Esta serie muestra el claro camino que debería seguir la plataforma Netflix para sus ficciones de fantasía. La calidad y el mimo con el que está realizada se muestra en cada momento de los episodios que componen esta barroca historia. El mundo que muestra, no solo es una oda a la nostalgia donde las historias fantásticas embaucaban y sorprendían a los espectadores es también un prodigio visual que llevará al que decida introducirse en la historia del cristal oscuro a los misterios de la imaginación de un universo complejo pero también sencillo de seguir.

En primer lugar, la trama es un sinsentido infumable, realmente esta mezcolanza de elementos y conceptos es decepcionante.

Segundo, la isla de Lanzarote ofrece unos paisajes y una fotografía admirables, insultados en esta película debido a una obra llena de carencias.

Y por último, ¿cómo es posible que esta película haya llegado a los cines y a Netflix? Hay una gran cantidad de proyectos de películas que necesitan financiación, de verdad que no entiendo los criterios de calidad para que esta película haya podido llegar a producirse.

Leticia Dolera teje en esta ficción, un universo entrelazado de emociones a traves de sus personajes femeninos, que se sujetan a historias, a retratos que emergen de los naufragios de la cotidianeidad. Cada detalle, cada plano, interpretación, color y localización hacen de esta serie una de las sorpresas del insipiente panorama español de las producciones adaptadas a las plataformas de streaming.

Es un viaje, un viaje que recuerda en su intimismo a la vida diaria de cientos de miles de personas que luchan contra el hastío de la rutina. En ese viaje se desarrolla todo un mundo de conexiones entre los personajes, mundo que a la vez genera un basto universo como lo es la misma realidad. Esta realidad no tal obviamente, es ficción, la ficción aporta los giros humorísticos de la serie, haciendo que el espectador puedo establecer un diálogo directo entre las historias y su propio devenir.

Navidad suele ser una fecha de empache de historias típicas, de forzados finales e interpretaciones que dejan mucho que desear pero en Klaus, el equipo que ha trabajado junto a Sergio Pablos por medio de un estilo de animación tremendamente cuidado y unos planos atmosféricos que van más allá de lo predecible crean una historia cercana, amena y dinámica. Puede que parezca una película sencilla, pero todo el universo del invierno y la Navidad que refleja esta película está lleno de cambios, complejidades trascendentales y giros de emociones. Una de las mejores apuestas de Netflix en estas fiestas.

En Este filme de animación, Jérémy Clapin lleva al espectador hacia un viaje a lo más profundo del intimísimo por medio de un viaje. Es en el tránsito, donde se encuentra el anclaje vital, que no es otro que la historia que ofrece una parte del cuerpo de su propietario. En el plano de la animación, es una maravilla visual, el dibujo detallado de espacios y personajes introduce totalmente en la acción.