Inmejorable actuación de Liv Ullmann y de Ingrid Bergman en un drama familiar que te pone los pelos de punta ante el bloqueo emocional de la protagonista (encarnado en la que hace de hermana, Lena Nyman) y la reacción de su madre.

El filme pone encima de la mesa una buena reflexión sobre las relaciones madre-hija. Sin embargo, creo que a Bergman se le va la mano con la dicotomía entre la buena madre que se queda en casa con sus hijos y la mala madre que decide perseguir su sueño laboral. Pero los extremos sirven para eso, para ver las cosas más claras.

A ver para cuándo a alguien se le ocurre hacer algo parecido entre un padre y un hijo, al estilo de "Carta al padre" de Kakfa.

Extraño retrato de ese difícil período en que, tras haber roto con tu pareja, tienes demasiado tiempo muerto.
Si a ello le añadimos unas vacaciones en que no sabes qué hacer ni adónde ir y que, a pesar de estar con gente, nada ni nadie te satisface por mucho que lo intentes, nos encontramos con esta película sencilla, cálida y a la vez sugerente sobre esos difíciles paréntesis vitales.

¿Qué es la vida? Decisiones y consecuencias. Pero ocurre que llega una edad en que las decisiones y sus consecuencias adquieren un peso tal que deviene un punto de inflexión: las consecuencias son muchas y muy importantes, y ya no se tiene el tiempo que antes se tenía para volver atrás o volver a empezar de nuevo sin problemas. Ahora el tiempo apremia para ir adelante, y únicamente se puede decidir qué dirección tomar.

Ese es el tema principal de la película: hay que escoger una dirección, hay que decidirse. Pero con tan poco tiempo para pensar, sin haber podido "hacer pruebas" antes para no equivocarnos... ¿Cómo saber si la dirección es correcta? ¿Nos sentiremos bien con ella dentro de unos años?

De esa especie de sensación de abismo es de lo que trata la película: de la pugna entre la (post)adolescencia y la madurez, de dejar de pensar en singular y empezar a pensar en plural.

No recuerdo haber salido del cine tal como salí aquel día que la vi. Ni tampoco recuerdo haber visto otra película que me haya dignificado tanto... Me refiero a que el buen cine (en mi opinión) es el que está a la altura del espectador respecto a los temas importantes, a todos aquellos detalles de la vida, complejos o sencillos, omnipresentes o fugaces, que nos hacen humanos, que nos hacen ser lo que somos. Las películas, los libros, una buena conversación... En fin, cualquier forma de arte que nos haga reflexionar, amplía nuestro horizonte vital, nos coloca en nuestro sitio (o nos descoloca para que busquemos otro nuevo, más acorde con lo que somos o hemos aprendido) y resignifica de alguna manera nuestra vida y nuestra propia existencia.

Y es que esta película está llena de pequeños detalles cargados de sentido, de crítica, de sarcasmo, de ironía, de ternura, de sencillez, de honestidad, de aplomo, de cinismo, de melancolía, de resistencia, de temores, de placeres... y de mucha dignidad ante el momento final.

Habiendo leído algunas de las otras críticas y habiendo visto la cara que se le había quedado a alguno de mis amigos freaks de este tema, he de decir que me esperaba algo peor. Sí que es verdad que sobran algunas escenas: por ejemplo tanto pastel en la relación Neo-Trinity (y en alguna que otra más; por favor ¡seamos serios que la trama es interesante y se va a acabar el mundo!), la escena esa del baile en Sion (intento de expresión de orgía primitiva camuflada con aires de estética de videoclip rellena de cuerpos oleosos de mujeres... ¡Cómo se nota el público objetivo de esta peli!) y el exceso de cachetes, que parece que han alargado las peleas para rellenar!

Y mira que es buena la primera... Casi todo está en su justa medida, pero en ésta...
Pero no os desilusionéis si todavía no la habéis visto, que tampoco es tan penosa. La trama sigue siendo interesante pero, como en la primera, se pierde una un poco. Eso se resuelve, simplemente, haciendo aquello que deberíamos hacer con todas las películas que veamos: verlas, como mínimo, dos veces (bueno, si se prestan a ello, todos tenemos nuestros límites...).

Para acabar, supongo que los momentos "videojuego" son a posta. Se notan más los toques orientales y hay más guiños al cómic. (Pero no me creo que en un futuro como ese las mujeres sigamos siendo memas o aprendices de tipo duro).

Yo le doy un 6,75.

Por cierto, aún no he visto la tercera parte. Espero que la cosa no decaiga...