Haz click aquí para copiar la URL
España España · Puertollano
Críticas de trillixos
1 2 3 4 5 10 14 >>
Críticas 67
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
9
25 de marzo de 2016
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película surgió de repente solo unos meses antes de su estreno. Parecía una película menor. Hasta que comenzaron las habladurías: ¿una secuela no-oficial de Monstruoso (Matt Reeves, 2008)?
Gente de renombre se ha reunido para tratar de darle comercialidad a un producto aparentemente menor. Ante todo, Calle Cloverfield 10 es una película de reducidas condiciones pero grandes aspiraciones. Así, han logrado que una película que transcurre casi al completo en un refugio subterráneo se convierta en una supuesta película apocalíptica que continúa la historia de un monstruo que destroza Nueva York. Pero, al igual que el terror, todo está en la mente del espectador. La cabeza pensante de esto es J.J. Abrams. El director de Star Wars: El Despertar de la Fuerza (2015) y productor de las dos entregas de Monstruoso se asoció a este producto independiente y menor para darle comercialidad y que el público lo conociera. Calle Cloverfield 10 es una película en sí misma, con una paranoia constante sobre qué y a quién creer, en un espacio tan reducido como el conocimiento que protagonista y público tienen sobre lo que está pasando. Abrams se aprovecha de este desconcierto para instaurar la idea de que, posiblemente, estamos en el mismo universo que la película de 2008. Digo “posiblemente”, porque nunca se ha confirmado ni desmentido; ahora mismo, se conoce como la secuela no-oficial de Monstruoso. Sea como fuere, Abrams ha conseguido dar a conocer este producto más que curioso, simplemente asociando su nombre al proyecto, metiendo un pequeño guiño en el título de la película y cambiando el final original de la película por uno que enlace con la historia del monstro de Nueva York.
¿Cuál es el resultado final de Calle Cloverfield 10?
Paranoia. Incertidumbre. Desde que comienza la película, sabemos que algo raro está pasando. Normalmente una película comienza con planos panorámicos para situar al espectador en el contexto, y poco a poco la cámara va buscando a personaje. Aquí no. No busques planos más amplios que algún que otro general muy esporádico. Quien no se haya abandonado a la pasividad del film, estará enganchado cual detective tratando de reconstruir qué ha pasado y prevenir lo que va a pasar. Magnífico arranque.
El punto fuerte de una propuesta que se encierra en un refugio subterráneo, a parte de las interpretaciones, es el guión. Qué está contando y, sobre todo, cómo lo cuenta. Cómo distribuye las pistas que el espectador va obteniendo, con calculados puntos fuertes donde la música y la acción se elevan para alcanzar la máxima tensión, y después seguir con otro ritmo. Ritmo no falta. Compartiendo el punto de vista con la protagonista, va cambiando la sensación de peligro o de relajación, lo que sabemos y (sobre todo) creemos saber de los que nos rodean. Nunca decae, nunca aburre, y pasamos desde momentos en los que deseamos quedarnos tranquilitos en la rutina del refugio hasta situaciones extremas que nos hacen querer huir por todos los medios posibles. Hablo siempre en primera persona del plural porque esta es una aventura que nosotros, los espectadores, vivimos con la protagonista. Todo es con y a través de ella.
El final, del que no se puede hablar mucho, ha sido lo más polémico y comentado por las redes. ¿Era realmente necesario? ¿Merecía la pena pagar ese precio por la comercialidad? Lo cierto es que rompe bastante con toda la estética planteada a lo largo del film, o más bien con la estética que uno se crearía viendo la película de primeras. Aunque también hay que decir que es final bastante potente, con ritmo, que sin duda no dejará indiferente y que deja la puerta abierta a muchas posibilidades. Y hasta aquí puedo leer.
La dirección del debutante Dan Trachtenberg mantiene esta línea tan sutil de misterio. Cada plano está por un motivo, y la mayoría son una auténtica delicia. Sabe cuando mantenerlo sobre la cara de un personaje mucho tiempo y cuando mover la cámara más caóticamente. El espacio está más que aprovechado y no repite demasiados puntos de vista; siempre hay un recoveco más de ese pequeño refugio que explorar. Guión y dirección eran los grandes retos que tenía la película para no caer en la monotonía y el aburrimiento, dos caminos más que propensos en un espacio tan reducido y una historia que, como tal, no cuenta un relato demasiado extenso.
La protagonista es la joven Mary Elizabeth Winstead, a la que hemos podido ver en un registro muy amplio, desde terror adolescente como protagonista de Destino Final 3 (James Wong, 2003) hasta su potente papel dramático como protagonista también en la independiente Alex of Venice (Chris Messina, 2014). Ella es la protagonista y nuestra guía, y llena la pantalla en todo momento. Mucho más mérito tiene su actuación teniendo en cuenta que el guión apenas le tiene reservado diálogos. Casi todo son expresiones, miradas, gestos, movimiento. Transmitir por todos lados. Y vaya si lo logra. Los guionistas sí que tenían un papel más lúcido para el gigantesco (en todos los sentidos) John Goodman. Su presencia tan potente y su constante juego al despiste de bueno/malo, raptor/salvador demuestran una solvencia tan natural como despampanante. Por último, John Gallagher Jr. da la talla todo lo que puede ante sus dos grandes compañeros de reparto.
Vemos así que casi podría considerarse a Calle Cloverfield 10 como una obra de teatro. Por la calidad de su guión, por la cuidada puesta en escena, por las sobresalientes interpretaciones. ¿Es la secuela de Monstruoso? Puede que sí, puede que no. Lo que sí sabrá cualquier espectador que vaya a verla es que ha visto una película que aprovecha todas sus armas para ofrecer una propuesta diferente, enrevesada y de calidad.

Crítica completa en: https://audiovisualife.wordpress.com/2016/03/25/sesion-gola-y-particular-caso-de-terror-no-comercial/
trillixos
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
5
21 de marzo de 2016
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película tiene un buen material de partida que puede hacer las delicias de los fans del género y servir al realizador para dejar su sello en la industria. Un bosque precioso con una tenebrosa historia real, en Japón (inevitable acordarse de El Grito [Takashi Shimizu, 2004]), una protagonista femenina potente (la consagrada actriz de la serie de TV Juego de Tronos Natalie Dormer), una conexión especial entre dos gemelas (ambas interpretadas por la misma actriz), una pérdida de percepción entre lo real y las alucinaciones…
El espacio es un personaje más. No es solo la base del argumento, sino que se llega a percibir como una entidad amenazadora del film. De noche es terrorífico, una amenaza inmensa en la que no puedes defenderte. Es una pena que la mayor parte de la acción transcurra de día, y desaprovechen la larga e intensa noche que tenían ante ellos. Esa elipsis de la primera noche con apenas un susto entre medias no es justificable en film que tiene tanto para aprovechar. Lo mismo ocurre con los cadáveres. Estamos en el bosque de los suicidios. Ya sea por la realidad o por alucinaciones de la protagonista, tiene que estar el espacio repleto de cadáveres, espíritus… todo aquello que inquiete. En contados momentos juegan con ello, y cuando lo hacen, volviendo al tiempo, es de día, lo cual le hace perder efectividad. Corregir estos defectos y una mayor belleza de planos habría contribuido a mitificar aún más el bosque.
¿Hay más espacios? Sí, claro, pero no pierden el tiempo. Saben que el bosque es el eje, y antes de él cuentan lo justo y necesario. Al principio, sorprenden los primeros planos con cámara muy tambaleante de muy corta duración, con ritmo, tanto para transmitir el agobio y rapidez de la protagonista como para acelerar la llegada. Mientras que muchos realizadores habrían optado por largos planos panorámicos e introducir una rutina innecesaria con la excusa de introducir a los personajes, la película se reserva ese derecho a explayarse para un mejor lugar: Japón, una tierra mítica para el terror, tanto por las historias que se han realizado en ella como por los realizadores que en la vida real cobija. Buena introducción. Si bien es cierto que pecan de alguna situación excesivamente estereotípica para meter un susto o estirar la duración, cuentan bien y brevemente la historia de la hermana para que cuando lleguemos al bosque tengamos la información suficiente. Sin embargo, lo más reseñable es el recurso de los flash-backs. Como he mencionado, han optado por no alargar los preliminares como en tantas y tantas películas recientes del género, pero eso no significa que no tengan que contarnos la historia. A lo largo del recorrido del bosque, utilizan a veces excusas argumentales (una entrevista, un sueño, una llamada telefónica…) para contextualizar más y darnos la información necesaria gradualmente, para irnos sorprendiendo poco a poco.
El tono de la película es la clave que lo puede diferenciar. Últimamente, muchas películas de terror tienden hacia la racionalidad y dejan a un lado el horror (explicaciones y parafernalia paranormales) y giran más hacia el thriller psicológico (todo es cosa de humanos). La película que nos incumbe juega un poco a dos bandas, y realmente hasta el final no deja claro en cuál de los dos polos se sitúa. Durante todo el planteamiento y hasta mitad de película, todas las pistas nos hacen entrever un desfile de espíritus y voces inquietantes. Sin embargo, de repente el argumento da un giro (demasiado evidente, la verdad), y durante bastante tiempo todo el tema paranormal queda de lado. Un tiempo más adelante, tras un correcto desarrollo de esta parte de la trama, lo sobrenatural vuelve a ir poco a poco cobrando relevancia, combinándose con toda la parte más o menos racional expuesta hasta entonces. Si bien logran casar sin que se note mucho el salto, lo cierto es que haber ido a por todas con uno de los puntos de vista (preferiblemente, el sobrenatural) habría dado un resultado mucho más meritorio.
A pesar de esta dualidad en el guión, lo que sí se mantiene en todo momento, tanto en lo literario como en lo técnico, es un ambiente oscuro, de inquietud y de incertidumbre. Vivimos pegados a una magnífica Natalie Dormer que, si bien no es la gran actriz del año, sí que es capaz de librarse dignamente de ese lastre de secundaria que hasta ahora había cargado. Además una destacada caracterización, buenos juegos de planos y una marcada interpretación hacen que el juego de las gemelas funcione visualmente; sí, es creíble. La conexión entre ellas es un buen hilo vertebrador durante la película, una buena excusa que, si no se hubiera insistido tanto en ella (viéndola, hablándola…), no habría sido tan crucial y necesaria. Quizás este es el único cabo que encaja perfectamente con el final. El final. Por llamarlo de alguna manera. ¿Cómo es posible que cuatro guionistas se reúnan y no salga una idea mejor que la que ha quedado en pantalla? Tampoco lo habían enrevesado tanto como en Un Ciudadano Ejemplar (F. Gary Gray, 2008), donde un magnífico desarrollo se estropea con un final que era un callejón sin buena salida. Sorprende, desde luego. Impacta, y visualmente es muy potente. Pero de poco sirve que lo que veamos sea una delicia cuando lo que cuenta no tiene pies ni cabeza. Haber dejado la parte visualmente potente para el desarrollo, que es donde hacía más falta. Todo es muy brusco y forzado, ya que (siguiendo con las comparaciones) quieren lograr un final tan impactante como el de Presencias Extrañas (Charles Guard, Tomas Guard, 2009), pero el tener un final impactante no significa que encaje con todo lo visto hasta ahora.
Entretiene. Asusta. Empieza muy bien. Se disfruta mucho. Tiene muy buenas intenciones, y destacados logros. Pero las cosas a medio cocinar y tropezar hasta el fondo en el último paso es cometer un suicidio filmográfico.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
trillixos
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
5
10 de diciembre de 2015
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Quién le iba a decir a Emilio Martínez-Lázaro hace algo más de un año cuando se estrenó “Ocho Apellidos Vascos” (2014) que llegaríamos a finales de este año con su secuela abarrotando de nuevo las salas y con dos premios Goya para la primera entrega. El éxito más que abrumador que mantuvo líder a la película protagonizada por la ya consolidada Clara Lago y el debutante Dani Rovira fue la excusa perfecta para intentar repetir el acierto. Sin embargo, no hay que olvidar que aquella primera parte no estuvo exenta de críticas negativas, a pesar de que la taquilla les hiciera oídos sordos. Por lo tanto, ¿qué nos podemos esperar de esta continuación? ¿Es cierto eso de que segundas partes nunca fueron buenas, o la chispa de la comedia cultural vuelve a iluminar las salas?
La respuesta más rápida sería la confirmación del refrán. Si comparamos esta secuela con la original… bueno, no, directamente no hay punto de comparación. No es ya que esa chispa de comedia cultural se haya perdido, sino que simplemente no está. Aquí llegamos a la declaración de intenciones que hay que hacer antes de nada: “Ocho Apellidos Catalanes” NO es una comedia, es un drama romántico de bodas (en plural) con tintes de comedia y sustentado sobre los personajes. Esta breve definición tiene sus consecuencias en el resultado final del film, así que vayamos una por una.
Al igual que la primera, y como bien refleja el cartel, estamos ante una película de personajes caracterizados por su cultura, y son ellos los que llenan la pantalla, por mucho que el director se empeñe en incluir algunos planos generales de ambientes que, como pasaba en la primera, acaban desentonando un poco (¿por qué meter un plano general del ave para mostrar el viaje? ¿No habría sido más provechoso incluir algo de acción durante el trayecto? ¿Qué es ese principio desde el cielo hasta el puerto vasco? Le hubiera dado mucho más ritmo un comienzo brusco con un gag del personaje de Karra Elejalde). Situaciones. Eso es de lo que va la película. Como un teatro, el decorado es solo un telón de fondo para un conflicto cultural y romántico que se desarrolla dialécticamente. Otro punto que remarca a los personajes, es la banda sonora, o más bien, la ausencia de la misma. Tampoco es que se eche en falta, ya que nos basta con sus suspiros de puro desquicio, las carreras, los gritos, los movimientos exagerados… Ellos llenan la pantalla (unos más que otros).
¿Para qué reunir a todos estos actores? ¿Qué historia es la que nos van a contar? He aquí el mayor agujero de la película: el argumento. No hay quien se lo crea en ni un solo minuto. De entrada, ya desconcierta al espectador que después del mágico final de la primera, esta película empiece con todo ese trabajo echado por tierra, y es tal que así. De repente, así porque sí. Es de agradecer que traten de mantener el misterio y convertir este comienzo repentino en una incógnita presente durante casi toda la película, pero aún jugando con las razones, no logran ser válidas. Está claro que tenían que hacer una continuación, y solo se les ocurrió separarles. ¿Todo para qué? Cuando acabes de ver la película, pregúntate: y todo esto, ¿para qué? ¿Era realmente necesario?
Ya que comparamos con la predecesora, sí que es de agradecer que se mantengan ciertas claves que resultaran familiares al espectador, como el re-encuentro de Koldo con un personaje al que ama mucho pero siempre con esa distancia entre ellos (un plano de los dos, en este caso con Merche, de perfil, y rectos como un palo, con un montón de espacio entre ambos), Rafa proponiéndose conquistar a Amaia en 3 días, los compadres que llegan justo para la boda… El estilo trata de poner todo de su parte, aunque no se aprecia tanto cariño y delicadeza, debido más que posiblemente (una vez más) a las prisas con las que se ha llevado a cabo esta producción.
Sin duda, hay más trabajo, más medios, ya MEDIASET trabaja sobre seguro y no le importa desplegar todas sus armas. Sin embargo, a veces más es menos, y aquí todo ese empeño claramente visible no se acaba traduciendo en mayor eficacia. ¿Por qué jugártela con esa escena de Dani Rovira en las alturas con un fondo que apesta a ordenador? Para compensar, no vamos a obviar las que son sin duda las dos mejores escenas del film: la escena de la noche anterior a la fiesta, en la boda, donde se cuentan a la vez la historia de las 3 parejas implicadas en la historia (la reconquista de Rafa sobre Amaia con una escena de baile fabulosa en el terreno de lo dramático, el cierre sentimental de Koldo con Merche y el amor “imposible” del personaje de Belén Cuesta con el de Berto Romero); y una breve pero más que intensa conversación entre las dos madres en discordia, los pesos pesados Carmen Machi y Rosa María Sardá, verlas compartir plano es algo que no tiene precio, de ahí no puede salir nada malo.
(SIGO EN SPOILER POR FALTA DE ESPACIO, PERO NO HAY NINGÚN SPOILER)

Crítica completa en: http://dualzoom.blogspot.com.es/2015/12/ocho-apellidos-catalanes-ni-si-ni-no.html
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
trillixos
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
8
4 de diciembre de 2015
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
“En El Corazón del Mar” (Ron Howard, 2015) es ritmo marino. Imaginaros "Rush" (Ron Howard, 2013) pero en el agua. Esa sensación de vértigo y velocidad sin parar, incluso en los muy logrados momentos dramáticos.

Acción con planos detalle (jugando con el desenfoque del fondo donde se desarrolla la acción) y drama con primeros planos. Ron Howard guía la atención del espectador, para vivir esta aventura marina de cerca, en vez de con el típico plano general lleno de CGI.
El sonido es realmente envolvente, digno de cine. El crujir de la madera, las velas al desplegarse y, sobre todo, ese profundo sonido de la ballena principal tan redondo. Técnicamente, se merece más de una nominación al Oscar.
Chris Hemsworth está bastante correcto (seamos sinceros, no es el mejor actor de Hollywood, pero en su papel de hombre dominante, gracioso y esforzado lo clava) pero a mitad de película con el drama más profundo, actúa como nunca le habíamos visto, llorando, sufriendo y cargando con todo el peso de la película. El resto del reparto más que geniales, destacando a Tom Holland (brillante, como en “Lo Imposible”) y a Brendam Gleeson (breve pero más que eficaz y emotivo, sobre todo cuando revela el gran secreto). También habría que destacar el choque de opuestos entre Hemsworth y Benjamin Walker, que a través de su interpretación deja ver que puede hacer algo más que combinar la presidencia de un país con matar zombies.



Pero si hablamos de personajes, no podemos obviar al villano tan genial y originalmente construido, comúnmente conocido en la actualidad como Moby Dick. Podrían haber optado, como era “lógico”, por limitar su aparición a un ataque al barco y dejar que el drama de supervivencia justa; sin embargo, para ahogar al espectador en ese caos en medio de un desierto de agua (como se refieren al océano en la película), convierten a la gran ballena en un depredador cual tiburón spielbergiano: frío, calculador, con un objetivo fijo en esos precisos marineros que, incluso después de meses, sigue presente, aterrorizando y sin descanso hasta un desenlace de guión que a más de uno dejará insatisfecho a primera vista pero que, una vez que se piensa, puede descubrirse la intención que impregna todo el film: dar a un relato ya consabido un punto de vista diferente, atrevido y particular, con un claro sello de calidad.


"En El Corazón del Mar" (Ron Howard, 2015). Reparto: Chris Hemsworth, Tom Holland, Benjamin Walker, Brendan Gleeson, Ben Whishaw, Cillian Murphy. Género: Aventuras. Mar. S.XIX. Trailer: https://www.youtube.com/watch?v=7hR-Kdyi9Lk


RJ
trillixos
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
10
17 de noviembre de 2015
11 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Una película sobre unos atentados reales? Sobreabundan. ¿Una película sobre la desaparición de unas niñas? Muy tópico. ¿Una película sobre la droga en América? Demasiado recurrente. Todos estos son temas muy amplios y frecuentemente adaptados a la gran pantalla, de cada género podemos encontrar multitud de ejemplos; sin embargo, de vez en cuando llega alguien que coge ese tema que hemos visto tanto y consigue sacarle el jugo que intrínsecamente tiene, aportando una perspectiva diferente. Y de eso hablamos cuando mencionamos al director canadiense Denis Villeneuve. "Polytechnique" (Denis Villeneuve, 2009), una película sobre los atentados a un instituto de Montreal, contados desde la experiencia de dos supervivientes concretos. "Prisioneros" (Denis Villeneuve, 2013), un tema que puede dar tanto juego como la desaparición de dos niñas contado desde dos puntos de vista tan dramáticos como marcados de un padre y un policía. Y este año le toca el turno a "Sicario" (Denis Villeneuve, 2015), donde el director cuenta la enorme problemática llena de corrupción en la frontera de México con EEUU, adoptando la perspectiva de una agente del FBI con una mente demasiado utópica para el lugar.
Como decía, se trata de perspectiva. Todo (o casi todo) ya está inventado. Todo (o casi todo) ya está contado. Ahora no buscamos historias nuevas, sino nuevas formas de contar las historias que ya hemos escuchado. Y eso es lo que hace Villeneuve en cada paso que da. En este en concreto, se pega (muchas veces, literalmente con el encuadre en pantalla) al personaje de una más que excelente Emily Blunt. Ella es la presentadora del programa de TV que estamos contemplando. Muchos pueden contar un conflicto bélico, pero solo con eso sería una película más del montón. Ya el cartel es una clara declaración de intenciones de la esencia de la película: la mente y visión de Kate (Emily Blunt). El más claro ejemplo lo encontramos en una de las primeras escenas, cuando la llaman a la reunión. Simplemente la han llamado, no sabemos para qué. Ella está esperando fuera, y nosotros también. Si gira la cabeza para mirar por el cristal, adoptamos los ojos de ella en una ocularización interna, con una cámara en mano que se mueve de un lado a otro, mirando a través de sus ojos; también juega con ello el sonido, a través del cual podemos percibir (al igual que ella) el murmullo de una conversación que nos resulta inteligible por la separación del cristal. Pequeños recursos que nos transmiten grandemente las sensaciones y preocupaciones de su protagonista, que nos hacen (como representa el cartel) meternos en la mente de ella. La cámara no pasa dentro a menos que ella lo haga. Y hasta cuando lo hace, sorprende el uso de un plano pegado a su espalda que la deja totalmente de espaldas (o incluso uno en el que volvemos a ver a través de sus ojos). A lo largo de la película, veremos que la cámara no se separa de Kate, y que compartiremos toda la evolución con ella. Eso es "Sicario": un más que crudo problema de grandes magnitudes afrontado a través de los ojos de una utópica agente del FBI estadounidense.
Jugando con esta perspectiva, sorprenden también los fragmentos de una historia aparentemente inconexa con el resto de la trama: un policía mexicano que juega al fútbol con su hijo, que desayuna con su mujer, que se va a trabajar... ¿Por qué? El director nos tiene preparado un pequeño regalo, un detalle sutil que, en su resolución, vemos que podría haberse obviado, en la inmensa mayoría de películas se obvia, no se cuenta porque no hace avanzar la trama; sin embargo, el director sabe el ambiente que está creando, sabe la sensación de caos y horror que quiere provocar en el espectador, y es por ello que con un detalle tan sutil y tan bien pensado consigue evocar esos sentimientos por todos los poros del metraje, desde los más a los menos importantes. Qué talento y qué mente más pensante.
En la línea de crear este ambiente, hay un elemento que no se puede obviar: el sonido. La música o, más bien, la ausencia de esta. Como ya se ha mencionado, la película es un viaje en el que acompañamos a Kate como si ella fuera la reportera y nosotros el operador de cámara del programa televisivo "Callejeros". ¿De qué se caracteriza este programa? De mostrarnos la realidad más dura al pie de calle, sin artificios ni dramatizaciones. Salvando las distancias, es este el fin al que aspira la película. Para ello, se han suprimido todo tipo de música que no juegue un papel determinante, dominando en casi todo el metraje el sonido ambiente: los pasos sobre la arena, las respiraciones que denotan difíciles decisiones, el alboroto de un tiroteo, o hasta la naturalidad de una charla en una reunión. Realmente nos metemos dentro de este mundo tan cuidadosamente construido para transmitir realidad. Solamente encontramos una banda sonora tenue en momentos de tensión, como la que conseguía pegarnos a la butaca en "Gravity" (Alfonso Cuarón, 2013). Una música dura, que va in crescendo conforme lo hace la acción o el dramatismo de la misma. Un plano cenital panorámico de un desierto con esta leve música no se entiende hasta que culmina y entra en plano en helicóptero a través del cual estábamos siguiendo el viaje. No se desaprovecha ni un solo plano, todo está milimetrado para que el espectador sea un compañero más y que pueda captar una clara visión de ese mundo.
Villeneuve habla a través de la cámara. Y una escena magistral para ello es la llegada de los coches a la ciudad de Juárez. Estamos viendo a unos niños jugando a fútbol en un descampado, cuando de repente la cámara comienza a girar, y vemos en la calle de al lado unos cuantos coches de policía rompiendo ese ambiente de tranquilidad y naturalidad que sin embargo desaparecen tras la continuación de este giro sobre sí misma que hace la cámara y vemos una panda de chavales sentados en un banco hablando.
(SIGO EN SPOILER POR FALTA DE ESPACIO, PERO NO HAY SPOILERS)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
trillixos
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
1 2 3 4 5 10 14 >>
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow