El imperio del terror
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Cine negro. Drama
Un pueblo de Alabama está casi completamente dominado por el crimen organizado, que adquiere cada vez más poder a través de la prostitución y el juego ilegal. Un joven abogado (Richard Kiley) intenta contribuir a resolver el problema animando a su padre (McIntire) para que presente su candidatura a Fiscal de Distrito. (FILMAFFINITY)
18 de agosto de 2020
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
El film de Phil karlson es excelente, pues muestra una serie de crueles asesinatos que motivan a un grupo de ciudadanos a rebelarse contra la corrupción del juego y otros actos mafiosos en la ciudad de Phoenix, Alabama. Impresiona la falta de escrúpulos al matar una niña negra, una mujer o al propio fiscal general que combate al sindicato criminal.
Nada que reprochar, pues, a la película, dirigida con buen pulso y bien interpretada por Richard Kinley, John Mcintire y Edward Andrews, este último en el papel de un mafioso de apariencia comprensiva y simpática que se transforma en una fiera cruel cuando algo roza sus intereses.
El reproche arranca del carácter documental del film, pues narra hechos auténticos y pretende que con la ley en la mano puede vencerse a la mafia que domina una comunidad. Forma parte, en este sentido, de una larga serie de films basados en casos policíacos reales (El justiciero, La calle sin nombre Orden: caza sin cuartel, etc.) y que se filmaron, sobre todo, desde finales de los cuarenta a finales de los cincuenta.
Esa cruzada contra el mal, si es que lo era, perdió la batalla contra la naturaleza mafiosa de las sociedades democráticas (o no democráticas), pues, sí, puede limpiarse tal vez una ciudad, pero nunca el país ni el mundo.
Mientras se hacían estas película, los Estados Unidos asesinaban prisioneros en Corea o daban un golpe de Estado en Irán para derribar la democracia y establecer al Sha, en defensa de intereses petrolíferos.
Y si el estado de una nación democrática que pretende combatir la delincuencia en su casa se porta como un delincuente contra paises débiles para robarles las materias primas, difícilmente podemos creen en el ejemplo moral de este tipo de cine.
Los que hicieron "El imperio del terror" sí eran honrados. El Estado al que pertenecían no.
Nada que reprochar, pues, a la película, dirigida con buen pulso y bien interpretada por Richard Kinley, John Mcintire y Edward Andrews, este último en el papel de un mafioso de apariencia comprensiva y simpática que se transforma en una fiera cruel cuando algo roza sus intereses.
El reproche arranca del carácter documental del film, pues narra hechos auténticos y pretende que con la ley en la mano puede vencerse a la mafia que domina una comunidad. Forma parte, en este sentido, de una larga serie de films basados en casos policíacos reales (El justiciero, La calle sin nombre Orden: caza sin cuartel, etc.) y que se filmaron, sobre todo, desde finales de los cuarenta a finales de los cincuenta.
Esa cruzada contra el mal, si es que lo era, perdió la batalla contra la naturaleza mafiosa de las sociedades democráticas (o no democráticas), pues, sí, puede limpiarse tal vez una ciudad, pero nunca el país ni el mundo.
Mientras se hacían estas película, los Estados Unidos asesinaban prisioneros en Corea o daban un golpe de Estado en Irán para derribar la democracia y establecer al Sha, en defensa de intereses petrolíferos.
Y si el estado de una nación democrática que pretende combatir la delincuencia en su casa se porta como un delincuente contra paises débiles para robarles las materias primas, difícilmente podemos creen en el ejemplo moral de este tipo de cine.
Los que hicieron "El imperio del terror" sí eran honrados. El Estado al que pertenecían no.
24 de octubre de 2023
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Una película muy estremecedora que relata un hecho histórico en el que la ciudad de Fénix vivía en los años 40-50. Relata como era de corrupto esta ciudad, aunque tuvieron que rebajar la "dosis" ya que también había prostitución, y aunque se dejaba entrever, no era explícita, tal como el tema del juego, que sí que lo es.
Esta historia ocurrió en 1954, un año antes de la película, y creo yo que hay bastante oportunismo, porque el periodista que ganó el premio Pulitzer por dar cobertura a todo lo que acontecía aquí, comentó que la película se separó de la realidad (ver spoiler). Esta queja venía porque cuando se rodó la película, aún se estaban desarrollando los acontecimientos.
Fue éxito en taquilla, ya que era un tema tan morboso, que la gente quería ver lo que estaba pasando, es como ver las noticias en formato cine. El presupuesto era bajo, y la película tiene un deje a serie B, supongo que por las prisas por acabarla.
Hay mucho dramatismo, el tema del asesinato de la niña negra, lo dejan caer como algo casual, quieren justicia sobre otras cosas, pero no mencionan a la niña, quizás porque es negra? Esto no me ha gustado.
Eso sí, muestran agresiones a mujeres y niños, algo que casi nunca se veía en películas de esta época, porque resultaba demasiado violento, y aquí, se atreven.
Esta historia ocurrió en 1954, un año antes de la película, y creo yo que hay bastante oportunismo, porque el periodista que ganó el premio Pulitzer por dar cobertura a todo lo que acontecía aquí, comentó que la película se separó de la realidad (ver spoiler). Esta queja venía porque cuando se rodó la película, aún se estaban desarrollando los acontecimientos.
Fue éxito en taquilla, ya que era un tema tan morboso, que la gente quería ver lo que estaba pasando, es como ver las noticias en formato cine. El presupuesto era bajo, y la película tiene un deje a serie B, supongo que por las prisas por acabarla.
Hay mucho dramatismo, el tema del asesinato de la niña negra, lo dejan caer como algo casual, quieren justicia sobre otras cosas, pero no mencionan a la niña, quizás porque es negra? Esto no me ha gustado.
Eso sí, muestran agresiones a mujeres y niños, algo que casi nunca se veía en películas de esta época, porque resultaba demasiado violento, y aquí, se atreven.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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29 de diciembre de 2011
7 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una cosa es ver una gran película y otra cosa es ver un gran documental en formato película sobre los hechos acaecidos en la ciudad de Fénix.
Efectivamente, los alegatos democráticos esgrimidos son totalmente ciertos y son los que valen. El crimen campaba a sus anchas en ese gran país y la forma de combatirlo era con la ley en la mano. La ley del revólver quedaba atrás.
John McIntire con su cojera se da un aire físicamente al antiguo presidente Roosevelt luego ya cuenta con ciertas simpatía de la población para votarle.
Por todo lo demás no hay nada que objetar. Los entrevistados son avisados para que miren a la cámara, las mujeres son heroínas a la par que sus sacrificados maridos y los niños son utilizados como herramientas de venganza (deplorable imagen la de la niña muerta e innecesaria absolutamente).
Todo muy concreto para nada más que un argumento en el que se esgrime la razón democrática con fervor. Algo hoy día que se ve tan lógico que no es suficiente para encumbrar una película sin la dinámica ni la intriga suficiente para seguirla con interés.
Efectivamente, los alegatos democráticos esgrimidos son totalmente ciertos y son los que valen. El crimen campaba a sus anchas en ese gran país y la forma de combatirlo era con la ley en la mano. La ley del revólver quedaba atrás.
John McIntire con su cojera se da un aire físicamente al antiguo presidente Roosevelt luego ya cuenta con ciertas simpatía de la población para votarle.
Por todo lo demás no hay nada que objetar. Los entrevistados son avisados para que miren a la cámara, las mujeres son heroínas a la par que sus sacrificados maridos y los niños son utilizados como herramientas de venganza (deplorable imagen la de la niña muerta e innecesaria absolutamente).
Todo muy concreto para nada más que un argumento en el que se esgrime la razón democrática con fervor. Algo hoy día que se ve tan lógico que no es suficiente para encumbrar una película sin la dinámica ni la intriga suficiente para seguirla con interés.
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