No me canso de repasar esta película, cuantas más veces la veo, más brillante me parece. Hay que verla en versión original aunque el doblaje en español es peculiar no se adapta a nuestra cultura: la cadencia en las voces, las miradas, los gestos... son un alarde de interpretación. Me parece erótica, inteligente y valiente y me gusta mucho.

Esta película quedará impresa en mi retina mucho tiempo; desde las maravillosas fotografías de H. Elsner en pleno Butoh, hasta el Báltico, el monte Fuji, los cerezos en flor... Es un maravilloso film que describe con acierto un sentimiento más allá del amor: la pertenencia a otra persona, un vínculo emocional -casi físico- que ni la muerte parece poder destruir. Me he estremecido -a pesar de la torpeza de los hijos- observando la soledad de Rudi al desnudo, impúdica, terrible. La presencia de Yu ha sido esencial para traducir su dolor. El Butoh es el hilo conductor que marca el ritmo, a veces parsimonioso, de la obra. El protagonista camina con el alma quemada, arrasado por algo más poderoso que el bombardeo de Hiroshima.

Intimista y arriesgada, con un lenguaje esteta y universal, la obra no te deja impasible. Extraordinaria.

Anoche revisé este film por trigésima vez, esta vez acompañada de mi amiga Ilaria que acababa de llegar de Venecia. Como en Madrid hacía un frío del demonio decidimos hacer plan casero y ver alguna película en versión original que nos gustara a las dos.
Fue fantástico, emocionadas en las mismas escenas, con las mismas frases; seguimos enamoradas de su música (maravillosa canción de Swayze "she's like the wind" que, después de 20 años, sigue sonando en todas las emisoras del mundo) de sus personajes que jamás pasarán de moda (ese fantástico Johny Castle y esa cándida Baby).
Hace poco comentaba con unos amigos qué criterio escoger para votar películas en Filmaffinity, uno, desde luego, es poder ver una película treinta veces sin aburrirte. La fotografía es estupenda y los actores secundarios brillantes. Es una historia redonda y guarda entre líneas una fuerte crítica a una sociedad hipócrita y acomodada, a los prejuicios y al derecho al aborto. Todo eso aderezado con las mejores coreografías que jamás he visto en mi vida. Por eso tengo que darle un 10 (y el agradecimiento de haberle dado banda sonora a mi adolescencia, claro).

Es difícil hacer cine social y no caer en el tópico de defender al bueno y atacar al malo. Ken Loach es uno de esos directores que, la mayoría de las veces, lo consigue, pero desde "Secretos y mentiras" (1996) no veía la firma de M. Leigh. Él es... elegante. De una sensibilidad hiriente y un intimismo más allá del simple personaje, Leigh emociona y acongoja. Sin moralejas, pura realidad, puro cine. A pesar de la renombrada valía de Imelda Staunton que, sin duda, lo merece, no creo que haya que menospreciar al resto de actores, no hay ninguno mediocre; hasta mi admirado Jim Broadbent tiene una interpretación impecable, aunque su personaje sólo aparezca dos minutos en pantalla. Sólo añadir que hay que verla en versión original. Aún teniendo la mejor escuela de doblaje del mundo hay que respetar las cadencias, los susurros, los agudos y la infinita cortesía de la lengua anglosajona, sobre todo en los años 50.

Una historia valiente e intimista que se sumerge en las profundidades de las emociones humanas, arriesgando mucho. Ha llamado mi atención que esté clasificada como un film que trata de la homosexualidad; dudo bastante de que haya alguna homosexual entre los personajes, si es que eso le interesa a alguien. Me gusta porque es sincera, porque se centra en lo realmente importante (¿de verdad tiene tanta importancia el sexo de la persona con la que compartes tu intimidad?), es profunda y, a veces, incómoda de ver; nadie quiere tener cerca a una persona como la protagonista (bordada por Piper Perabo), incorrecta, desafiante, depredadora, loca de amor, desesperada, sola y delirante. Una película dolorosa que hace un homenaje a todas las niñas perdidas, aquellas que han sido abandonadas en una residencia, apartadas de sus hogares para que "no molesten". Una historia muy bien contada. Un doloroso poema a la soledad.