Esta película hace que quieras vivir la vida de unos pobres, drogadictos y asesinos de piel morena que en su mayoría acaban acribillados a balazos. Si eso no hace de esta obra una genialidad, que baje Dios y lo vea. La dirección está a la altura del guion: magistrales ambos.

Tengo algo que decirte, Rovira: no eres gracioso y nunca lo serás. Bueno, quizás me saques una sonrisa el día que estires la pata. Esta bazofia de película sólo tiene comparación con el nivel intelectual medio de los millones de personas que acudieron en masa a los cines a verla, cual lemmings tirándose al precipicio del cine malo. Cuando pensabas que el cine español no podía insultar al espectador más que con Spanish Movie, se reinventan y te colocan este montón de tópicos gastados y esta falsa idea de "buen rollito entre regiones antagónicas de España". Esta panda de cazasubvenciones no ha tenido una idea original desde los tiempos de Buñuel (otro intelectualoide sobrevalorado, por cierto). Se quejan de las superproducciones hollywoodienses mientras ellos crean películas que darían vergüenza al escritor de chistes de los Morancos.
Lo más desconcertante de esta película ha sido sentirme un loco, ya que al parecer estaba ante la mejor película española de la década, según la opinión general y yo era el único que la consideraba una sarta de excrementos. Qué esperar de un país que le ríe las gracias a gente como Pablo Motos o Carlos Latre.

La única parte buena de este film es cuando se encienden las luces de la sala y sales por la puerta con algo menos de dinero y muchas menos ganas de vivir.
Cine español: malo cuando no es taquillero y peor cuando lo es.

Si es usted (o usteda) uno de esos pseudointelectuales comedores de muffins y portadores de gafas de pasta coloreadas, debe saber que el contenido de la siguiente crítica va a inducirle cierto efecto lacrimógeno.
Podría considerarse que las películas antiguas han sido grandes hitos en la Historia de la Humanidad. Este film, sin embargo, debe calificarse como unas sobras de comida asiática vomitada por un gato que habita cerca de un Wok. Las 2 horas y 13 minutos de duración de la "película" me hicieron desear ser un pastor uzbeko sin acceso a Internet, para no haber tenido jamás contacto con esta bazofia ni con el concepto de "cine".
La alta calificación que esta película tenía en la honorable página de FA me impulsó a verla. Craso error, ya que hubiera aprovechado mejor ese tiempo hablando por teléfono con mi abuela, que está muerta.
Sencillamente, me sentí abrumado por la calidad interpretativa de este grupo de SERES DE LUZ. Qué planos, qué diálogos... Si no me hubiera encontrado al lado de mi compañero, me habría quedado dormido en los primeros 15 y casi eternos minutos.
Sin embargo, tengo algo bueno que decir sobre esta obra cumbre del cine japonés. El propio título te da instrucciones detalladas para acabar con el sufrimiento que uno padece durante el visionado. Mejor que un mueble de IKEA.