien conseguida la dramatización. Curt Jungers hace un papel muy contenido, muy bien logrado, aunque algo inexpresivo en algunos momentos. Yul Bryner hubiera bordado el papel.
El resto de la historia hay que verla para entender el título de aquel libro de los años setenta de gran éxito: Cuando China despierte. Pues bien, hoy día ya ha despertado, y con gran hambre.

El albergue de la sexta felicidad es una película agradable, en ciertos momentos entretenida y en otros carece de interés y es una pena porque podría ser una buena película sabiendo como los americanos trataban estas películas que duran mas de dos horas, con grandes escenarios, buena música y buenos actores tal como es el caso de Bergman.
La película está mal llevada y en ciertos momentos resulta aburrida y poco creíble, tiene grandes valores humanos pero no es suficiente para atraer la atención del espectador ya que la ambientación resulta a veces tan artificial que casi se puede sentir el cartón con el que está hecho el decorado.

Lo digo porque hacia 1958 estaba claro que "El albergue de la sexta felicidad", adaptación cinematográfica de la novela de Alan Burgess sobre la vida de Gladys Aylward (Ingrid Bergman), misionera cristina inglesa de los años treinta, no se pudo rodar en China, país en el que supuestamente están, pero es que tampoco ha sido en ningún otro rincón asiático. En realidad se desarrolló en el Reino Unido y casi siempre en Gales. Sin embargo la dirección artística se complace en enseñarnos aldeas y hasta ciudades llenas de chinos. Supongo que se los habrán llevado en barco de las colonias de San Francisco y otras ciudades norteamericanas, que ya eran una minoría reseñable. En cualquier caso pese a la lejanía geográfica consiguen convencernos de que de veras nos encontramos en el antiquísimo Imperio del Centro.

Sea como fuere, la película funciona como un biopic de un tono bastante edulcorado e idealista, para toda la familia, de la mencionada misionera hasta el punto de que la Gladys Aylward acabó molesta por las diversas licencias que se tomaron. Lo peor de todo es que se nota que son historias falsas, como por ejemplo, todo lo relativo al romance. Aunque ya puestos a criticar, creo que Ingrid Bergman era demasiado mayor y guapa para ese personaje, pues se supone que era poco agraciada, así se deduce de un par de conversaciones. Caracterizaciones al margen, la película no es cautivadora, pese a que el colonialismo europeo en la China de los años treinta o antes lo es mucho pero aquí no han sabido ni querido reflejar nada. De todos modos, aunque asume un cómodo perfil de aventura ligerita, se deja ver.