Hace tiempo que vi esta película, pero aún me persigue el mal recuerdo. La vi con mi novio, que me repetía entusiasmado que
esta era la película más divertida del planeta entero y que no podía seguir perdiéndomela ni un segundo más. Era tarde y pronto
se quedó dormido. Yo también me moría de sueño, pero la curiosidad me podía más. Si conseguía mantenerme despierta de
principio a fin de la dichosa película, intentando mantener el gran sentido del humor que suele caracterizarme y conservando la
fe, ¿sería posible que alguna escena me arrancara algo parecido a una media sonrisa en algún milagroso momento, por favor?
Pues no. Y mira que le eché ganas y paciencia. Qué tortura más eterna e insoportable. Si lo sé me duermo yo también y me
ahorro el profundo disgusto. Pero menos mal que no lo hice, así puedo opinar hoy que Vade Retro si eso sirve de algo. La película no tiene nada de divertida, simplemente. Pretende serlo, pero cada desafortunada pretensión me resultaba aún más cutre que la anterior, provocándome una constante vergüenza ajena difícil de sobrellevar y que jamás podré olvidar para mi desgracia. No logro comprender por qué le gusta a tanta gente. Pero bueno, tampoco entiendo otras cosas y tengo que aguantarme. Lo mejor, como siempre, es ver la película para poder formar una opinión propia, acertada o no. Yo me busqué otro novio. Demasiado sufrimiento.