El bar

En el momento que uno se decide a ver una película de Alex de la Iglesia, ya sabe más o menos de qué va a ir la historia. Lo desmesurado, grotesco, exagerado y burdo en éste director es como el adulterio en Woody Allen. Una fija y de cajón. Y al igual que con Woody Allen: te gusta o no te gusta, punto. A mi me gustan ambos.

La película transcurre en tres niveles: tres momentos en esa especie de descenso al infierno que plantea el director: Bar, sótano, alcantarilla.
Es curioso ver como todo en la película también baja el nivel a medida que descienden los personajes. Una muy buena 1ra parte con momentos de incertidumbre, tensión y acertadas actuaciones. Una 2da parte que comienza a acusar el mismo cansancio que tienen los personajes de estar en el Bar, delirios y divagues dignos de Alex donde uno nunca sabe quien es quien realmente y a lo que es capaz de llegar por su propio interés, en éste caso, nada más y nada menos que su supervivencia. Un 3er y último "acto" que es digno de alcantarilla: el olor, la consistencia, la poca ropa, las ratas y las actuaciones ya completamente desgastadas e inexpresivas. Excepción a Mario Casas que es un fenómeno. La estética visual y el arte impecable como siempre.

Seguí así Alex.

En los últimos tiempos se han producido muchos filmes basados en la obra "A puerta cerrada" de Jean Paul Sartre, donde un grupo de personas ha sido reunido incidentalmente, en determinado lugar y obligados a permanecer por tiempo indefinido, con algunos detonantes que propicien los diferentes estados emocionales y lograr la salida del llamado súper "yo" que cada uno guarda y no se permite dejarlo ver con la facilidad en el acontecer diario.

"El bar", el nuevo filme de Álex de la Iglesia no puede dejar de referir a dicha obra, —que por la hora en la que se han reunido estos personajes corresponde más a una cafetería que a un sitio de bebidas, si se contextualizase en México—, acostumbrado a reunir a la casi misma plantilla de actores de reparto, se da a la tarea de continuar su exposición sobre la vorágine social, dispuesta ahora a salvaguardarse sin miramientos y echar por delante al de junto.

Los guionistas recobran de la situación de España —conforme al terrorismo— esa psicosis colectiva, muy funcional en el principio del filme, que aunada con la incertidumbre, es de lo más efectivo que el español vuelve a propagar no sólo entre sus personajes, sino en los espectadores, que con suficiente enganche irá atando cabos sobre lo ocurrido en las afueras del sitio, que deja en claro el rol mediático, así como las medidas extremas de gobiernos atrancados en el absolutismo.

Contrariamente a lo que los críticos han escrito sobre las constantes de la filmografía de Álex, puede que se escriba ya con cierto desdén sobre el trabajo del cineasta, sin embargo y aunque no ofrece nada nuevo en el panorama, "El bar" cumple con un buen nivel técnico, artificiosa sí, pero que no deja indiferente a quien va a una sala al entretenimiento puro.

Lograda, recomendable, muy en la tónica de la afamada "La comunidad", su más grande aportación al cine hispano.

Aunque muchas veces sea "que jodidamente buena era la idea y su arranque y como se te fue de las manos", yo cada año soy fiel a mi cita con Álex de la Iglesia, porque aún con alguna decepción de de vez cuando ('La chispa de la vida') sigue año tras año arriesgando y ofreciendo propuestas originales y se nota que lleva un chalao (en el mejor de los sentidos) dentro que disfruta como un enano con la profesión.

'El bar' me ha parecido una de sus mejores películas, una obra que tiene de todo. Sus clásicas moralejas sociales, pero sin resultar algo invasivo, drama, comedia, thriller, acción, terror... . Y lo mejor de todo: impredecibilidad. Estás atento sin saber muy bien que puede pasar, quien puede morir, con un ritmo trepidante y una forma maestra de aprovechar una sola estancia. Acompañado de un notable elenco donde destaca el apabullante recital de Jaime Ordóñez, pero en el que todos dejan algún momento reseñable, con algún que otro diálogo enmarcable.

Si bien es cierto que en su resolución se vuelve más impersonal, descuidada y se toma más licencias, esto no la exime de lo aplaudible que es todo lo demás que te ofrece.

Nota: 7'3

Lo bueno

Absurdamente entretenida, si me preguntaran en corto plazo, ¿Cuá fue la película que más me ha entretenido en los últimos meses?, sería El Bar, Alex de la Iglesia quién ya nos ha dado la inolvidable Día de la Bestia, sabe entretener, tomar nuestra atención y llevar a sus actores a los limites más absurdos imaginarios. Por algo le dicen el Rey del patetismo y no es cosa mala en este caso.

El coral de actores trabaja de manera funcional, algunos mejor que otros, otros más olvidables, pero todos bien desarrollados dentro de los estereotipos que cargan. Blanca Suárez y Mario Casas cumplen dentro del despropósito que es la historia, pero Jaime Ordoñez se lleva los aplausos y las risas más sinceras.

A nivel de fotografía y efectos visuales el filme funciona tremendamente bien, claro hay una inversión de más de 5 millones de euros atrás y se agradece que se aprovechen en buena lid.

El humor negro destaca en ocasiones, todo armado desde aquel refrán “ El miedo nos muestra tal cual somos”

El plano de secuencia inicial y las tomas finales en la calle, mis favoritas.

Lo no tan bueno

El planteamiento logra establecer lo absurdo de su situación de buena forma. Creemos lo que nos cuentan, pero hay detalles muy puestos en la trama para que todo funcione, es como una receta en donde conocemos como termina todo, y aunque este todo muy bien hecho, esos deslices de credibilidad nos dejan dudando.

Hacia el final (específicamente los últimos 15 minutos) obviando las escenas de Blanca en medio Madrid, todo se estira demasiado a una resolución poco original. Tal vez le sobra metraje.

7.5/10

Opinión Final: Un filme entretenido. Un cine comercial que se deja ver y disfrutar, no pide ni da mucho, y tiene secuencias para comerse las uñas de angustia. Es todo un molotov, deshonesto, absurdo y cómico. Y eso lo gozamos los que podemos ver que El Bar no es para tomarla en serio, pero tampoco para dejarla pasar. Cine Comercial que da gusto ver.

Acabo de verla y me siento como en la peli "El día de la marmota". Con alguna excepción, siempre me pasa lo mismo con este director. Me gusta y sus películas siempre tienen algo que me sorprende mucho o me emociona y después de los primeros 30 o 40 minutos acaba en agua de borrajas.

No me gustaría dejar de comentar el gran trabajo actoral de casi todo el elenco. En especial Blanca Suárez y sobretodo el grandioso Jaime Ordóñez.