Engañado por las críticas de los medios de comunicación españoles, fui anoche a ver esta película, imaginando ingenuamente que la temática del fútbol aderezada con una buena comedia acercaría a esta obra a algo parecido a la recordada "Días de fútbol". O sea, tampoco pedía demasiado. Pues bueno, la película es una basura infumable de principio a fin. Dudo mucho que siquiera los cerebros adolescentes embrutecidos por la telebasura sean capaces de apreciar esta obra infame. Al verla, he borrado de golpe todos los buenos recuerdos de la final del mundial de fútbol. Creo que tendré que volver a ver ese partido para recuperar algunas de las buenas sensaciones que el mundial de sudáfrica nos dejó. Es indigno que los críticos españoles, tan ferozmente críticos con algunas películas americanas decentes, se presten a jugar el papel de estafadores del Ministerio de Cultura y de los medios de comunicación paniaguados. Por favor, no vayás a verla. Con lo caro que cuesta el cine, hasta un Big Mac sabe mejor que esta bazofia española. A su lado, el cine español más cateto es puro deleite para los sentidos.

La crítica de esta película podría resumirse así: si te interesa la Historia del siglo XX, o si te interesa la obra de Hernest Hemingway, no veas esta película. Está tan poblada de estereotipos, de lugares comunes y tópicos que cualquier relación con la realidad histórica es pura coincidencia. Ningún análisis serio o riguroso del contexto histórico, personajes sin la más mínima consistencia o credibilidad, simplificación hasta la náusea...¿Se entretiene uno al menos? Ni siquiera. Es tan aburrida que ni la historia romántica se salva.

Acabo de terminar de ver el último episodio de la serie, y he de confesar que no sé cómo he podido llegar hasta el final. Tal vez sea la pésima calidad de la parrilla televisiva, y eso que soy cliente premium de canal plus y que hoy había partidos de champions desde las 6 de la tarde.
Por supuesto, el problema no es con Sorkin. Me encantaron "Algunos hombres buenos" y "La Red social", y en cuanto a "Moneyball", qué decir, es una obra de arte.

Y yo me pregunto, ¿qué tienen que ver estas películas de gran profundidad psicológica con esta serie pretenciosa de diálogos extraterrestres a diez palabras por segundo interpretados por personajes histéricos y narcisistas que creen ser el centro del universo en cada gesto? Ya sabemos que los progres de salón siempre quieren salirse con la suya. Otra cosa es que, para hacerlo, no hayan encontrado nada mejor que exhibir a Jóvenes Aunque Sobradamente Preparados, que conjuguen vidas inverosímiles para las víctimas de la LOGSE made in america con la sensibilidad infantil de una Amélie White Anglo Saxon Protestant.

Lo curioso es que el único que va al psiquiatra es el presentador republicano (¿por qué será republicano si su argumentario político parece extraído de un curso ICC para nuevos lectores de El País?) de un equipo de colaboradores neuróticos o desquiciados. Y de las mujeres no hablemos. He visto series o películas de una misoginia mejor disimulada. ¿Tenemos que aceptar que todas las mujeres son así? La homosexualidad se me ha aparecido por primera vez como una alternativa deseable.

La serie contiene, pese a todo, algunos (muy pocos) momentos de lucidez. Es posible que ofrezca, rizando el rizo, una imagen fiel del periodista sabelotodo actual, que habla y escribe de todo sin saber de nada.

Una pena, Aaron. Tus seguidores te lo perdonan. Recuérdanos la dirección en la que sigues ingresado tras escribir esta tomadura de pelo. Te escribiremos sin falta.