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España España · Barcelona
Críticas de Pandora
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Críticas 8
Críticas ordenadas por utilidad
8
24 de diciembre de 2012
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aviso para navegantes: esta es de las de llorar, así que, si tenéis un mal día y ganas de desahogaros, es una excusa perfecta para echar unas lagrimillas sin levantar sospechas.

En esta película asistimos a la agonía de Camino, una niña de 14 años hija de una familia del Opus Dei, a la que después de un rosario de consultas y médicos le diagnostican una enfermedad dolorosísima y fatal que la acabará matando (y esto no es un spoiler, que lo dice la frase de promoción). A través del calvario de Camino, Javier Fesser nos muestra la filosofía y el funcionamiento de “La Obra”, tan centrada en el sacrificio para agradar a Dios que vive como una bendición lo que en cualquier otra familia normal supondría una debacle de dimensiones apocalípticas. La cercanía de la muerte, además, aparece cuando la niña está despertando y cuando descubre el amor y a través de éste Camino nos da una lección de vida impresionante. Es impagable el final proporcionado por la confusión entre el amor a Dios y el amor a Jesús (que no es lo mismo ni es igual, aunque lo parezca), un ejercicio de ingenio tremendo por parte del director que muestra a través de la metáfora la ceguera del extremismo religioso.

Mención aparte merece la madre de la criatura, que vuelca en sus hijas su anhelo de agradar a Dios hasta conseguir anularlas, pero de un modo tan sibilino que no te das cuenta hasta que es demasiado tarde. La odias durante la mayor parte de película, porque parece increíble la actitud que tiene hacia la vida en general y hacia la muerte de su hija en particular. Aún así, hay un momento en el que parece que muestra que es una persona de carne y hueso y consigue que te compadezcas de ella (impresionante trabajo de Carme Elías, ganadora indiscutible del Goya de aquel año). También hay que decir que esa simpatía es efímera, para qué negarlo.

También debo decir que las escenas de los sueños de Camino, aunque he leído críticas que las consideraban prescindibles o que incluso alteraban el ritmo de la trama, a mi me han parecido fundamentales para dar la visión de la niña en todo este asunto y me ha gustado especialmente el toque un tanto “burtoniano” que tienen.

Es obvio que el Opus Dei no sale bien parado (considerar que Dios está haciendo un gran trabajo con una niña de 14 años que se está muriendo me parece espantoso), pero por lo poco que sé, parece que no se aleja mucho de la realidad.

En definitiva, muy recomendable tanto para ateos como para creyentes con criterio y voluntad propia. Ah! Y, aunque parezca mentira, deja buen sabor de boca.
Pandora
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9
10 de abril de 2011
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lección número 1: elige un buen comienzo. El monólogo del principio te machaca, empiezas la película pensando “mierda, yo he elegido la tele grande que te cagas” y eso hace que, de entrada, no te pongas de culo con la pandilla de yonkis que corren delante de la policía. Este estado de ánimo inicial hace que puedas afrontar Trainspotting como debe ser, sin prejuicios y sin ánimo de juzgar, por lo menos de entrada.

Lección número 2: elige unos buenos personajes. Cuatro yonkis y un delincuente común que se erigen en los representantes de una generación. Jóvenes (bueno, no todos porque Begbie ya tiene sus añitos) sin futuro ni esperanza, con un espíritu nihilista llevado al extremo que deciden limitar sus preocupaciones al mínimo (“pillar es lo único que te interesa, todo lo demás es secundario”). La fuerza del personaje de Renton es indiscutible y su evolución es la que nos permite movernos por la historia como uno más.

Lección número 3: elige una buena historia. Abordar el tema de las drogas es tremendamente complicado y no caer en los clichés facilones del género lo es aún más (para ejemplo “Mentiras y gordas” o “como hacer una peli insustancial de un tema tan serio”). Boyle te pone en una posición que te permite ver el tema desde una nueva perspectiva, y que te lleva a la única conclusión posible (resumiendo: “la droga es mala”), pero haciendo todo el camino con los personajes (de la adicción a la sobredosis, del mono a la rehabilitación) hasta que, como Renton, llegas a la conclusión de que, efectivamente, la tele grande que te cagas no es una mala opción después de todo. A todo esto añádele unas cuantas escenas memorables (el váter más sucio de escocia, la conversación sobre la identidad escocesa, el mono surrealista y la sobredosis grabada en modo ataúd con el “Perfect Day” de fondo) y tienes una de las películas más interesantes de la década.

Conclusión: elige Trainspotting.
Pandora
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8
24 de diciembre de 2012
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Antes de empezar debo confesar mi amor incondicional a Tarantino (desde la perspectiva de no haber visto Death Proof, ni ganas, todo hay que decirlo). Así pues, casi que no queda otra, me ha gustado y no sólo eso, me parece estupenda.

El inicio y presentación del coronel Hans Landa, es inmenso. La tensión se masca en cada minuto y en cada fotograma, porque sabes desde el primer momento que no te gustaría ni de coña tener a ese señor alemán tan simpático tomando un vasito de leche fresca en tu casa. El sabueso teutón roza la excelencia en su trabajo y lo compruebas al instante. Sólo comete un error: dejar escapar a la joven Soshanna, dada la importancia que su venganza tiene en el desarrollo de la película. Y sobre esto debo decir que el encuadre de su huída en el marco de la puerta, con la espalda de Landa añadiéndose en primer plano durante la carrera, me parece increíble.

El enlace posterior de las tres historias es también muy propio de este director y hay algunas escenas que, junto con la primera, crean un estado de tensión que ya querrían algunas pelis de acción. Es cierto que la de la taberna puede resultar excesivamente larga, pero no por eso es menos intensa. Por supuesto, como en cualquier film de Tarantino que se precie, tampoco escatima en sangre y balas, pero es que si no, no sería él. Impagable también la entrada de los bastardos en el teatro, donde no esperaban encontrarse al políglota Landa, sin el cual, por cierto, la película perdería al menos 4 puntos de la valoración.
Las interpretaciones (exceptuando a Brad Pitt, que me da un tanto de grima) son aceptables y, por supuesto, soberbia la de Christoph Waltz, que consiguió un merecidísimo Oscar en la edición de 2009.

Una de las críticas que me he encontrado por ahí es que Tarantino le da patadas a la historia. ¿Y que? Esto es cine, no un documental de la 2ª Guerra Mundial. Lo único que sí me ha fallado a nivel contextual, quizá por no verla en VO, ha sido todo el asunto de las lenguas y los acentos, porque he encontrado que en la versión doblada estaba muy mal resuelto. Me queda la duda de si en la versión original este tema es igual de lamentable, cuestión que también le restaría puntos.
En resumen, un buen ejercicio de imaginación histórica que a mi no se me hizo larga, quizá por cometer el sacrilegio de verla a trozos.
Pandora
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8
27 de diciembre de 2012
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Y le sobra espacio, señores. Porque en esta película, más allá de presenciar la agonía de un pobre hombre que se despierta un buen día en un ataúd a dos metros bajo tierra, asistimos a un ejercicio impresionante de crítica feroz a la sociedad americana. Desde la teleoperadora que sacaría de sus casillas a la persona más paciente del planeta (cuanto más a alguien que está atrapado) hasta el prototipo de jefe de recursos humanos cabrón y sin escrúpulos que es capaz de dejarte sin oxígeno a larga distancia. Nota mental: si algún día acabáis como este pobre hombre (dios o el diablo no lo quieran) no cojáis nunca el teléfono a un tío de estas características.

Por lo que respecta a la atmósfera y el tema de la película en si, debo decir que me ha resultado asfixiante desde el minuto cero. El director consigue que te agobies, te ahogues y te desesperes con Paul Conroy en cada momento de su periplo claustrofóbico, manteniendo el suspense (y el mal rollo, porqué no decirlo) hasta el final, sin saber si saldrá o no vivo hasta el minuto 93.

En fin, que aunque no sea la primera vez que se usa esta idea en el cine o la televisión (en CSI, sin ir más lejos), el planteamiento y, muy especialmente, la soberbia interpretación de Ryan Reynolds (lástima haberla visto doblada) hacen que sea digna de ver. Las grandes superproducciones deberían aprender la de cosas que se pueden hacer sentir (y padecer) con poco espacio, un buen actor y un zippo.
Pandora
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7
24 de diciembre de 2012
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Que no os engañe su aspecto. Pa Negre no es una película de posguerra, su historia pasa en la posguerra, que es algo diferente. Y resulta obvio que el contexto condiciona el devenir de los acontecimientos, que es una sociedad empobrecida, acobardada y dividida la que da lugar a la evolución de Andreu, pero no es el eje central de la historia. En Pa Negre lo importante es el cambio que se produce en un niño que crece rodeado de mentiras y que descubre que el mundo es mucho más oscuro de lo que imaginaba. Un niño que aprende a separarse de lo que quiere y que se endurece (e incluso se envilece) cuando descubre que sus seres más queridos no son lo que él creía que eran.

La película empieza con una de las escenas más brutales e impactantes que he visto últimamente. Un golpe seco, un carro despeñado, un niño agonizante. Andreu oye el estruendo y acude al lugar del siniestro cuando el niño aún vive. Su última palabra es “Piturliua” y será este nombre el que desencadene la historia de Andreu, que no busca más que respuestas a lo que pasa a su alrededor.

Creo que es una buena película, su argumento es interesante y mantiene el suspense, aunque a veces cueste un poco seguirla (probablemente porque da demasiadas cosas por supuestas). Aún así creo que su gran baza es su imagen. Las casas oscuras, desconchadas y resquebrajadas, grises, sucias y pobres, los bosques sombríos y turbios, la escuela nacional y franquista, liderada por un maestro desmotivado y alcohólico, la cárcel decadente y desesperanzante. Todos estos escenarios nos sitúan de forma magistral en una España de posguerra que endurece a sus ciudadanos y que muestra claramente las diferencias entre los que ganan y los que han perdido, los que mandan y los que no pueden hacer más que bajar la cabeza y obedecer. Es esta España la que hace que Andreu decida andar en vez de volar y la que lo convierte en lo que será.
De visionado recomendable.
Pandora
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