Juego de Tronos es tan especial por que cada capitulo hace que, sin proponértelo, te sumerjas en un mundo fabuloso plenamente. Sin que aparezca los grandes lastres que arruinan la mayoría de series: la falta de talento, de medios, de profesionalidad o de libertad creativa. Es un Lujo de serie, por que con la calidad no se juega.

Eso fue lo que hice yo y la mayoría de los que estudiamos la E.G.B, ¡seguro!

Estaba ya visualizando la mitad de la temporada y de pronto mi yo de los 80, ese crío alucinado por Spielberg, Hooper, Zemeckis, Donner... me abrazó fuertemente. ¡Acabábamos de ver a Sigourney Weaver en la nave Nostromo por el rabillo del ojo!

¡Y esos sintetizadores acompañando a esas zapatillas que estaban a punto de regresar al futuro!

¡Espera!¡ E.T. va montado detrás de esa bicicleta?... no lo sé pero esa mirada de Winona es de JoBeth Williams...

Y así, abrazados, yo y ese crío de los 80, disfrutamos como locos. Nos sentimos queridos, mimados como espectadores. Los hermanos Duffer eran de los nuestros, cómplices de nuestras ilusiones y fantasias.

Su yo de los 80 a despertado a toda una generación.

-Bueno, vale lo haré cálmate-. Mi yo de los 80 esta haciéndome gestos de manera muy vehemente para que destaque a 011. ¡Está totalmente enamorado de ella!. Lo cierto es que Millie Bobby Brown se come literalmente la pantalla. No hay que perder de vista a esta chica... es grande, muy grande.

Y, por supuesto, WINONA FOREVER!!

Por más que miraba y miraba no veía una película. Era como una función de colegio, con personajes ataviados con telas de cortinas. Efectos especiales mil veces vistos incluso en series y telefilmes y...la verdad, no merece la pena seguir comentando. Después de todo no es más que una cara y vacía función de colegio. De colegio pijo.

Lo mejor: El preludio animado
Lo peor: Todo lo demás, por no comentar esas cejas de la pobre Lily Collins alias la Groucho Marx.

Aguante estoicamente en el cine por haber pagado la entrada, pero cuando vi esos ojazos pintados y llenos de rimel y esos labios perfilados de los guerreros salí pitando del cine, pero escopetado, buscando un psicólogo que me ayudara a borrar el traúma de esas imágenes y esos labios azules y sombras de ojos en las mazmorras.

Siguiendo la estela del gran cometa "El Atlas de las Nubes" aterriza sobre nuestro planeta un gran meteorito dispuesto ha hacer temblar todo tipo de intolerancias, prejuicios, pensamientos casposos, nacionalismos rancios, hipocresías, conciencias dogmáticas y retrasadas que dan la espalda a la realidad social, a la realidad vital.

Y a todos/as los demás también nos hará temblar, pero temblar de emoción al entrar en una nueva era del séptimo arte (en el que incluyo las series con mucho orgullo).

Antes que comentar las filosofías o pseudofilosofias (que lo cierto es que me importan lo que un puñado de serrín), voy a comentar dos cosas que son para mí lo más importante.

La primera es la técnica, la manera de RODAR/CREAR de los hermanos Wachowski. Es como un caleidoscopio, donde las escenas, los personajes, los diálogos, los países, las ciudades se funden, se separan, giran y se deslizan formando a su vez algo nuevo y a la vez clásico. Sí, es una auténtica paranoia pero que se resume en el dicho "todo tiene que cambiar para seguir siendo igual".
Cada episodio es como una montaña rusa a toda velocidad. Las casi microsecuencias de los ocho mundos, las ocho vidas, explotan como fuegos artificiales ante tu retina y te seducen (desde la misma cabecera) te hacen como desconectar, te dejas llevar. Es como mirar al universo o a un gran precipicio, donde por primera vez te ves a ti mismo, rodeado de una grandeza que no puedes asimilar, sólo contemplar y ser parte de ella.

La segunda es la EMOCIÓN SIN MIEDOS que nos transmiten (por fin) los Wachowski.
Una vez que te dejas llevar por esta montaña rusa, esta feria de color y vida que es el mundo, en cada episodio hay un momento álgido, un momento Loop en esa montaña rusa, que puede ser una increíble escena de acción estilo Wachowski o una escena reivindicativa o una increíblemente bella, triste, dolorosa, romántica, sexual... todas ellas igual de poderosas.

Es una serie mimada por sus creadores y sus diferentes directores, con una gran banda sonora, un increíble montaje y....con Miguel Ángel Silvestre!
Es nuestra sociedad actual sin censuras, es el cine futuro. LA NUEVA ERA.