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España España · Granada
Críticas de Marisol
Críticas 2
Críticas ordenadas por utilidad
10
7 de enero de 2013
8 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con el acogedor lago Wakapoogee como espacio natural y el aparentemente sencillo arte de la pesca como contexto, Howard Hawks nos presenta "Man´s favorite sport?", traducido al castellano como "Su juego favorito". Como en tantas traducciones de títulos del films a nuestro idioma, la eliminación de la interrogación o del término "man", anula la intencionalidad comunicativa del título original.
¿El deporte favorito del hombre?- se interroga Hawks, probablemente haciendo referencia a los sentimientos contradictorios que la experiencia amorosa con las mujeres puede provocar en muchos hombres.
Los títulos de crédito, por otro lado, llaman la atención, al presentar a mujeres de forma simplista, frente a la complejidad y ausencia de estereotipos que caracterizan al personaje femenino principal. ¿Imposición del estudio como estrategia de marketing?
Roger Willoughby (Rock Hudson), experto en pesca, escribe un best seller que lo lleva de una forma impredecible a participar en un concurso de pesca. Sus supuestos conocimientos sobre este deporte provocarán una sucesión de delirantes escenas cómicas que tendrán como detonante al personaje femenino: Abigail Page (Paula Prentiss), una mujer enérgica, segura y con iniciativa, que representa el caos, frente a un Willoughby, inseguro y escondido tras una controlada farsa profesional y personal. Porque Roger no sabe pescar, cuestión que se aclara al principio de la película y que sólo Abigail y su amiga "Easy" conocen. La historia conducirá a Roger a tener que enfrentarse a su mentira, y por ende, a sí mismo.
Este remake de "La fiera de mi niña" (Hawks, 1938), presenta nuevamente personajes femeninos dominantes frente a la timidez de los masculinos. Ya en los años 20 y 30 Hawks diseñaba personajes de este tipo, adelantándose a su tiempo en el intercambio de los roles sexuales. En "Hawks según Hawks" (1988) de Joseph McBride, afirma: "Admito que en la mayoría de mis comedias, la mujer tenía el papel dominante. Creo que es divertido hacer que la mujer sea la dominante y el hombre el payaso. Me resulta atractivo este tipo de mujer y he visto tantas películas en las que el héroe sale a la luz de la luna y le dice estupideces a una chica, que le he dado la vuelta, dejando que sea la chica la que haga la conquista, y funciona muy bien".
Curiosa conquista. Roger Willoughby es ridiculizado de mil formas, convirtiéndose la película en una sucesión de interminables e imaginativas humillaciones en forma de gags a un ritmo frenético: es multado por un agente de policía, arrastrado por una lancha sobre el lago, perseguido por un oso montado en motocicleta, visitado durante la noche en su cabaña bajo extrañas excusas que le impiden el sueño, enfrentado con su novia celosa... Cremalleras que siempre se enganchan, brazo enyesado y paseos a lo largo de una barra de bar giratoria
En esta película al igual que en "La fiera de mi niña" o en "Bola de Fuego" (1941) los personajes se conocen al principio de la historia y ésta se desarrolla a través de escenas que favorecen el mutuo conocimiento, no exento de diversión.
En efecto, desde la primera escena en la que Abigail, persigue en coche a Roger, ocupando su plaza de aparcamiento, Hawks nos avisa de que ella sabe lo que quiere y de que él tiene dificultades con las mujeres, simbolizada esta cuestión a través de sus problemas para desenvolverse en los espacios femeninos, al intentar entrar con torpeza en el pequeño coche de ella.
Algunas interpretaciones de tendencia psicoanalítica sobre la película, consideran los peces o la pesca como la representación de la sexualidad de Willoughby, planteando la evolución del personaje masculino como la superación de sus dificultades sexuales con las mujeres. La escena final, en la que él logra por fin, flotando en un colchón al lado de ella, sobre el lago Wakapoogee, bajo la lluvia, cerrar la cremallera sin problemas, nos incita a pensar que él ha encontrado el equilibrio y la seguridad en las relaciones con el otro sexo.
Marisol
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9
7 de enero de 2013
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los camaradas Iranoff, Buljanoff y Kopalski han sido enviados a París para obtener dinero para el Gobierno ruso mediante la venta de las joyas confiscadas a la gran duquesa Swana, que vive en la capital francesa. Los tres camaradas se instalan en un hotel de lujo mientras los tribunales franceses deciden quién es el verdadero propietario de las joyas. El Gobierno ruso envía a Nina 'Ninotchka' Ivanovna Yakushova (Greta Garbo) a arreglar las cosas. Allí conocerá al Conde Leon d´Algout (Melvin Douglas), un apuesto caballero que le enseñará los encantos de la capital francesa...
El personaje interpretado por Greta Garbo tarda 20 minutos en aparecer en pantalla, tiempo en el que Lubistch desarrolla la trama con mucho más detalle del que sería en principio necesario, convirtiéndose ese metraje en una recreación de cualquiera de sus habituales comedias de situación, con las hilarantes aventuras en Paris de los tres enviados rusos. Tras este primer acto, aparece por fin Ninotchka en la estación de tren.
Su primera aparición en la película con atuendo pseudomilitar transmite rigidez, da una primera impresión del personaje de poder, autoridad y fortaleza. Perspicaz e inteligente, ella reconoce a los tres camaradas y no al revés. Va cargada de dos maletas que nos incita a pensar en la idea de que ella lleva “cargas” y que no es libre, a la vez que autosuficiente.
Su expresión facial es dura y poco amistosa, sin emocionalidad. La primera frase: “No debéis darle importancia al sexo. Venimos a trabajar” deja claro desde el principio sus prioridades, y éstas no son las relacionadas con el sexo en ninguna de sus acepciones. El maquillaje es casi ausente.
Al llegar al hotel observa un sombrero en una tienda. Este simboliza la sociedad capitalista, materialista y frívola que ella detesta, con la frase: “Cómo puede sobrevivir una civilización que deja que sus mujeres se pongan eso”. El mismo sombrero simbolizará más tarde su conversión a ese mismo sistema.
En el primer encuentro con el Conde Leon, ella establece el primer contacto con él, haciéndole una pregunta directa. No se deja ni amedrentar, ni influenciar ni seducir. Parece como si estuviera ajena a los efectos de la seducción masculina.
Inicialmente, el personaje femenino representa la mujer que se relaciona de forma igualitaria y que no sucumbe a los deseos y seducciones masculinas. Esto hace que ella sea vista por el personaje de Leon como un reto, que no puede evitar y cuyo fracaso supondría la pérdida de la identidad masculina basada en la conquista.
El sistema comunista se encarna en Ninotchka, fría, rígida e implacable, mientras que el sistema capitalista está representado por el personaje del Conde Leon d’Algout, seductor, jovial y atractivo. Que Ninotchka sea seducida y embaucada por el Conde, no es más que una representación de los encantos del sistema occidental ante los cuales caerían derrotados los principios comunistas.

La escena que genera un punto de inflexión en el personaje femenino ocurre en un restaurante al que acuden obreros de la ciudad, en el que Leon, que la sigue, aparece, haciéndose el encontradizo. En dicha escena el interés de Leon en provocar la risa de Ninotchka acaba dando resultados. La explosión emocional de ella es el momento en el que percibimos que se siente integrada en la sociedad que inicialmente rechazaba.
Ninotchka anhela vivir la experiencia amorosa que se le ha negado desde los dictámenes de la cultura comunista, y a la que no podía aspirar según el estilo de vida de su país, con lo cual se enfrenta al dilema de elegir entre dos vidas que suponen importantes renuncias y que se excluyen mutuamente.
La protagonista será obligada por la Duquesa Swana a volver a Rusia y renunciar a Leon para poder cumplir con la misión encargada por su país, y por la que llegó a París. De nuevo vuelve a sacrificar algo, esta vez el amor a cambio de su responsabilidad hacia su pueblo. Ya en Rusia, vuelve a vestir con uniforme, sin embargo al haber conocido el amor, la expresión de su rostro no es tan dura y fría como a su llegada a París. Ella ya no es la misma.
Ninotchka vuelve a ver a Leon en Constantinopla. El último traje con el que aparece refleja el difícil equilibrio que parece haber logrado. No es el traje de corte militar del principio de la historia, ni los trajes de París que no reflejaban su verdadera personalidad, el traje incorpora sus ideas y sus emociones, los principios, el amor y la feminidad. Ninotchka ha conseguido ser ella misma, dejando atrás estereotipos.
Marisol
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