Esperaba mucho más de esta película, a raíz de sus críticas, en general positivas, y la verdad, me ha decepcionado en absoluto.

Sus pocas virtudes no compensan para nada sus evidentes carencias. No cuenta nada, el guión es flojo, flojísimo, y su ritmo es tan lento que termina por matar su visionado. Aunque Nicolas Roeg juegue con un interesante montaje, no trasmite en absoluto terror, ni miedo, ni pavor, ni nada que permita mantener una constante tensión a lo largo del filme. Los sucesos son escasos, repetitivos, no aclaran nada ni introducen ideas propias de una historia interesante y compleja por resolver. Si eliminásemos el metraje de relleno apenas nos quedaría una historia de 30 minutos que contar, ni siquiera convincente. Al final lo que queda es un escaso collage de sucesos y personajes, sobre una historia muy pobre en su plantamiento.

Puede que algunas de sus escenas sean memorables en su representación visual, pero no justifican -en mi opinión- para nada el estatus sobrevalorado de esta cinta.

Si estás aburrido en casa, ni se te ocurra verla. Corres el peligro de quedarte dormido en el sofá bajo un profundo sueño.

Esta película me ha gustado bastante. Todo un exponente del sexplotation, donde Russ Meyer nos presenta a tres mujeres lideradas por una tal Varla (interpretada por Tura Satana), donde las grandes delanteras ajustadas de sus protagonistas (difíciles de olvidar -por cierto-) se imponen al buen criterio de cualquier hombre. Mujeres peleonas, frías, irritantes, ambiciosas, que se ríen de los hombres y los humillan para explotarlos. Nunca antes una femme fatale (Varla) me había causado tanta sensación de impotencia. Como se dice en el propio guión "demasiada mujer para un solo hombre".

La idea de presentar a una mujer fría y frívola con el sexo masculino no se reduce a los grandes pechos de sus protagonistas (que más que pechos parecen puños de boxeo), sino que también se destapa a través de una historia de venganza con el sexo femenino por parte del padre y dueño del rancho donde acontece la segunda mitad del filme. Ideas que sugieren el enorme poder que puede llegar a tener una mujer sobre un hombre.

Destacable es también la sensación de locura y claustrofobia de Linda (Susan Bernard), en su papel de jovencita raptada, donde es incapaz de conseguir que alguien le haga caso, rodeada de completos paranoicos.

El carácter ácido de la cinta, en forma de violencia, strippers, coches, comentarios vulgares y erotismo agresivo rompe claramente con la imagen tradicional del buen ciudadano americano, todo ello presentado mediante una excelente fotografía en blanco en negro, que contribuye a crear un ambiente muy cercano al cine negro.

Película de culto y referente para otros directores. Es de obligado visionado para los amantes de Tarantino.

Excelente película de H.G. Clouzot, un clásico y magnífico ejemplo a seguir en lo concerniente al mantenimiento del ritmo y tensión a lo largo de 140 minutos.

Clouzot hace una dura crítica al sistema capitalista, donde el dinero se antepone a cualquier valor humano, independientemente de la clase social de sus protagonistas. La imperante necesidad de obtener dinero por parte de un grupo de marginados de un barrio pobre de Sudamérica no solamente sirve de base para el guión, sino que constituye una crítica manifiesta a las enormes diferencias sociales en términos de riqueza latentes en el sistema, así como al embrutecimiento humano que ello supone. Es la lucha pura por la superviviencia.

Se podría pensar a primera vista que esta película es bastante convencional, de final feliz, pero nada más lejos de la realidad, pues contiene pasajes realmente memorables que ya han pasado a la historia del cine. El tramo del socavón es inolvidable, tanto por su belleza plástica como por su horror. Algunas tomas son realmente espectaculares, la sensación de vacío, de dureza, de resistencia frente a las inclemencias del terreno, de que todo puede salir mal en cualquier momento está siempre presente a lo largo del filme. La dura fotografía en blanco y negro, donde se realza plenamente el sombreado de las irregularidades del terrero, contribuye plenamente a mostrar una continua sensación de respeto al entorno que nos rodea.

Las distintas personalidades de sus cuatro protagonistas siguen un objetivo común: llevar los camiones a su destino. Durante el trayecto el odio se convierte en amistad, y la amistad en odio. Los cobardes se convierten en héroes, y los héroes en cobardes. Se muestra el verdadero ser de cada uno y nos hace ver que todos somos iguales frente al miedo. Nadie puede creerse mejor cuando el riesgo es tan alto.

Algunas interpretaciones dejan un poco de desear, con artificios demasiado forzados. El papel de Vera Clouzot es malo, hasta el punto de que a veces se convierte en un elemento que estorba. A ello hay que sumarle el pésimo doblaje al castellano, donde se pierde parte del carácter de los protagonistas con diálogos llanos.

El final es algo cuestionable, pero creo que no es el elemento principal del film. En mi opinión es un final anticipado, con los juegos de cámara mostrando el desenlace final. Creo que el guión debería haber sido un poco más elaborado al respecto, porque deja cierto mal sabor de boca después de un metraje tan brillante. De todos modos esta película tiene atributos de sobra para calificarla como obra de obligado visionado por cualquier aficionado al cine.

Me hace gracia la gente que se ríe de Stallone, de sus limitadas cualidades interpretativas, del carácter conservador de la cinta.... en fin... que si no la hubiera protagonizado Stallone la cinta hubiera pasado sin pena ni gloria, eso seguro.

Algo tendrá este actor, quizá su rostro de sufridor, que lo hace único para el papel de Rambo. No conozco ningún héroe cinematográfico de acción que haya creado tanto escuela, y no creo que ningún otro actor acomodado de la época lo hubiera hecho mejor. Son películas que elevan al altar a su protagonista, por el motivo que sea. La película catapultó definitivamente a Stallone como estrella de Hollywood tras Rocky.

Por lo demás, la cinta no deja de ser una trama de acción, impecablemente rodada, con unas escenas soberbias y una música de Jerry Goldsmith simplemente cautivadora, entre la acción y la frustración por el vacío generado tras una larga y dura guerra perdida. Es la música de los perdedores que regresan a casa con las manos vacías.

Se podía haber aprovechado muchísimo más el guión, conocer el sentimiento y frustración de un ex-veterano de Vietnam altamente cualificado en su propio país, pero por desgracia el guión se queda en cuatro monólogos de Stallone que dejan mucho que desear sobre el carácter, inteligencia y entrenamiento de un boina verde en condiciones extremas. Menos mal que Richard Crenna está ahí para introducir algo de pasión, lógica y humanidad en el asunto.

Por lo demás, el que aún no la haya visto (difícil de creer) que no la deje pasar.

Película de culto, no sólo por abordar con gran maestría el tema de los ganadores y los perdedores, sino por ofrecer una imagen y representación seria del mundo del billar.

Paul Newman en uno de sus papeles estelares, interpreta al inolvidable Eddie Felson "El Rápido", un buscavidas de alto standing y uno de los mejores jugadores de billar de EEUU, en su deseo de derrotar al "Gordo de Minnesota" (interpretado de forma magistral Jackie Gleason). Durante el filme se aborda el tema de la razón y lógica obvias necesarias para poder triunfar en la vida, y la superación de la mentalidad del perdedor. Sólo así el talento se transforma en una máquina de ganar dinero.

La cinta mezcla elementos de amor y odio, de compasión y miedo, a través de la relación que Eddie mantiene con Sarah Packard (Piper Laurie), otra perdedora de la sociedad, si bien su deseo de superar sus males y reintegrarse en la sociedad hacen dudar a Eddie entre ella y los vicios del juego, entre la vida sencilla y el dinero rápido obtenido con el billar. Ganar dinero implica frialdad y capacidad paa deshacerse de lo humano, de lo prescindible. Sólo así se triunfa plenamente.

Técnicamente la película es impecable. A las geniales interpretaciones y su completo guión se suma el excelente planteamiento técnico del juego de billar, que contó con el asesoramiento del nada más ni menos que Willie Mosconi, quién ejecutó personalmente las jugadas más comprometidas. Tanto Newman como Gleason ejecutan con gran genialidad todos los golpes, la posición del cuerpo, de los brazos, la forma de coger el taco, el limado, el canto de las jugadas, la actitud durante las partidas, etc. Una genialidad en toda regla. Pocas películas de este ámbito pueden presumir de una ejecución tan correcta. Es única en su género.

La fotografía en blanco y negro es idónea para representar los típicos tugurios de billar, el alcohol y las peleas, la mafia que rodea tales locales, las personas de poder y las redes que controlan. Una persona es capaz de controlar tu vida y echarte del juego. El dinero lo es todo, te pueden matar hasta por unos simples dólares.

Una joya de Robert Rossen y del cine en general. Absolutamente imprescindible.