Acudí al cine con muchas ganas de ver esta película, y quizás tenía las expectativas demasiado altas. Quizás me esperaba otro tipo de película, en ningún momento quiero decir que no me haya gustado, ni mucho menos, de hecho Joaquin Phoenix está excelso, transmite las emociones de una manera alucinante, hay momentos en los cuales parece que estás dentro de la película, como cuando está en ese pub en el escenario contando chistes, o cuando está siendo “entrevistado” por el gran Robert De Niro, la manera en la que actúa, su risa, sus facciones,sus movimientos, son brutales.
A lo que me refiero, es que esta película para mí no es Joker, no tiene aún la locura extrema de Joker, no es un villano, como sí que lo es en la saga de Nolan, de hecho acabas compadeciéndote de él. Esta película trata sobre una persona con una clara enfermedad mental, ves como evoluciona, como se le acaba de ir la cabeza, y aquí si que quiero decir que si a esta película la hubieran alejado del mundo de Joker, hubiera sido incluso más aclamada, no necesita ese universo Joker para ser un muy buen largometraje, es una película que trata la vida de Arthur Fleck, no de Joker.