2 horas de película que realmente valen la pena. Recuperar el espíritu del ballet clásico, ya sea mostrando lo crudo que se esconde tras ello: las horas de duro ensayo, los sacrificios que deben llegar a realizar los bailarines, la presión que conlleva, etc., para después una puesta en escena brillante. Recurriendo al famoso ballet de Chaikovski "El lago de los cisnes", en donde, desde sus inicios, el personaje principal, Odette, la Reina Cisne, es representado por la misma bailarina que el de la hija del villano, Odile, el Cisne Negro, utilizando esta peculiaridad para darle a la protagonista ese toque de máxima presión al tener que danzar dos papeles tan diferentes entre ellos: uno delicado y sutil y el otro confiado y cándido. Tu mismo llegas a sufrir con ella, a sentir la opresión, haciéndote pensar si serías capaz de representarlos. Una obra perfecta... como ella misma dice al final.

Aún siendo uno de los clásicos de Disney más olvidados (por no decir el que más), esta película recoge lo diferente a las demás: no tiene canciones cantadas por sus personajes, ni escenas demasiado empalagosas. Fiel a la descripción de los personajes en la saga "Crónicas de Prydain", los villanos son seres monstruosos, y el Rey del Mal un esqueleto aterrador. Quizás ello sea la causa de que a la gente (sobretodo a los más infantes) no les llegue a agradar, sus escenas maquiavélicas y aterradoras. Aún así, es una película recomendable de ver, al menos una vez en la vida. No debe de caer en el olvido.