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España España · Salamanca
Críticas de Belial Baez
Críticas 2
Críticas ordenadas por utilidad
10
2 de octubre de 2013
14 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Azul cielo, azul metanfetamínico. Breaking Bad y su creador, Vince Gilligan, redefinen la obra de arte en televisión y elevan la categoría de las series, demostrando, una vez más, que este formato supera en guión, actuaciones y calidad, al cine que se viene haciendo desde los años 90.
Como incondicional de The Soprano y The Wire, he de decir que había en mí una resistencia natural a ver una serie protagonizada por Bryan Cranston (W.White, aka Heisenberg), el padre loco y esperpénticamente loco de Malcolm in the middle.
Walter es un químico, profesor de secundaria, que sin saberlo renunció a una de las grandes fortunas del siglo XX (una empresa que creó él) para terminar, a los 50 años, con un cáncer terminal, un hijo con dificultades motoras y cognitivas, y una mujer un tanto agobiante, además de trabajos secundarios para llegar a fin de mes.
A raíz de un suceso fortuíto con su cuñado de la DEA, Walter se transforma en Heisenberg y busca crear un imperio póstumo, un resto de su existencia que inunde toda su vida pasada y le convierta en un ser inmortal. Y lo consigue.
A fin de cuentas, esta serie habla de la posteridad, del recuerdo, de la naturaleza y la psicología humanas y, sobre todo, de orgullo y superación, aunque estos vengan por el camino más incorrecto posibles.
Soberbio final, del que no diré nada, probablemente el mejor de los últimos años en televisión junto al de The Wire.
Soberbio Cranston, que supera a los personajes de McNulty en The Wire, e incluso al sempiterno y fabuloso James Gandolfini, Tony Soprano, genio y alma máter de Los Soprano.
Soberbio guión, genial fotografía, actores secundarios creíbles y pasionales, y un drama moral que roza el esperpento de los hermanos Coen y los Monty Phyton.
Habiendo visionado ya sus 5 temporadas, siendo la mejor de las mismas la quinta, y la segunda mejor la cuarta, solo me cabe decir...
Walter, has ganado.
Belial Baez
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10
3 de septiembre de 2014
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Partamos de algunos hechos polémicos; la supuesta esquizofrenia de Tyler Durden no es sino una metáfora. Y afirmo, desde ahora, que Tyler Durden es un pacifista, que es el único cuerdo del planeta, que el terrorismo no es tal, aunque lo aparente, pues es una artimaña metafórica, como toda la genial obra de Fincher.
Tyler Durden no está loco. Es el único cuerdo en un mundo absurdo, en el que lo tenemos todo, y creamos necesidades ficticias para alimentar un vacío intelectual. No causa daño a ningún ser humano, más allá de las peleas organizadas. Es precisamente el supuesto cuerdo, su alter ego, el que, inundado por la rabia, está a punto de matar a otro de sus iguales.
El loco, el terrorista, salva al personaje principal. Es decir, su esquizofrenia es más sana que la propia sociedad en la que vive, su violencia, un medio para un fin necesario. Para mí, es uno de los más elegantes alegatos antisistema (y si, esta novela SI es antisistema) que existen, más irreverentes, y precisamente, menos cobarde que jamás hayamos visto.
De hecho, el mensaje es que los locos somos todos los que no creemos cuerdos y vivimos una vida ridícula en la que nos sentimos vacíos. Incita a desatarte y crear tu propio Tyler Durden.
¿Es la película, como se ha llegado a decir, una justificación del terrorismo? De forma metafórica, lo es, pero dudo que nadie en su sano juicio crea que el autor cae en algo tan banal y absurdo como justificar la violencia contra cualquier ser humano y la implantación del terror.
No es más que otra forma metafórica, en este caso, representando la subversión, la lucha social, y el derrumbe de lo viejo, de las costumbres que, aunque arraigadas, nublan nuestra visión y racionalidad.
Así pues, ni Tyler está loco por estarlo, ni se justifica como tal el terrorismo.
Tyler es el tuerto en el país de los locos. Representa el fin de la represión del ser humano, la explosión de la ira y la rebeldía del pueblo, ese personaje que es tomado por loco, pero que finalmente se demuestra capaz, contrario al absurdo de un mundo en el que todos deseamos aquello que no podemos anhelar. Así pues, si Tyler parece loco, finalmente descubrimos que no está rodeado de cuerdos, sino de locos que, además, son infelices. Tyler no deja de criticar cómo una supuesta racionalidad nos ha llevado a un mundo de oscuridad, por causa del materialismo extremo.
De nuevo, repito, el terrorismo tampoco lo es. Sólo es una metáfora. Derruiremos las estructuras antiguas, lo que no funciona, lo que nos hace infelices, y nos daremos la mano en un mundo nuevo, en el que ninguno de nosotros se reprima hasta alcanzar una violencia incontrolable, pues en el club de la lucha, es el cuerdo el que está a punto de matar a otra persona peleando, son los cuerdos los que atropellan y asesinan impunemente, y es el loco el que trata de controlarse para no hacer daño a ningún ser humano en su camino hacia el nuevo mundo.
Belial Baez
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