Wristcutters nos lleva a un mundo al que llegamos mediante el suicidio, un mundo sin rumbo, sin sonrisas, donde la vida no es más que una película aburrida. Este mundo es un limbo del que no se puede escapar, ni ganas que se tienen.
En el caso de nuestro protagonista algo es diferente, Zia se da cuenta de que su ex novia también se suicidó, por lo que tiene un sentimiento de anhelo que le impulsa a empezar un viaje acompañado por la única persona con la que establece cierta amistad. Este compañero de viaje fue un músico fracasado en su antigua vida, y nos deleita con sus casetes de su antigua banda, las cuales son canciones del grupo actual de Punk gitano (Gogol Bordello). Estas canciones crean una banda sonora perfecta para el viaje que estamos a punto de comenzar.
Durante este viaje nos encontraremos a maestros como Tom Waits con un papel que hace suyo, e iremos descubriendo surrealismos propios de un mundo de sueños.
Esta película, como otras muchas road movies, nos enseña que lo importante del viaje es el viaje en sí y no el punto final que siempre nos puede decepcionar.