Planos de 3 ó 4 minutos con cámara fija, polivisión (largas escenas de la misma situación rodadas con dos cámaras dividiendo la pantalla por la mitad), muchos silencios de los actores, me parece que ausencia total de música, bastantes personajes, ritmo sobrio. Estos elementos son el lenguaje que utiliza el director para contarnos principalmente la historia de Adela, una mujer separada y con un hijo de un año, que se va del pueblo a la ciudad, y la de la familia de Antonia y sus tres hijas.
Aunque la idea me parece plausible, la película nunca encuentra la tensión necesaria para atraer al espectador y resulta excesiva en su metraje. Es muy arriesgado hacer este tipo de cine y cuando no sale bien las películas cojean y pecan de pretenciosas. La fotografia no es nada del otro mundo y el sistema de polivisión no aporta nada a las diferentes historias. La dirección de actores no me parece la más acertada, por ejemplo el trabajo de Sonia Almarcha. El personaje de la madre poco convincente, etc., etc.
En difinitiva, película fállida pero con buenas intenciones por hacer un tipo de cine distinto y experimental, que en los tiempos que corren ya es mucho.

Película típica y llena de tópicos que no aporta nada original al genero del terror paranormal.
El guión flojea en muchos aspectos y sólo esta al servicio de forzar los disitintas secuencias (que presuntamente nos van a aterrorizar) que hemos visto en muchas películas del género. Absurda, surrealista e infumable toda la escena de la inauguración de la residencia para niños discapacitados. Personajes puestos con calzador. Música que presagia todos los ¿sustos?. La actuación del padre en casi todas las situaciones no es creible,etc etc.
En definitiva, una pelícual mediocre y totalmente prescincible, en que lo único que se salva es la fotografia y la actuación de Belen Rueda.