El argumento es sencillo: se comete un asesinato en el campus de una universidad, un profesor cree que uno de sus alumnos es el asesino y va a intentar demostrarlo sea como sea. El problema viene con las pistas que el protagonista considera como irrefutables para pensar que su alumno es el autor del crimen, y que al menos yo ni las veia como tal ni podía entender cómo las veía el protagonista así. No puedo entender cómo por dos conversaciones que has tenido con alguien, puedas tener la certeza absoluta de que ha sido el autor de un crimen brutal...
Y que además, seas tan narcisista de creer que es un juego que está haciendo contigo para ver si eres capaz de pillarle y saber quién es más listo de los dos.
Y del final qué decir. Decepcionante es poco.
Eso sí, las actuaciones de Darín y Alberto Ammann impresionantes.
No sé si el problema que he tenido con esta película es que tenía muchas expectativas con ella o que, pero me ha defraudado bastante.

Una película para pasar el rato en una de estas tardes aburridas en las que tu cuerpo te pide una película que no te haga comerte la cabeza con un argumento complicado. Da lo que promete, mucha acción y un humor absurdo y fácil que te hace desconectar (lo que es de agradecer, porque estoy harta de la cantidad de películas que salen últimamente que te venden una cosa en el tráiler y luego al verla te hacen pensar que te has equivocado de sala o algo).
Pasable.