Avatar
7,2
168 346
Ciencia ficción. Aventuras. Bélico. Acción. Fantástico. Romance
Año 2154. Jake Sully (Sam Worthington), un ex-marine condenado a vivir en una silla de ruedas, sigue siendo, a pesar de ello, un auténtico guerrero. Precisamente por ello ha sido designado para ir a Pandora, donde algunas empresas están extrayendo un mineral extraño que podría resolver la crisis energética de la Tierra. Para contrarrestar la toxicidad de la atmósfera de Pandora, se ha creado el programa Avatar, gracias al cual los seres ... [+]
23 de diciembre de 2009
23 de diciembre de 2009
21 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si esta película no hubiese sido de James Cameron, ni hubiese tenido el mayor presupuesto de la historia ni esa megacampaña de marketing por detrás, habría pasado totalmente desapercibida. De hecho, si se añaden canciones, sería una película más de la factoría Disney para las navidades.
Una decepción argumental en toda regla y una parte con actores reales que sobra por completo, pero eso sí, envuelta con unos bonitos paisajes y animaciones por ordenador (por cierto, similares a las que ya las teníamos hace 10 años).
Para hacer justicia, "Avatar" debería haber sido un "direct-to-DVD", o más apropiado, un "direct-to-videogame".
Lo único a destacar: verla en versión 3D.
Una decepción argumental en toda regla y una parte con actores reales que sobra por completo, pero eso sí, envuelta con unos bonitos paisajes y animaciones por ordenador (por cierto, similares a las que ya las teníamos hace 10 años).
Para hacer justicia, "Avatar" debería haber sido un "direct-to-DVD", o más apropiado, un "direct-to-videogame".
Lo único a destacar: verla en versión 3D.
25 de febrero de 2010
25 de febrero de 2010
21 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cameron se ha convertido en un director experto en disimular su mediocridad con presupuestos irreverentes y sacar da ahí taquillazos que lo justifiquen. Pretenciosa como su Titanic, cuenta la historia de Pocahontas sustituyendo indios por extraterrestres, América por Pandora y las canciones por mensajitos cursis. La película es una muestra de la falta de imaginación que sufre el cine de ciencia ficción actualmente. Sólo vemos efectos especiales al servicio de un planeta de estética kitsch y de una campaña publicitaria rimbombante (hasta secuestraron un capítulo de la serie Bones para promocionar).
El guión, falto de ritmo, lo que es el peor pecado en el género. Suelen decir quien la defiende que la película tiene mensaje. Como las Disney, vamos. Bien podría haber guionizado esta película el guionista de Hanna Montana.
Si en un alarde de pretenciosidad compararon a Titanic con Lo que el viento se llevó, a ésta la comparan con la mítica Star Wars. No obstante, tanto Avatar como Titanic caducarán con el paso del tiempo (no demasiado).
En conclusión, la película es pura superficie sin imaginación ni talento en la que sólo se ve lo cara que ha costado.
El guión, falto de ritmo, lo que es el peor pecado en el género. Suelen decir quien la defiende que la película tiene mensaje. Como las Disney, vamos. Bien podría haber guionizado esta película el guionista de Hanna Montana.
Si en un alarde de pretenciosidad compararon a Titanic con Lo que el viento se llevó, a ésta la comparan con la mítica Star Wars. No obstante, tanto Avatar como Titanic caducarán con el paso del tiempo (no demasiado).
En conclusión, la película es pura superficie sin imaginación ni talento en la que sólo se ve lo cara que ha costado.
18 de diciembre de 2009
18 de diciembre de 2009
19 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
No hay nada más poderoso que plasmar nuestras ideas en una película para contar una verdad que de otra manera no motivaría y terminaría de creer la gente. Me estoy refiriendo a solucionar en la cumbre de Copenhague (coincidiendo con el estreno de Avatar), ese problema que hoy la gente se toma tan abstracto que se tiene de esa idea desidiosa del nuestro clima y nuestro planeta.
Por ello el cine es tan poderoso a veces, y películas a lo largo de su historia, han cambiado la conciencia colectiva de las personas y la historia de este mundo.
Poder entender la “conciencia” de nuestra madre Gea y nuestro entorno natural, sin estremecernos por la degradación que extendemos en nuestros bosques, sin preocuparnos de la contaminación de nuestro aire o permitiendo que los poderes fácticos y especulativos se enriquezcan hoy a cambio de la pobreza inequívoca de todo nuestro mañana, es el poder que tiene el cine de comunicarnos con tanta fuerza y a todos el mundo a la vez, ese valor olvidado de la sociedad.
No se puede extrapolar de una manera tan cinematográficamente la caída del enorme árbol de los Na´vi, con la usura y malversados intereses de los explotadores de nuestro planeta. Si bien este mismo argumento podía haberse rodado aquí mismo en nuestra selva Amazonas, en época actual, a modo de “la selva esmeralda”, no tendría esa gran metáfora trasladada a la ciencia ficción.
James Cameron no ha tenido que interpretar en su dirección el guión de otro. Él ha escrito una película y él solo ha tenido que convertirlo en sus propias imágenes.
Aun así, vuelve a recurrir a temas ya conocidos o mejor dicho a volverlos ha recordar. Elegir una enorme ave voladora parece en principio sacado de la serie televisiva “Dinotopia” (2002) sobre todo en el entrenamiento y ritual de elección entre el animal volador y jinete. Otra iconografía, esta vez animada, la encontramos en la guerrera Taarna a lomos de su pájaro volador de la película “Heavy Metal” (1981). Pero en realidad el deseo de domesticar un ave o réptil volador para “cabalgarlo” en el aire, pertenece a la literatura mas ancestral. Por citar solo a Tolkien que imaginaba a Gandalf subido a águilas gigantes de la Tierra Media. (...)
(Continua en el "spoiler" sin desvelar la trama argumental)
Por ello el cine es tan poderoso a veces, y películas a lo largo de su historia, han cambiado la conciencia colectiva de las personas y la historia de este mundo.
Poder entender la “conciencia” de nuestra madre Gea y nuestro entorno natural, sin estremecernos por la degradación que extendemos en nuestros bosques, sin preocuparnos de la contaminación de nuestro aire o permitiendo que los poderes fácticos y especulativos se enriquezcan hoy a cambio de la pobreza inequívoca de todo nuestro mañana, es el poder que tiene el cine de comunicarnos con tanta fuerza y a todos el mundo a la vez, ese valor olvidado de la sociedad.
No se puede extrapolar de una manera tan cinematográficamente la caída del enorme árbol de los Na´vi, con la usura y malversados intereses de los explotadores de nuestro planeta. Si bien este mismo argumento podía haberse rodado aquí mismo en nuestra selva Amazonas, en época actual, a modo de “la selva esmeralda”, no tendría esa gran metáfora trasladada a la ciencia ficción.
James Cameron no ha tenido que interpretar en su dirección el guión de otro. Él ha escrito una película y él solo ha tenido que convertirlo en sus propias imágenes.
Aun así, vuelve a recurrir a temas ya conocidos o mejor dicho a volverlos ha recordar. Elegir una enorme ave voladora parece en principio sacado de la serie televisiva “Dinotopia” (2002) sobre todo en el entrenamiento y ritual de elección entre el animal volador y jinete. Otra iconografía, esta vez animada, la encontramos en la guerrera Taarna a lomos de su pájaro volador de la película “Heavy Metal” (1981). Pero en realidad el deseo de domesticar un ave o réptil volador para “cabalgarlo” en el aire, pertenece a la literatura mas ancestral. Por citar solo a Tolkien que imaginaba a Gandalf subido a águilas gigantes de la Tierra Media. (...)
(Continua en el "spoiler" sin desvelar la trama argumental)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
(...) El representante de la Compañía minera, es un calco de personaje, del representante de la colonia y factoría de “Aliens el regreso”, sobreponiendo los intereses económicos sobre los naturales. También plásticamente, Cameron recurre a imágenes que el mismo ha rodado o que la actriz rodó con Scott. La salida de Sigourney Weaver de la cabina bio-criónica o la piloto con gafas de aviador, son fotogramas ya reconocibles de Alien y Alien el regreso respectivamente.A nuestro director que le gusta los juguetes, volvemos a desplegar un sin fin de tecnología. Pantallas o monitores transparentes. Radiografías cinéticas. Toda clase de naves y robots interactivos con el piloto. Estos exoesqueletos mecánicos, ya lo vimos también conduciéndolo Ripley para el duelo final con la madre aliens, o en “Matrix Revolutions” y en una antigua película de 1990 ya olvidada y descatalogada que se llama “Robojox”.Aun así, “Avatar” es nuevo ante nuestros ojos. Aquella fantástica ciencia ficción que se escribía en revistas y cómics de los años 20, “Amazing Stories”, mostrándonos esos exóticos mundos que ilustraban sus portadas y que volvemos a descubrir como una nueva reminiscencia olvidada.
Nuestra sociedad, acomodada en una artificialidad, ve ridícula algunas escenas de “conexión con la naturaleza”, pero en el fondo de su ser, sabe que estar en comunión con ella es una verdad que olvidamos hace tiempo. Quien ha montado a caballo, quien ha dormido en la hierba, quien ha abrazado un árbol sabe esta verdad.
Por eso el cine es tan poderoso que consigue recordárnoslo.
Javier Navarta
Nuestra sociedad, acomodada en una artificialidad, ve ridícula algunas escenas de “conexión con la naturaleza”, pero en el fondo de su ser, sabe que estar en comunión con ella es una verdad que olvidamos hace tiempo. Quien ha montado a caballo, quien ha dormido en la hierba, quien ha abrazado un árbol sabe esta verdad.
Por eso el cine es tan poderoso que consigue recordárnoslo.
Javier Navarta
28 de diciembre de 2009
28 de diciembre de 2009
19 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sosa, ñoña, tediosa, larga, y lo que es peor pretenciosa. He tenido la impresión de estar viendo una pelicula de Disney, por favor si estaba esperando que en cualquier momento se pusieran a cantar. Lo único salvable es la parte técnica, impecable, los paisajes muy bonitos, y un poco el final. Si esto es reinventar el cine madre mía la que nos espera. No se dónde ha quedado el Cameron de Terminator o Aliens, tanto Titanic le ha mojado el cerebro.
14 de enero de 2010
14 de enero de 2010
19 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Será porque soy un fedor, como dice Yoli, será porque soy un "amargao", como me dijo Lucía, horas antes de que 3 años de convivencia se diluyeran como una gota de sangre en el océano, será por la luna, el sol o las estrellas, pero a mi esta superaventura cinematográfica no me pone nada.
Griselda, Yoli, Marcos, Isidro y Ferre, compañeros de sesión nocturna en la sala 3 de uno de esos centros comerciales fríos y estresantes, disfrutaron como enanos. Como explico en otras críticas, cada día me cuesta más ver el lado positivo de las cosas, en el cine es casi un imposible, y créanme, hago esfuerzos.
James Cameron, el rey del celuloid-dollar, el mismo que hace unos meses dirigía un documental centrado en la búsqueda del Santo Grial, todavía no se ha bajado de la moto y continúa fumando tripis en papel albal. Sólo así se explican algunas cosas, por ejemplo, los variopintos y estrafalarios animalillos del planeta Pandora. Los pequeñines molan bastante, pero los grandotes son realmente esperpénticos, probablemente el resultado de meter en la thermomix a Ziggy Sardust, los Kiss, un australopitecus y un Prontosauro mezclado con Tiranosaurus Rex. Demasiada pretenciosidad, poco ingenio y nada de gusto.
Los aires de grandeza que envuelven al amigo Cameron son vendavales de mediocridad en mis ojos.
No obstante, cuando la luz del cine se apaga dando paso al espectáculo, apenas tienes tiempo de mirar las piernas de la chica de al lado, de sentir su calor en tu hombro, la emoción te embarga, la tercera dimensión atrapa toda tu atención y empiezas a flipar. Sobre todo los primeros 25 ó 30 minutos, el tiempo que te dura el empalme, el tiempo que necesitas para acostumbrarte y adaptarte a los efectos multimillonarios y comprobar que vas a presenciar otra americanada insípida más, la más cara, visualmente espectacular pero vacía, tipo Titanic, del mismo menda.
El guión es igual de pobre y previsible, no sorprende nada absolutamente y el espectador sabe en todo momento lo que va a suceder ( y a muchos esto les gusta y lo disfrutan, a mi no ) de principio a fin. Así pues, asistimos a un espectáculo de fuegos arificiales muy colorido, pero de final de verano, cuando has visto mil y ya te aburren.
Griselda, Yoli, Marcos, Isidro y Ferre, compañeros de sesión nocturna en la sala 3 de uno de esos centros comerciales fríos y estresantes, disfrutaron como enanos. Como explico en otras críticas, cada día me cuesta más ver el lado positivo de las cosas, en el cine es casi un imposible, y créanme, hago esfuerzos.
James Cameron, el rey del celuloid-dollar, el mismo que hace unos meses dirigía un documental centrado en la búsqueda del Santo Grial, todavía no se ha bajado de la moto y continúa fumando tripis en papel albal. Sólo así se explican algunas cosas, por ejemplo, los variopintos y estrafalarios animalillos del planeta Pandora. Los pequeñines molan bastante, pero los grandotes son realmente esperpénticos, probablemente el resultado de meter en la thermomix a Ziggy Sardust, los Kiss, un australopitecus y un Prontosauro mezclado con Tiranosaurus Rex. Demasiada pretenciosidad, poco ingenio y nada de gusto.
Los aires de grandeza que envuelven al amigo Cameron son vendavales de mediocridad en mis ojos.
No obstante, cuando la luz del cine se apaga dando paso al espectáculo, apenas tienes tiempo de mirar las piernas de la chica de al lado, de sentir su calor en tu hombro, la emoción te embarga, la tercera dimensión atrapa toda tu atención y empiezas a flipar. Sobre todo los primeros 25 ó 30 minutos, el tiempo que te dura el empalme, el tiempo que necesitas para acostumbrarte y adaptarte a los efectos multimillonarios y comprobar que vas a presenciar otra americanada insípida más, la más cara, visualmente espectacular pero vacía, tipo Titanic, del mismo menda.
El guión es igual de pobre y previsible, no sorprende nada absolutamente y el espectador sabe en todo momento lo que va a suceder ( y a muchos esto les gusta y lo disfrutan, a mi no ) de principio a fin. Así pues, asistimos a un espectáculo de fuegos arificiales muy colorido, pero de final de verano, cuando has visto mil y ya te aburren.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Pasada la primera media hora, gastada en presentarnos a los personajes, buenos y malos, los animalillos, su entorno, y dejarnos clara la misión de nuestro prota, Tarzán se adentra en la selva. Se convierte en el elegido de una tribu interplanetaria, aprende sus costumbres, mata alguna fiera, monta a "caballo", vuela a lomos de Fuyur, se enamora de la hija del gran jefe y traiciona al pueblo ( misión inicial ), se arrepiente enamorado de "ella", el planeta y las costumbres de estos seres, y decide luchar contra los humanos. Lo de siempre vamos, todo aderezado con las típicas frases yanquis que me sacan de quicio y avergüenzan. A la historia no le falta nada de lo que el espectador menos exigente desea ver, lo tiene todo, no defrauda. Y no tiene nada lejos de las luces, que un espectador ávido de novedades y sorpresas pueda disfrutar. Mermelada superazucarada e insulsa, no apta para diabéticos y rancia.
De lo que no puedo hablar mal es de la producción, es acojonante. Los efectos no están mal pero no sorprenden como antes (Terminator, Matrix), y el 3D, eso sí que me ha molado.
Mención especial para el militar al mando, el tipo es desternillante, me ha hecho reír y eso también mola. Y a Giovanni Ribisi, el civil al mando, en un papel muy simpático y muy acertado.
Una vez al año no hace daño, pero nada más. Un 3 de flojilla, y lo que me apetecía era un dos de mala.
De lo que no puedo hablar mal es de la producción, es acojonante. Los efectos no están mal pero no sorprenden como antes (Terminator, Matrix), y el 3D, eso sí que me ha molado.
Mención especial para el militar al mando, el tipo es desternillante, me ha hecho reír y eso también mola. Y a Giovanni Ribisi, el civil al mando, en un papel muy simpático y muy acertado.
Una vez al año no hace daño, pero nada más. Un 3 de flojilla, y lo que me apetecía era un dos de mala.
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