El halcón maltés

¿Qué se puede decir que no se haya dicho ya de este clásico de la cinematografía apunto de cumplir su 75 aniversario?.
Que es la matriz, el molde del género de detectives que junto con el de gánsteres ya existente conformarían el llamado cine negro. Título tomado de la revista "Black Mask Stories", donde se publicaron esta serie de relatos.
Que fue el primer film del hasta entonces guionista John Huston, que bordó la adaptación de la novela de Dashiell Hammett, basada en sus experiencias como detective real, publicada en el 29 y que contaba ya con dos adaptaciones desafortunadas en el 31 y el 36, la segunda de ellas con Bette Davis.
Que supuso, junto con "El último refugio" (Raul Walsh) ese mismo año el trampolín a la fama de Bogart que iba y seguiría con "Casablanca", convirtiendo en oro todos aquellos personajes que, afortunadamente, George Raft rechazaba.
Que el ritmo es tan trepidante como en la película de Walsh, pero aquí la velocidad la imprime la palabra en vez de la acción. Se habla mucho, se cuenta mucho y muy rápido, desvelando y enredando la trama al mismo tiempo. Que el trío formado por "el gordo" Greenstreet, (Oscar incluido), Cairo-Lorre y Elisha Cook Jr, como el pistolero de Greenstreet están estupendos y que a toro pasado, Mary Astor ya en su madurez esplendida y habiendo ganado en su juventud concursos de belleza, fue la única que no dejó el cliché de su imagen para la posteridad en un personaje mil veces repetido que encarnarían otras actrices más sensuales. Todo lo contrario de Bogart.
Que Warner no confiaba mucho en el resultado dado los fracasos anteriores y trato la cinta con presupuesto de serie B.
Que el expresionismo alemán se deja notar en la puesta en escena y que Huston fue menos Huston como director que lo seria después.
Llevo cinco décadas revisitando esta cinta y con sus defectos, que los tiene, siempre acabo enganchado hasta el final. Sera porque esta hecha "con la materia que se hacen los sueños".

En 1539 un preciado regalo en forma de halcón con oro incrustado que los caballeros templarios de Malta le iban a dar al rey de España fue robado por piratas. La preciada joya ha pasado por muchas manos a lo largo de los siglos, algunos ni siquiera saben de su valor, actualmente se encuentra perdida.

A la oficina del investigador Samuel Spade (Humphrey Bogart), llega Brigid O’Shaughnessy (Mary Astor) diciéndole que investigue a un hombre que se supone está con su hermana, será este el inicio de una maraña de investigaciones, enredos, amenazas y mucha ambición. Ella representa la “mujer fatal” de esta obra considerada la precursora del Cine negro.

El filme está basado en la novela homónima (1930) del escritor Dashiell Hammet, la cual ya había sido llevada a la pantalla grande en 1931, dirigida por Roy Del Ruth. El guion de la presente corrió a cargo del propio realizador, quien consigue una excelente adaptación, con diálogos muy bien manejados y un manejo de los escenarios y situaciones envidiables, a pesar de ser su Ópera prima.

La película está muy bien actuada, el inmortal Humphrey Bogart, con una presentación imponente sobre la pantalla, la bella Mary Astor, con una cara de inocente pero que es solo una máscara, Peter Lorre como Joel Cairo, genial interpretación, un mafioso que no parece, y ni que decir de Sydney Greenstreet como Kasper Gutman, el hombre detrás de todo el escenario que busca incansablemente al halcón, debut y nominación al Oscar incluida.

The Maltese Falcon termina siendo un excelente producto, un gran film policiaco y de intriga, manejando en gran forma este segundo apartado. Es una obra que se construye entre engaños y mentiras, entre falsedades que se intentan develar, a fin de cuentas, la ambición es lo que mueve los sentimientos de todos y cada uno de los personajes que se presentan a lo largo del metraje.

Es por esto que finalmente se propone personajes que navegan con mucha facilidad entre ser héroes y ser antihéroes, individuos con pocos escrúpulos. Desde el protagonista, que se muestra indiferente ante lo que le sucede a su compañero, hasta la situación de esta mujer, pasando por quienes forman parte de esta mafia detrás del halcón, 17 años buscándola es parte de su vida, tanto así, que no le importaría buscarla un año más. Gran trabajo.

Para un detective sin más vida que el morbo de tirarse a la mujer de su socio, el dinero no abarca todo lo que anhela. Precisa de emociones fuertes, y eso es lo que persigue Sam Spade en toda su vida. Está acostumbrado a vivir entre mentiras, y los que mienten son unos principiantes al lado suyo. Por eso se divierte hasta justo el momento en que dice la frase que da título a mi ensayo.

El vértigo en la velocidad de las conversaciones exige para su seguimiento una alta capacidad en la decodificación del idioma de Shakespeare, la misma vertiginosidad a la que nos empuja los cambios de guión, los giros de culpables hasta el desenlace final.

Huston hizo, desde la sencillez de decorados, de una manera muy teatral, hacer que no nos moviéramos del asiento a riesgo de quedar perdidos por completo, y que ello motivara comprar de nuevo la tiqueta del cine de barrio en cuestión.

En lo que a mí respecta, he saboreado el Bourbon seco de Boggey, una vez más, y me que he quedado pasmado mirándole, donde quiera que esté, agradeciéndole que sea una de las letras de la palabra CINE en la historia mundial del séptimo arte.

La película que terminó de definir el género noir de clase A, desde entonces todos los códigos del mismo serían imitados, homenajeados y parodiados infinidad de veces, varias escenas de la película y frases se ha convertido en clásicos del séptimo arte, incluyendo a Sam Spade.
Es muy interesante lo que hace Huston en cuanto a los encuadres, los planos, el tono, las música incidental, los personajes cada uno con sus grotescas particularidades, so todos patéticos y exóticos por no decir inverosímiles traficantes internacionales capaces de todo es casi una película de aventuras con asesinatos de fondo, lo mejor que hace Huston es darle humanidad y a la vez llevarlos casi hasta la parodia, todos están tan exacerbados en su forma de caminar, de expresarse, Huston es muy detallista en lo corporal, se nota la diferencia abismal con la versión de 1931 donde todos esos detalles están mucho menos explotados, acá él quiere que se noté bien la diferencia entre cada uno.
También extiende algunos de los diálogos y alarga escenas y le da importancia a personajes que la otra versión limitaba, aunque también en la parte de la resolución es mucho más abrupta y para el lucimiento de Bogart, no por nada la película lo convirtió en una estrella por lo que algunas cosas al hablar el personaje ta rápido casi me las perdí y las terminé entendiendo mejor en la versión de Roy del Ruth.
Con y a pesar de todos esos detalles merece el lugar de clásico del género que tiene.

Si mezclas la tranquilidad, entereza y determinación de Bogart, con la socarronería y cinismo de Peter Lorre y el encanto natural de Mary Astor junto con unas gotas de frases ingeniosas y un buen chorrito de un guion consistente y permites que John Huston agite la coctelera con su enorme experiencia, tendrás como resultado un cóctel fácilmente bebible y cuyo sabor te dejará el regusto de una obra maestra después.

Como un vino viejo en una húmeda bodega desempolvamos la botella de “El Halcón Maltés” solo para recordar con nostalgia que estas cosechas ya no existen, apuremos cada gota de fotograma a la salud de todos aquellos que lo hicieron posible.