Uno de los errores más usuales de cara a la realización de un anime basado en un manga, es la de comenzar su elaboración demasiado pronto, llevados por el éxito cosechado por la versión en papel hasta el momento. Fullmetal Alchemist no ha sido una excepción, y como ya ocurrió con muchos otros, se decidió adaptar a la pequeña pantalla cuando Hiromu Arakawa tan solo había publicado unos pocos tomos (de los 26 totales).

El resultado suele ser siempre igual de decepcionante: Uno comienza siguiendo la trama de un manga elaborado con detalle, con un gran argumento, con muchas dosis de humor y acción, con excelentes personajes. Pero al final, ocurre. Se alcanza el último número editado y los productores de la serie se ven obligados a continuar la historia por otros lares, recurriendo a guiones apresurados que suelen desorientar a los seguidores y bajar el alto nivel que se mantenía en un principio. Y es que apresurarse no es bueno. Pero demos gracias a que el éxito del Alquimista de Acero fue tal, que se decidió crear "Brotherhood".

Conocí a Edward y Alphonse gracias a Filmaffinity. Soy un gran amante del anime, y quise consultar los mejor valorados para atreverme con uno nuevo. Me gustó la idea y comencé a comprarme el manga de inmediato. Para mi sorpresa, me gustó aun más. Y entonces lamenté la premura que había llevado a los responsables a crear tan pronto el anime. Y cierto día, me enteré de una segunda versión de Fullmetal Alchemist. Adelante con ella.

"Fullmetal Alchemist: Brotherhood" es, en todos los sentidos, todo lo que he buscado siempre en un anime. Y es que, si un manga funciona tan bien ¿Por qué cambiarlo? Esta nueva adaptación cuenta todo lo que nos perdimos y echamos de menos en su predecesora, y conserva cada uno de los elementos que han hecho de este universo de alquimistas una obra de arte. Para empezar, mantiene su lógica científica para explicar todo lo que sucede (cosa que se les fue de las manos en su primer intento), algo que refuerza el argumento, pues nada sucede "porque si". Tanto el drama como la comedia y la acción se reparten según la necesidad de ellos por toda la extensión de la serie, ayudando a conseguir que no nos aburramos en ningún momento. Cada personaje tiene una personalidad tan definida, que una vez los conocemos, casi podemos intuir como actuarán ante lo que les acontece. Y todo sucede como debe suceder, aportando ese punto de dinamismo que se ausenta en la historieta impresa y cambiando lo que se debe cambiar, porque no hay que olvidar nunca que un anime no es lo mismo que un manga, y no debe ser representado igual.

Sigo en Spoiler.

El nuevo documental de Perrin y Cluzaud no se parece al resto que hemos podido disfrutar más que en sus maravillosas imágenes (si cabe aún más complejas al tratarse en su mayoría de escenas rodadas bajo el agua). Pero mientras que otros documentales se centran en intentar mostrar al público el comportamiento animal mediante interesantes datos y narraciones que acompañan a las imágenes, "Océanos" nos sumerge desde el inicio en su mundo submarino con el único propósito de enseñarnos la belleza que se esconde bajo la superficie del mar. El narrador, con un ritmo pausado y poético, sólo interviene para introducir cada escena en su marco temático; después calla, y guarda silencio para que el espectador se maraville con las secuencias y su increíble banda sonora, que acompaña a cada plano dándole dramatismo o grandeza según se necesite.

Pero en el momento en el que uno ya se ha relajado y sigue disfrutando de la película, todo da un giro de 180 grados para mostrarnos la cara más amarga de los océanos: la verdad. Una verdad que, como no, está relacionada con la aparición del hombre en este universo que nos ocupa, y su intervención en el mismo, que no produce más que rabia, tristeza y, para los que aún no lo tenían tan claro, conciencia. Un giro magistral que le da una bofetada al espectador cuando mejor se siente y le dice: "Es maravilloso el mar ¿Verdad? Pues observa bien lo que estamos haciendo con él". Un giro que no pretende otra cosa que concienciar a todos los que lo ignoraban, los que miraban para otro lado o los que desconocían realmente el impacto que el ser humano ejerce sobre el mayor tesoro que tenemos: La vida.

Un final que nos deja cierto sabor amargo, pero que quizá, y espero que así sea, sirva para ayudar a más de uno a darse cuenta de que esto debe cambiar, y debe hacerlo ya. "Océanos" es una lección a la humanidad, ojalá que responda y apruebe el examen.